Mientras que Sophia apuntaba directo a la cabeza de Paolo, él simplemente mostraba tranquilidad.—El exceso de grasa que hay en tu cuerpo ha afectado tu cerebro —comentó Paolo—. Baja ya la maldita pistola, porque no lograrás conseguir nada, si acabas con mi vida estarás desatando la furia del abuelo, tu vida tendría un cronómetro con tiempo limitado de tu existencia, y todo será tan cruel que tendrás que morir de la peor manera por haberte metido con la familia más poderosa. —Ya no le tengo miedo a la muerte, Alessandro es todo lo que me queda y si él muere ya no tendría por quien vivir, y aunque te esfuerces en demostrar que no tienes miedo, en tu interior sabes que tienes más que perder de lo que presumes —habló Sophia mientras que su mano temblaba. —Baja la maldita pistola o me veré obligado a acabar con tu vida —aseguró Paolo. —Eso no sucederá, una vez que intentes levantar tu mano abriré fuego en tu contra, he prometido vengar la muerte de mis padres y la hora ha llegado —por
Sophia en compañía de Daniele y otros cuántos hombres se dirigieron al hospital, al llegar allí ella descendió del auto y fue a toda prisa hacia el interior, las enfermeras de inmediato la reconocieron y la acompañaron hasta la habitación donde se encontraba Alessandro. Al llegar a la puerta conectaron sus miradas, él le brindó una sonrisa y de inmediato Sophia se acercó a la cama, con el mayor de los cuidados lo abrazó, unas cuantas lágrimas rodaron por sus mejillas mientras que con sus manos acarició su rostro.—¡Creí que te iba a perder! —exclamó ella rompiendo en llanto—. Ante el simple hecho de contemplar que tendría que estar sola era una tortura, los médicos quedaron sorprendidos porque sobreviviste luego de aquel impacto, después de tanta desgracia el hecho de que estés con vida es un regalo. —¡Sophia!, mi vida, mi amor —habló Alessandro en voz baja—. No quiero estar lejos de ti, aunque no me des el hijo que necesito quiero estar a tu lado por el resto de mi vida, tu compañí
“Nueva York”Sophia se encontraba en la oficina trabajando como siempre lo solía hacer, hasta que una llamada que le comunicó la asistente interrumpió sus labores.—Hola —respondió ella mientras recostó la espalda en la silla.—Soy el detective Oliver Davis, ¿me estoy comunicando con la familia Adams? —Sophia arrugó sus cejas ya que no lograba comprender cuál era el motivo de aquella llamada. —Así es, ¿en qué le puedo ayudar? —preguntó ella al instante. —Lamento darle esa terrible noticia, pero el señor y la señora Adams han perdido la vida en un terrible accidente. Luego de escuchar aquellas palabras el rostro de Sophia cambió repentinamente, ella sentía que el aire se agotaba y respirar le costaba. Esas palabras se repetían una y otra vez en su cabeza.—¿Qué?, pero... ¿qué ha dicho? —preguntó ella con sorpresa mientras se levantó de la silla—. Es imposible y difícil de creer, hace unos pocos minutos ellos estuvieron conmigo —aseguró Sophia con sus ojos húmedos. —No le miento, en
“Palermo - Italia”En el interior de la propiedad de la familia Morelli todos se encontraban agitados, ya que en el lugar se iba a llevar a cabo una reunión bastante importante y muy decisiva que afectaría el futuro de todos, en aquella familia tan poderosa se encontraba al frente Vittorio Morelli, un hombre de 67 años quien estaba próximo de perder la vida debido a su vejez.—Darío, Darío... —llamó con poca fuerza Vittorio a su abogado y hombre de confianza. —Sí señor, lo escucho estoy aquí a su lado —respondió Darío y se levantó de inmediato de aquel cómodo sofá donde acompañaba de manera fiel a su jefe. —Ayuda a levantarme de esta cama, quiero que cuando ellos lleguen me encuentren en la sala y no vean el deterioro de mi estado de salud —Darío asintió y de inmediato llamó a otros cuantos hombres para que se hicieran cargo de la orden del jefe. Unos cuantos minutos más tarde en la puerta principal se encontraban autos de lujo, del interior descendieron varios hombres, quien se en
