—¿Ah?¿Yo había dejado algo en casa de María? ¿Qué podría ser entonces?No tenía ni la menor idea, pero el simple pensamiento de ello me inquieto.Al poco tiempo, María salió de su dormitorio sosteniendo algo en la mano.Para mi sorpresa, lo que llevaba era una media.Y no era cualquier tipo de media: era una de las mías.—¿La reconoces? — me preguntó, mirándome directo a los ojos.Me puse visiblemente nervioso. —¿Yo? ¡Imposible! Ese tipo de medias son súper comunes, los venden en cualquier tienda. Además, hoy en día la gente tiende su ropa dentro de casa. ¿Cómo podría saber qué usa alguien más?—Puede ser. Quizá estoy pensando demasiado las cosas, — murmuró María para sí misma, algo pensativa.Por mi parte, no quería seguir en su casa ni un segundo más. Sentía que, cuanto más tiempo pasara allí, más probabilidades tenía de delatarme de alguna manera.—Bueno, ¿tienes algo más que necesites? Porque si no, creo que ya me voy, — dije, buscando desesperado una excusa para escapar.Pero Mar
—¿En serio te estás riendo? — dije, un poco molesto.—Vaya, parece que eres demasiado serio para este tipo de cosas, — respondió María, aún sonriendo: —Cuando digo que quiero hacer el amor contigo, no es por vengarme de ese bobo idiota de mi ex. Es simplemente porque quiero satisfacer mi deseo carnal. Así de sencillo.Su explicación me dejó al instante desconcertado.—¿Ah?Me di cuenta de que había malinterpretado por completo sus intenciones.Lo que María decía tenía sentido: era solo un impulso natural, algo que le pedía su cuerpo. Al fin y al cabo, tanto hombres como mujeres tienen necesidades sexuales, y no hay nada extraño ni vergonzoso en querer satisfacerlas.Avergonzado, me rasqué un poco la cabeza y, con el rostro enrojecido, balbuceé: —Pero... tú no sueles ser así. Que de repente me digas este tipo de cosas... es demasiado para mí. No sé cómo reaccionar a ello.María dejó escapar un leve gruñido y dijo: —Eso es porque desde el primer día que comenzaste a trabajar aqui, te atr
—¿Quieres ver algo aún más excitante? — María, recostada sobre mí, me preguntó con una voz sugerente.Acepté con entusiasmo, incapaz de controlar mi creciente expectativa.En ese preciso momento, mi mente estaba invadida por completo la emoción y la anticipación. Ya nada más importaba, ya yo estaba perdido.—Entonces espérate tantito, — dijo ella con una sonrisa traviesa.Como una gata juguetona, se deslizó fuera de mi cuerpo y bajó de la cama.Mi corazón latía con fuerza, y una idea emocionada me cruzó de inmediato por la mente: ¿Acaso planea mamármela?Mi cuerpo entero se tensó con anticipación, listo para disfrutar cada segundo.Pero, para mi gran desconcierto, María no hizo eso. En cambio, se dirigió hacia el escritorio, donde encendió su portátil.No entendía qué estaba pasando. ¿Qué está haciendo ahora? pensé.Pero, pronto lo descubrí.María había puesto un video porno, y no era cualquier video. Mostraba posiciones sexuales increíblemente difíciles, cosas que nunca había visto.M
—¡Tu problema es que eres demasiado voluble, demasiado poco amable y nada considerada! — solté sin miramientos, mi voz llena por completo de frustración.—Dices que no eres una persona dominante, pero todo lo que haces muestra precisamente lo contrario.—Con una personalidad como la tuya, ningún hombre podría soportarte.—¡Cállate de una buena vez!Nuestra discusión se tornó cada vez más intensa, las palabras lanzadas con una mezcla de enojo y desprecio.En ese preciso momento, las imágenes del video porno seguían mostrando escenas bastantes salidas de tonoPor dentro, yo ya estaba ardiendo. Sentía una fuerte mezcla de ira y excitación que me consumía, mientras los gemidos provenientes del video solo empeoraban aún más la situación.Mi pene estaba terriblemente tenso, y mi cuerpo clamaba por liberación.Pero algo en mí tenía claro que esa liberación no podía ser con la mujer que tenía enfrente.No quería volver a involucrarme con María. Solo quería alejarme lo más rápido posible de ell
