Capitulo451
No pude evitar pensar: ¿Este gato realmente se atreve a gruñirme? Pues bien, ¿qué tal si yo me aprovecho de su dueña? ¿Tienes los suficientes cojones para competir con eso?

Parece que el gato, furioso por mi provocación, estiró sus patas y me arañó.

Inmediatamente me acerqué a la señora Elara para quejarme: —Señora Elara, este gato no para de hacer travesuras.

—¡Pelusa, qué haces! ¡Bájate de ahí!

La señora Elara, sin dudarlo ni por un segundo, empujó al gato con tanta seguridad, obligándolo a bajarse.

Fue en ese preciso momento cuando vi la expresión de un gato que parecía a punto de llorar.

Mi mente se llenó de asombro.

Pensé: ¿Será que este gato está desarrollando cierta conciencia humana? ¡Es capaz de mostrar emociones como una persona!

Este comportamiento me confirmaba aún más que el gato era extremadamente atrevido, y que, además, parecía tener una gran autoridad hacia la señora Elara.

Afortunadamente, el gato había sido castrado, así que incluso si llegara a convertirse en un ser
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