—Pero tú, ¿acaso has perdido tu conciencia?

Isabel se indignó más y más, defendiendo a Christian.

—¿Qué?

—Él me recomendó y además quería compartir el mérito conmigo.

—¡Esto... esto no puede ser!

Pablo quedó sorprendido, como si hubiera sido golpeado por un rayo, quedó paralizado en el acto.

—No hay nada imposible.

—Si no me crees, puedes preguntarle a la presidenta López.

Dijo Isabel fríamente.

Carmen asintió con la cabeza.

—Lo que dice la asistente Sánchez es cierto.

—En ese momento, ella y Christian te habían recomendado juntos diciendo que tenías talento, yo estaba considerando que el gerente de la Segunda Fábrica, el gerente Borges, se retiraría en un mes, por lo que planeaba colocarte en su posición.

—En cuanto a lo de que Christian quería dividir la participación en las ganancias contigo al 50 %, también es cierto, pero los derechos de participación en las ganancias de la empresa no son una cosa de críos y en ese momento no estaba de acuerdo.

—Esto...

Pablo estaba completamente