—¿Qué harían pues en el Padrón Municipal? Pues claro, ¡tramitando el cambio de titularidad de la casa!—¿Eric accedió a transferir la propiedad a nombre de Luna? — pregunté, algo ansioso.Paula suspiró furiosa al otro lado del celular. —¡Por supuesto que no! Ese maldito de Eric se niega rotundamente a ofrecer cualquier tipo de compensación. Incluso el muy malnacido dijo que lucharía contra nosotras hasta el final.—Estoy intentando que mi esposo hable con él para ver si podemos negociar algo y lograr que la casa quede a nombre de Luna.Ah, ya entiendo.—¿Y qué dice tu esposo? ¿Crees que esa idea sea factible? — pregunté con genuino interés, realmente preocupado por Luna. No quería que ella terminara perdiendo tanto emocional como materialmente.Si ya no podía recibir amor de ese miserable, al menos debía recuperar lo que le correspondía.De ninguna manera podía permitir que ella saliera tan perjudicada de todo esto.Paula respondió: —Estamos intentando mover algunos contactos. Pero bue
—Bueno, — dije: —en realidad, ahora hay muchos hospitales con reputación mucho mejor que la del Hospital Central. De hecho, el doctor Sebastián, de nuestro departamento, me recomendó un lugar. En unos días iré a dar una vuelta por all.—¿Te refieres a ese señor mayor que te entrevistó?—Sí, a ese mismo.—Pues parece que ese viejo tiene una excelente opinión de ti.—Sí, lo admito, siempre fue amable conmigo. Lo que me da pena es que, durante mi tiempo en el hospital, no lo traté como debería. Ahora que lo pienso con detenimiento, fui bastante grosero con él. Yo, un simple interno, atreviéndome a ser tan poco respetuoso con un jefe de departamento. Y, aun así, nunca sugirió despedirme ni me puso en problemas. Fui en ese tiempo demasiado inseguro e ignorante.Mi cuñada esbozó una sonrisa y comentó: —Es bueno que tengas la capacidad de retrospección y te des cuenta de esas cosas. Eso demuestra que estás madurando. Cuando tengas la oportunidad, deberías agradecerle como corresponde.—Sí, ti
—¿Qué secreto puede ser tan importante que ni siquiera mi cuñada lo sabe, pero que yo debo saberlo?La forma en que mi hermano lo dijo era, sin duda alguna, algo extraña.Lo miré, esperando que continuara con la explicación, pero en ese momento mi cuñada se acercó y rompió el momento.—¿Ya están listos los dos? Si es así, vamos saliendo ya, — dijo ella con una linda sonrisa.Mi hermano cambió de repente de actitud en un instante. Con una naturalidad asombrosa, respondió: —Sí, ya estamos listos. Óscar y yo estamos perfectos. Oye, ¿por qué no llamas a Luna y le preguntas dónde están?No podía evitar admirar la capacidad de actuación de mi hermano. Era bastante de admirar cómo podía pasar de un aire misterioso a una actitud sumamente relajada y jovial sin que pareciera forzado ni siquiera en lo más mínimo.Un segundo antes estaba compartiendo algo confidencial conmigo, y al siguiente estaba bromeando con mi cuñada como si nada hubiera pasado.Definitivamente, mi hermano ya no era el mismo
Es decir, mi hermano quería que yo tomara su lugar y tuviera relaciones sexuales con mi cuñada en su nombre.¡Pero eso sería una completa mentira!Le respondí con rapidez: —Hermano, eso es una completa locura.Mi hermano me miró con una mezcla de súplica y desesperación, y luego me envió otro mensaje: —Óscar, esta es mi realidad ahora. Si no me ayudas, mi única opción será divorciarme de tu cuñada. ¿De verdad puedes soportar vernos terminar de esa manera?Claro que no podía.Pero no entendía por qué no podía ser honesto con mi cuñada. Tal vez ella lo entendería.Compartí esta idea con mi hermano, pero su respuesta fue firme y rotunda:—No puede ser. Tu cuñada preferiría mejor perderme a no tener un hijo. Tú no sabes lo mucho que quiere ser madre. Le apasionan los niños, Óscar. Me he quedado completamente sin opciones. Por eso te estoy pidiendo esto, aunque lo veas tan descabellado es mi única opción. Hazlo por mí, por favor.Sus palabras tenían un peso enorme en mi.Él era mi hermano,