En ese momento, ella se derrumbó por completo, como si su corazón estuviera sangrando, como si un cuchillo la atravesara.

—Christian, ¿qué te pasa? ¿Estás bien?— Carmen se alarmó y rápidamente se acercó para ayudar a Christian a levantarse.

—Maldición!

—¿Christian, te has vuelto loco?

—¿Por qué no te esquivaste antes?—Lucía preguntó enojada, con lágrimas de preocupación brotando en sus ojos.

Por un momento, ella quería acercarse para verificar las heridas de Christian, pero cuando vio a Carmen junto a él, detuvo sus pasos.

—Lucía, ¿has terminado de causar problemas?—suspiró profundamente Christian con un tono amargo.

—¡No lo he hecho!

—Mientras no vuelvas a mi lado, te odiaré por siempre, toda mi vida—dijo Lucía apretando los dientes, con lágrimas cristalinas que revelaban su dolor y vulnerabilidad interior.

—Lucía, lo siento mucho, todo esto es culpa mía—respondió Christian.

—Si golpearme varias veces alivia tu dolor, entonces sigue golpeándome hasta que estés satisfecha—dijo Christia