—¡Benicio, me has obligado a hacerlo!

Christian tenía un rostro frío, y en sus ojos destelló un aura asesina.

El poder del otro era demasiado fuerte, y además, estaban en clara desventaja numérica. No era algo que él pudiera enfrentar solo.

En este momento crítico, solo le quedaba usar su última carta, el ataque que el Venerado le regaló.

Este ataque no discriminaba y tenía un alcance amplio. Quizás podría resolver la situación con los dos Protectores y Benicio frente a él con un solo movimiento.

Sin embargo, Aurelio estaba ocupado luchando con los dos Protectores en ese momento. Si Christian lanzaba su ataque, Aurelio también tendría dificultades para sobrevivir.

Al darse cuenta de esto, se apresuró a decirle a Aurelio: —¡Aurelio, retrocede rápidamente! Deja que yo me encargue de estos dos Protectores de frente!

Estas palabras dejaron a todos en shock.

Todos miraron a Christian con incredulidad. Aunque su habilidad no era despreciable, los dos Protectores eran poderosos Semi-Nivel del