—Empecé desde cero, Óscar. No tuve a nadie más que me respaldara. He tenido que complacer a todos, trabajar duro y construir mi camino paso a paso hasta llegar a donde estoy ahora.—Te lo juro, en todos estos años de matrimonio, jamás hice algo que pudiera considerarse una traición hacia tu cuñada.—Y ahora, ella se lleva todo mi dinero. Dime, ¿cómo quieres que esté tranquilo?Sentí una mezcla de compasión y enojo al escucharlo.Por un lado, lo entendía de todo perfectamente. Como alguien que también viene del campo, sabía lo difícil que era abrirse camino desde abajo.Pero, por otro lado, su afirmación de que mi cuñada había huido con su dinero me enfurecía demasiado.Sí, su esfuerzo había sido enorme, pero eso no se justificaba que dudara de ella.¿Acaso no conocía realmente a su esposa?Yo solo había vivido con mi cuñada unos días, y, aun así, me había quedado claro que era una mujer maravillosa, alguien que jamás había considerado divorciarse de él.¿Y Raúl? En lugar de valorarla,
Sabía que entre mi cuñada y yo nunca podría pasar algo más, y que ella tampoco tenía intención alguna de divorciarse. Pero lo único, que ella deseaba era ayudarla a mantener un matrimonio lo más consistente y agradable posible.La mejor manera de lograrlo era despertar en Raúl un sentimiento de culpa que lo motivara a tratarla mejor, a ser más atento con ella en el futuro.Cuando sentí que el momento era el adecuado, le dije:—Sabes que mi cuñada no lo está pasando del todo bien, y aun así no la tratas como se lo merece. No solo eso, también la manipulas. Honestamente, no pareces un hombre.—Si no fuera porque eres mi hermano, créeme que ya te habría dado una buena paliza.Raúl, con un tono arrepentido, respondió:—Óscar, sé que he estado mal. Fue gracias a ti, y a tus palabras, me he dado cuenta de todos mis errores. Si no fuera por lo que me dijiste, probablemente seguiría cegado por mi orgullo y arrogancia.En el fondo, sentí un ligero remordimiento, porque sabía muy bien que, a esp
—¡Ay, no quiero! Alguien podría vernos, —dijo una muchacha con un tono que parecía una mezcla de rechazo y encanto.—No te preocupes. Es temprano y nadie viene por aquí a estas horas, — respondió el joven con confianza.—De todas formas, no deberíamos… ¿y si alguien nos ve? insistió la muchacha, aunque su tono era menos seguro.—No hay y sí. Anda, ven aquí, — dijo el joven, claramente ansioso, mientras levantaba la falda de la muchacha.Al ver eso, rápidamente me aparté y me escondí detrás de un árbol. Pensé entre sí : ¿De verdad no pueden hacerlo en su casa? ¿Por qué tienen que venir al parque tan temprano por la mañana?Lo peor era que estaban en un lugar público, expuestos a cualquiera que pasara por ahí. ¿Acaso no les preocupaba que alguien los viera?Sin querer, yo había presenciado todo, lo que me había hecho sentir muy incómodo.Decidí marcharme en completo silencio, fingiendo que no había visto nada.Pero justo cuando iba a irme, noté a alguien más cerca de allí. Era un tipo qu
Una de las mujeres que se encontraban en el lugar llevaba una gorra y una mascarilla que cubrían casi toda su cara, y estaba envuelta de manera que parecía ser una momia, aunque definitivamente no era Viviana.A Viviana la reconocería al instante por su comportamiento y su expresión inconfundible.Ella en cambio, tenía un aire más precavido y distante, con una actitud que expresaba nerviosismo, como si temiera ser vista por alguien.La otra muchacha, en diferencia a ella, era mucho más atrevida. Vestía una chaqueta y unos pantalones de cuero, reflejando una imagen atrevida y moderna. Sin embargo, era muy delgada y tenía unos senos muy atractivos y llamativos.A esa hora de la mañana, casi no había clientes. Los masajistas, como de costumbre, estábamos sentados en la sala principal, esperando ser elegidos.La muchacha de cuero inspeccionó la sala con la mirada y finalmente se detuvo frente a mí.—Tú me pareces muy encantadora, cariño. ¿Qué opinas? —dijo, dirigiéndose a la mujer en forma
