Capitulo509
En mi interior, sentía una gran resistencia hacia la idea.

Luna, con una sonrisa encantadora, tomó mi mano cariñosa y me dijo con dulzura:

—Óscar, bobo, tú mismo fue quien lo dijiste. En el futuro, inevitablemente seremos marido y mujer. Así que mi patrimonio también es tuyo.

Negué con firmeza.

—No, mi dinero puede ser tuyo, pero el tuyo no puede ser mío.

Siempre he tenido un poco de orgullo masculino.

Para mí, es normal que una mujer gaste mi dinero, pero realmente yo no puedo aceptar gastar el dinero de una mujer.

Pensándolo bien, saqué todo el dinero en efectivo que tenía conmigo y lo conté de forma minuciosa. Para mi sorpresa, descubrí que llevaba encima más de 15,000 dólares.

Y prácticamente todo provenía de las propinas que me habían dado la señora Elara y Viviana.

No podía evitar sentirme impactado.

Las mujeres adineradas en realidad sabían ser generosas.

Volví la mirada hacia Luna y le dije con determinación:

—Luna, he estado pensando. Si trabajo unos días más y consigo reunir
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