Tres días más tarde.Sophia no se ha retirado del hospital, Daniele es quien se ha encargado de llevarle comida, pero solo da unos cuantos bocados, aún los doctores no han permitido visitas luego de aquella difícil cirugía.El temor de que Alessandro no logre sobrevivir es bastante elevado, durante la cirugía intentó irse para un mejor lugar, pero los doctores fueron quienes tuvieron que reanimarlo.Sophia no cruza palabra con nadie excepto con el doctor que tan solo dice que hay que tener paciencia cada vez que ella lo interroga para tener información sobre Alessandro. Finalmente al terminar el día Alessandro despierta, lo primero que hace es pedir ver a Sophia, los doctores lo revisan y dan el informe de que se encuentra fuera de peligro.La enfermera salió a la sala de espera y fue directo a dónde se encontraba Sophia, debido al cansancio había quedado profundamente dormida, la enfermera movió su brazo consiguiendo que despertara. —Señora Sophia, su esposo ha despertado, se encue
Durante todos los días Sophia visitó a Alessandro, él se encontraba bastante débil y el doctor había recomendado que no se esforzara para hablar, así que ella disfrutaba de sus libros al leer en voz alta para que él escuchara. Alessandro disfrutaba escuchar su melodiosa voz, su rostro perfecto con aquel tono de piel que le hacía perder la concentración, y cuando hacía una pausa y fijaba la mirada con la suya definitivamente aceptaba aquello que no deseaba decir. Sophia procuró durante aquellos largos días no hablar de calamidades ni malos momentos, tan solo buscaba la manera de hacerlo sonreír y hacer que sus días fueran alegres a pesar de la situación. Dos meses más tarde.Alessandro finalmente le han dado de alta, las recomendaciones médicas son bastante estrictas, se ubica en la habitación principal, mientras que Sophia permanece a su lado a tiempo completo.—Ahora que te encuentras mejor quiero que hagamos las paces, quiero que podamos llevar una convivencia tranquila y sin pro
Alessandro sentía que había llegado la hora de hablar con la verdad, lo que había en su interior necesitaba dejarlo salir, porque de lo contrario sentía que lo estaba quemando lentamente.—No todo lo que viste o escuchaste fue cierto, no me conoces y te juro que no te odio, sí actúe de esa manera fue para protegerte —Sophia bufó y luego sonrió.—Ya no continúes, mejor déjalo de ese tamaño —Alessandro la tomó de los brazos y se acercó lo suficiente a ella quedando su mirada contra la suya. —Yo contigo me siento diferente, lograste hacerte que una parte de mí te perteneciera, nunca creí que lo iba a poder decir, tu físico o tu forma de ser no me interesa, te metiste en mi vida y en mi corazón y ahora no quiero perderte —aseguró Alessandro dejando a Sophia fuera de órbita. Alessandro luego de aquella confesión acercó sus labios hasta los suyos fundiéndose en un apasionado beso, Sophia lo abrazó con fuerza y cerró sus ojos dejando que el amor fluyera.Lo que Sophia acababa de escuchar e
Durante todo el día Alessandro se comportó con ella como todo un caballero, le brindó toda su atención y la hizo sentir única, más que hablar se dedicó a escuchar, comprendiendo que ella era demasiado inteligente, y que si se lo proponía podría conseguir cualquier logró.Al llegar a casa se ubicaron en la sala, los besos y las caricias iban y venían sin ningún tipo de restricción, luego él se levantó.—Espérame aquí unos minutos, tengo que hacer algo importante, no te muevas porque luego regresaré por ti —dijo Alessandro y se retiró. Sophia le pidió a una de las personas encargadas del servicio que le trajeran un vaso con jugo, sin duda alguna aquel había sido el mejor día de toda su vida, recostó la espalda en el sofá, exhalo tranquilamente y sonrío. Luego de unos cuantos minutos más tarde, Alessandro se encontraba de regreso, ella se levantó y fue directo a él, estiró los brazos, lo tomó de la cintura y luego lo beso. —Acompáñame preparé algo para ti —Ella correspondió con una so
