Después de todo, con una mujer tan hermosa como Viviana, incluso el simple hecho de sostener su mano ya me parecería algo imposible.Ni hablar en hacer algo más íntimo y vergonzoso.Pero no podía perder la cabeza.Esta mujer no era alguien común y corriente; era una persona completamente fuera de mi alcance, alguien con quien jamás podría cruzar esa línea.Un momento de placer, por emocionante que fuera, no valía absolutamente nada comparado con mi vida.Soy joven, no estoy casado, no tengo hijos, y definitivamente no quiero terminar muerto o cagando en bolsa a tan temprana edad.—Te lo digo en serio, si me ayudas, yo también te ayudaré.— Viviana no se rendía y continuaba hablando con un tono muy dulce, casi suplicante.En mi mente repetía una y otra vez: No la escucho, is oídos son oídos de palo, seguro está mintiendo.Usé esta frase como un escudo mental, repitiéndola una y otra vez, hasta que finalmente logré resistir las tentaciones de Viviana.Al notar que no cedía, Viviana empezó
Viviana me golpeaba, pero poquito, , y yo simplemente aguantaba. Pero si sus golpes se volvían más fuertes, me vería obligado a esquivarlos.Poco a poco, no sé cómo ni por qué, la situación terminó pareciéndome más un juego de coqueto entre los dos.Ella ya no estaba tan molesta, y yo tampoco me sentía tan nervioso como al principio.Decidí hablarle con calma para tranquilizarla:—Viviana, de verdad, creo que deberías dejar de comportarte de esa manera. Al final, no hay hombre que tolere que su mujer lo traicione. Si el señor Mikel llegara a descubrir esto, estaríamos complemente perdidos.Por fin, Viviana pareció recuperar la compostura. Dejó de insultarme y de intentar seducirme.Con un tono muy serio, respondió:—¿Y qué importa? Prefiero lanzarme sobre sus manos que seguir viviendo como un perro de la calle.En mi mente pensé: ¿Un perro callejero? ¿Tú? Si te pasas la vida disfrutando y viviendo de lo más cómoda y tranquila.—¿Qué es esa mirada? No me crees, ¿verdad?Sacudí la cabeza
¡De verdad que mi vida no es nada fácil!Solté un suspiro repentino en silencio.De cualquier forma, al menos había logrado convencer a esta mujer, o eso creía yo.—Óscar,— llamó Viviana de repente, pronunciando mi nombre con su tono característico.Me apresuré a responder:—¿Eh? Viviana, ¿qué pasa? ¿Qué necesitas?—Es que todavía te quiero, ¿qué voy a hacer con eso?El alivio que había sentido hace un momento desapareció de golpe. Sentí cómo mi corazón volvía a acelerarse, como si me encontrara al borde de un precipicio. Rápidamente respondí:—¡Viviana! Tienes que olvidarte de esa idea en lo absoluto. Piensa que ahora soy como unallegado. ¡Una persona tan cercana no puede enamorarse tan facil!—Pero tú no eres mi hermano de sangre, solo eres mi hermanito de mentiras.—Y justo por eso sería aún más emocionante.Al darme cuenta de que Viviana volvía a entrar en su en su modo habitual, me apresuré a decirle:—Sí, puede que sea emocionante, pero cuando se pasa del límite, las cosas se com
No es que le tuviera miedo a Manuel, pero de lo que si tenía mucho miedo era que él pudiera usar lo que sucedió en el pasado con Viviana en mi contra.Lo que en realidad me preocupaba no era Manuel, sino el tipo que estaba detrás de Viviana: ¡Mikel!Tenía que estar alerta, prevenir cualquier problema antes de que sucediera.No podía permitirme distraerme demasiado con estos pensamientos.Después de todo, Manuel no era un verdadero tipo, y nunca sabía si podría intentar traicionarme a mis espaldas.Sin embargo, al reflexionar un poco más, me dije entre sí: ¿Quién crees que es Mikel? Él es una figura de poder, un verdadero titán. Manuel, siendo una insignificante hormiga, no podría siquiera acercarse a él, mucho menos hablarle.Con ese pensamiento, me tranquilice un poco.Decidí no prestarle más atención a Manuel y volví a mi sala privada.Por la tarde, atendí a tres clientas seguidas. Todas eran mujeres jóvenes, guapas, con cuerpos que parecían ser de artistas.Mientras trabajaba y gana
