—Cualquier habilidad que tengas, adelante, ¡muéstrala! Quiero ver de lo que eres capaz —Christian desafió a Urbano con desdén ante sus amenazas.

Al escuchar estas palabras, Isidora y Octavio quedaron sorprendidos. Especialmente Octavio, quien había subestimado a Christian todo el tiempo, pensando que era solo un campesino de Ciudad Baja. Pero ahora, con Urbano, el gran hijo de la familia Figueroa y el futuro heredero de la familia, ni siquiera él se atrevía a provocarlo fácilmente. Sin embargo, Christian se atrevía a desafiar a Urbano con desvergüenza. Octavio se preguntaba de dónde sacaba Christian tal valentía.

—Christian, olvídalo, de todos modos, las posibilidades de que esta piedra de jade rojo produzca un tricolor son escasas. Si Urbano la quiere, dásela —Isidora aconsejó rápidamente. A pesar de ser la primogénita de la primera rama de la familia Rivera, no era la heredera designada debido a su género. Comparada con Urbano, ella estaba en desventaja tanto en términos de posición