Si Fuera mi cuñada, Luna, Paula o hasta María, todas tenían unos cuerpazos: curvas definidas, y figuras perfectamente, determinadas y deslumbrantes.En comparación, con la figura de esta joven de la chaqueta de cuero era algo que no había visto antes. Tan delgada que casi no tenía curvas, pero al mismo tiempo tenía un estilo único y llamativo.Sin embargo, aunque su cuerpo era delgado, no era del todo atractivo. Al contrario, esa delgadez realzaba su imagen llamativa y atrevida.Además, jóvenes como ella, con ese estilo rebelde y moderno, no necesitan un pecho grande. Si lo tuvieran, podrían parecer demasiado sensuales, algo que no iría con su actitud.Unos senos más pequeño, en su caso, parecía perfecto, agrego un aire de buen gusto y elegancia.Incluso recordé que en algunas películas de pasión que había visto antes, no todas las actrices los tenían senos tan grandes. Algunas eran más pequeñas que otras, pero igualmente destacaban un encanto irresistible.Al final, todo se reducía a
Parecía como si María me estuviera advirtiendo que no me aprovechara de su amiga.En mi mente, pensé: María, si ni siquiera voy a dejar pasar la oportunidad contigo, mucho menos con tu amiga. Ustedes mismas han venido hasta aquí por su cuenta, así que no pueden culparme de nada.Con esa idea en mente, comencé a trabajar.Pero, para ser justo, no lo hacía únicamente para aprovecharme de la situación. También estaba enseñándole a Natalia cómo realizar los masajes en los puntos más sensibles, dónde estaban localizados y cuál era la técnica correcta.Aunque los senos de Natalia eran pequeños, pero debo que admitir que eran adorables y tenían su encanto.De hecho, me sorprendí pensando que realmente me gustaba.No pude evitar preocuparme un poco. Si algún día se casaba y tenía hijos, ¿podría alimentar muy bien a su bebé con leche de esos dos limoncitos?—¡Ah! De verdad se siente emocionada, María. ¡Está funcionando!— exclamó Natalia, emocionada.El masaje en los puntos más sensibles tiende
Eran las once de la noche.Yo estaba corriendo por el parque justo debajo del edificio donde vive mi hermano.De repente, escuché el susurro de una pareja desde los arbustos.—Raúl Castillo, ¿qué pasa con tu hombría? Dices que en casa no puedes tener una erección, pero ahora que hemos salido y cambiado de ambiente, ¡sigues igual!Al escuchar esas palabras, reconocí la voz de inmediato. ¡Era ni mas ni menos que Lucía González, mi cuñada!Raúl y Lucía habían salido a cenar, ¿cómo es que ahora estaban en el parque, escondidos entre los arbustos?Aunque nunca he tenido novia, he visto bastantes videos educativos para adultos, así que entendí rápidamente que estaban cambiando de lugar para hacerlo a lo salvaje.Nunca pensé que fueran tan atrevidos, pero… ¿hacerlo en el parque? ¡Esto ya era algo salvaje de por sí!No pude resistir la tentación de acercarme un poco más para escuchar mejor.Lucía era muy hermosa, y tenía un cuerpo increíble. Escuchar sus gemidos siempre había sido una fantasía
—Luna, ya llegaste, pasa y siéntate.— Mientras me preguntaba qué estaba pasando, mi cuñada se acercó con mucha calidez y le habló a la mujer.Bajo la invitación de mi cuñada, ella entró a la casa. Mi cuñada nos presentó mutuamente.Al parecer ella era su amiga cercana, se llamaba Luna Iraola y vivía al lado.—Luna, este es Óscar Daniel, el hermano menor de Raúl del mismo pueblo. Llegó ayer.Luna me miró con una expresión curiosa, luego sonrió y dijo: —¡No esperaba que el hermano de Raúl fuera tan joven y guapo!—Óscar acaba de graduarse de la universidad, claro que es joven. Y no solo es joven, ¡también es muy fuerte!No sé si fue mi imaginación, pero sentí que Lucía lo decía con una intención especial, incluso lanzó una mirada a cierta parte de mi cuerpo. Me sentí muy incómodo.Luna me examinaba de arriba abajo y preguntó: —Lucía, ¿ese masajista del que hablabas, no será tu hermano?—Exacto, es Óscar. De pequeño aprendió masaje con nuestro abuelo durante muchos años, ¡es muy hábil con