“Nueva York”Luego de que Sophia condujera por largas horas sin sentido alguno decidió detenerse para pasar la noche en un hotel, su estómago gruñía del hambre y necesitaba pensar con calma y saber que hacer de ahora en adelante con su vida.Una vez que ingresó al hotel y llegó la hora de pagar por el servicio ninguna de sus tarjetas se encontraba con fondos, Sophia no lograba comprender lo que estaba sucediendo, en su bolso no tenía suficiente efectivo para pagar, así que sin otra salida tuvo que salir con la cabeza baja aguantando las burlas del personal de aquel hotel.Sophia decidió regresar a su apartamento, allí tenía dinero suficiente para sobrevivir mientras solucionaba el problema con las tarjetas; lo peor llegó una vez que se encontró en la entrada principal del edificio donde ella residía.—Señorita Sophia, nos han dado la orden de no permitirle el ingreso, según nos informaron usted ya no tiene ningún derecho de ingresar en este lugar, no se moleste con nosotros, solo hace
Sophia no podía creer lo que estaba viendo, con la mano que tenía libre limpió las lágrimas que cubrían sus ojos para fijarse una vez más en la persona que trataba de acercarse. —¡Alto!, por favor no continúe, juro que sí lo hace no dudaré en lanzarme —aseguró Sophia con la voz temblorosa, pero aquel hombre pasó por alto sus advertencias. —Lo pude ver todo, la persona que se estrelló contra su auto lo hizo a propósito, una vez que logró conseguir su cometido bajó del auto y subió a otro que esperaba por él —Sophia no lograba comprender aquellas palabras.—¿Qué está diciendo? —preguntó—. Si está actuando de esta manera para llamar mi atención e impedir que me lance del puente le aseguro que está equivocado —aseguró Sophia y se acomodó para lanzarse. —Me gustaría saber, ¿qué clase de problemas tiene una mujer como usted además del sobrepeso para que esté resuelta a lanzarse de este puente? —aquella pregunta hizo que Sophia negara con su cabeza.—Es claro que solo es un idiota más, he
Palermo - Italia.Luego de un largo viaje, Daniele se ha hecho cargo de las heridas de Sophia, ella no ha dejado de pensar en las consecuencias de haber aceptado un trato con un hombre que ni siquiera conocía, pero al mismo tiempo tomó valor para conseguir su venganza. —¿A dónde vamos? —preguntó Sophia a Daniele.—Aún no lo sé con exactitud, el jefe no suele darnos información que no es necesaria y que pone en riesgo su vida —respondió Daniele.—¿Quién es usted? —cuestionó Sophia.—Soy Daniele, el hombre de confianza, la persona que se encarga de la seguridad de Alessandro Morelli, si alguien intenta hacerle daño no vive para contarlo —aseguró Daniele y Sophia pasó saliva. El avión aterrizó en una pista privada, unas camionetas se encontraban allí disponibles para recogerlos, Sophia al observar a su alrededor comprendió que estaba caminando en el mismo infierno, los hombres que se encontraban a su alrededor no se molestaban en ocultar las armas, en sus rostros dejaban ver que no era
Sophia luego de bajar de aquella camioneta dio unos cuantos pasos, el lugar se encontraba decorado, trago saliva al notar la cantidad de personas que se encontraban esperando para su boda.En el lugar se encontraba Alessandro, Vittorio, Paolo, Dario y por supuesto todo el personal de seguridad de aquellos hombres poderosos, las miradas de odio y rencor entre Paolo y Alessandro eran bastante notorias que su abuelo lo lograba notar.Sophia parpadeó un par de veces al ver a lo lejos a Alessandro, él era un hombre peligroso, de una familia importante y era claro que tenía mucho poder y por eso se le facilitaba la idea de ayudarla a vengarse. Ella no podía negar que era sumamente atractivo, era un hombre que podía tener a la mujer que quisiera, pero ahora era ella la que estaba a punto de casarse. —Ya lo estás viendo abuelo, estoy cumpliendo con tus peticiones, a pesar de que detesto este tipo de compromisos lo estoy haciendo. Sabes muy bien que Paolo es el menos indicado para tener el co