En este momento, en la zona de subastas, se exhibían varias docenas de jade de alta calidad, cada uno de los cuales había sido cortado y pulido. Junto a cada pieza de jade, se indicaba su precio, que variaba de varios millones a decenas de millones, dependiendo del tamaño y la calidad del corte.

Dado que estas piedras de jade eran bastante caras, la mayoría de los clientes eran personas adineradas, celebridades o jóvenes aristócratas vestidos con ropa elegante. Cuando Christian, Carmen y los demás entraron en la zona de subastas, los clientes que habían estado observando la zona de apuestas pronto notaron su presencia.

Después de presenciar cómo Christian descubrió el jade multicolor, muchos de ellos se dieron cuenta de que tenía un ojo excepcional para el jade. Ahora que lo veían entrar en la zona de subastas, como si estuviera planeando continuar su búsqueda de piedras, sintieron curiosidad y lo siguieron. Querían ver si Christian podía encontrar más jade de alta calidad.

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