—Christian, la moda de la ropa cambia cada año y los estilos son fáciles de quedarse antiguos. Por ahora, solo necesitamos comprar un conjunto. No es necesario comprar tantos conjuntos—, dijo Paula con una sonrisa forzada.

—No importa, tengo pocas prendas de vestir, así que no hay problema en comprar varios conjuntos a la vez—, respondió Christian sin preocupación.

—Pero...—, Paula ya no podía seguir riendo. Quería persuadir a Christian para que no comprara tantas prendas innecesarias, pero fue interrumpida por él antes de poder decir nada más.

—No hace falta que hables más, ya he tomado mi decisión. Así será.

—Señorita vendedora, quiero todas estas prendas. Por favor, ayúdeme a empacarlas—, dijo Christian con gran entusiasmo.

—¡Claro! —, respondió la vendedora emocionada. Nunca había tenido un cliente tan generoso como Christian y se dio cuenta de que probablemente era un joven rico sin preocupaciones económicas. Su actitud hacia él se volvió aún más cálida y servicial. Con una