—No, Christian dice que tiene confianza en poder curar tus tres meridianos bloqueados. Quiero que le permitas intentar tratarte— explicó Herminio, describiendo la situación de manera concisa y clara.

A pesar de que no creía en las habilidades médicas de Christian, como mencionó anteriormente, dadas las circunstancias actuales de su hermana, no había ningún inconveniente en que Christian lo intentara.

—¿Él puede curar mi enfermedad? ¿En serio? — Leocadia estaba muy sorprendida, y de inmediato sus ojos se iluminaron con un brillo radiante, pero pronto se desvaneció.

Después de todo, había estado lidiando con su enfermedad durante más de veinte años y había perdido por completo la esperanza, después de pasar por una serie de decepciones. Con el tiempo, se había vuelto insensible y no se atrevía a tener muchas esperanzas en Christian.

—Leocadia, no te preocupes, haré todo lo posible— dijo Christian con una suave sonrisa, comprendiendo los sentimientos de Leocadia y sin decir nada más.

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