Simplemente no podía aceptar el hecho de que Paula me hubiera tratado como si fuera un simple juguete, algo con lo que divertirse y luego desechar.Me sentía muy dolido.Sin embargo, traté de convencerme a mí mismo de que Paula siempre había sido ese tipo de mujer, y tras haber descubierto su verdadera naturaleza ahora, en lugar de haberla descubierto más adelante, era suerte haberla descubierto .Esto era lo que llamaban o solían llamar corta las cosas a tiempo.Pensar de esa manera hizo que el dolor en mi pecho disminuyera un poco, aunque no del todo.Pero si no iba a casa de Paula, ¿a dónde podía ir?Decidí enviarle un mensaje por WhatsApp a mi cuñada para preguntarle si ya había regresado. Ella me respondió que aún no lo hiciera.Así que descarté la idea de ir a casa de mi cuñada.¿Entonces debería ir a casa de Luna?La verdad es que quería buscar a Luna. Pero había un problema: su casa estaba demasiado cerca de la de Raúl.Si Raúl llegaba a descubrir que yo estaba en casa de Luna
—¡Él se encuentra todo drogado! Si me atrapa de nuevo, me matará. — La mujer estaba completamente aterrada y se escondía detrás de las cortinas mientras gritaba desesperada, esperando que yo pudiera ayudarla.Al principio, pensé en intervenir para ayudarla, pero cuando escuché que el tipo estaba muy drogado, de inmediato descarté cualquier idea.Ese tipo ya se veía peligroso de por sí, y ahora, bajo los efectos de las drogas, seguramente se traería a hacer cualquier cosa. Si me enfrentaba a él, ¿y si me atacaba también?Esto no sería cobardía, sino sentido común. No veía la necesidad de jugar al héroe en semejante situación.Primero, esa mujer no parecía ser normal—respetable—. Si había llegado al punto de acostarse con ese hombre, claramente había algún tipo de conexión entre ellos.En segunda parte, aunque soy joven, no tengo experiencia alguna en peleas. Ese calvo, en cambio, se veía como alguien que estaba acostumbrado a resolver las cosas de manera violenta. En una pelea directa y
Sabía perfectamente que aquellas mujeres de limpieza estaban molestas porque las había llamado a esa hora para limpiar la habitación.Para no incomodarme más ni a ellas ni a mí mismo, decidí salir. Pensé que lo mejor sería ir a cenar algo y regresar más tarde, cuando ellas ya se hubieran ido. Así me ahorraría el mal rato de seguir viendo sus caras de disgusto.No suelo hospedarme en hoteles. De hecho, aparte de aquella vez que fui con María a un hotel, esta era la única ocasión que lo veía.La diferencia entre ambos alojamientos era abismal: desde el precio hasta la experiencia.Después de esto, me prometí a mí mismo que jamás volvería a quedarme en uno de estos hoteluchos de mala muerte, pero baratos.Caminando, encontré un puesto en el mercado nocturno y pedí un poco de carne asada y algo de alcohol.Aunque a simple vista parecía que estaba disfrutando de la noche, no podía evitar sentirme solo. Comer en esa condición me resultaba incomodo, en silencio y sin compañía, hacía que todo
Probablemente mi mal humor de esta noche tuvo que ver en gran parte en cómo me sentía. Descubrir la verdadera cara de Paula y verme en una situación tan solitaria como esta no hacía más que aumentar mi necesidad de buscar un abrazo cálido y reconfortante.La opción de buscar a mi cuñada estaba descartada, porque entre nosotros siempre estaría Raúl, interponiéndose de una manera o otra.Solo Luna podría ofrecerme ese refugio incondicional que necesitaba en este momento.Cuanto más lo pensaba, más claro lo tenía: tener a Luna a mi lado me daba una especie de seguridad, como si con ella pudiera encontrar mi lugar en esta ciudad.—Óscar, si te sientes mal, ven. Las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti.— Luna, como siempre, era increíble. Siempre pensaba en mí antes que en cualquier otra cosa.Sonriendo, le pregunté:—¿Y no tienes miedo de que tu prima descubra lo nuestro?Luna respondió con tranquilidad:—Claro que me preocupa, pero tarde o temprano tendremos que hacerlo púb