Sophia abrió sus ojos con sorpresa mientras observaba la carpeta que sus manos sostenían, el nombre de su padre se encontraba plasmado en aquel documento, aquella carpeta la revisó minuciosamente, allí habían documentos dónde aseguraban legalmente que Alessandro Morelli era el dueño del cincuenta por ciento.—Oh papá, ahora recuerdo muy bien aquella carta que dejaste a medio escribir en tu oficina, los malos negocios te trajeron directo a las manos de Alessandro, no querías perder la empresa y él fue la única solución que encontraste para no terminar en la calle.»Así que tú fuiste el mafioso italiano que no quiso negociar con mi padre para devolverle la empresa, lo amenazaste a muerte y no suficiente con ello tuviste las agallas y de la manera más terminaste acabando con la vida de mis padres —Un escalofrío recorrido por todo su cuerpo mientras que recordaba las letras escritas por su padre y al mismo tiempo sostener carpeta que le pertenecía a Alessandro. »Soy una tonta, ¿cómo pude
Alessandro regresó a largas horas de la noche, en su rostro traía una sonrisa, algo que no era particular en él, como de costumbre ingresó al estudio, dejó su maletín y luego se dirigió a la habitación principal, al observar aquella caja decorada su sonrisa se pronunció aún más, fue directo a ella y de inmediato la abrió. Aquellos regalos fueron mejores que haber recibido un auto último modelo, no era su pasión, pero tomo un chocolate lo destapó y lo llevó a su boca, había sido un largo y pesado día de trabajo, pero su esposa se encargaba de hacer que se sintiera mejor, supuso que se encontraba en su habitación durmiendo, así que de inmediato fue a buscarla para saludarla. Ingresó a su habitación y al notar que se encontraba desocupada aquella sonrisa desapareció de su rostro, tomó su teléfono móvil y de inmediato se puso en contacto con ella, el sonido de su teléfono provenía de un cajón de la mesa de noche. Alessandro abrió el cajón y encontró el teléfono de Sophia, salió rápidam
Luego de haber regresado nuevamente a la propiedad de Alessandro, ella sabía que debería actuar como si todo continuara de la misma manera, era claro que no iba a ser nada fácil para ella, pero si pretendía cobrar la muerte de sus padres tendría que poner de su parte. En aquella noche todo fue una tortura, Sophia caminaba en círculos en el interior de su habitación, el hombre que ella suponía que era único y diferente a los demás había terminado siendo el peor de todos, su maldad no tenía manera de describir, había jugado con ella, su cuerpo se estremecía al pensar que siempre supo quién era ella realmente. Sophia se sentía acorralada al pensar que siempre fue un pequeño ratón y él por supuesto era aquel gato audaz que jugaba con su presa antes de devorarla, subió su cuerpo a la cama, cerró los puños con fuerza y lloró hasta que se quedó dormida.Al día siguiente ella despertó, con el corazón dolido, se sentó en el borde de la cama exhalo con fuerza y se dispuso a continuar. «Ya ba
Después de aquella noticia, Sophia estaba más segura que nunca... que no podrá alejarse de Alessandro, el bebé que se encuentra en su vientre sería tan importante como el oxígeno para sus pulmones, y que por nada del mundo iba a permitir que ella continúe llevando la misma clase de vida.Alessandro se encargó de acompañar a Sophia de regreso a la propiedad, Alessandro tomaba de su mano, aquella noticia había causado en él se transformara en alguien más llevadero. —Si algo sucede o sí necesitas algo no dudes en llamarme, estaré a tu disposición —comentó Alessandro, Sophía no le brindó gran importancia a sus palabras.—Necesito descansar, vete no quiero retrasarte en tus labores que seguramente son muy importantes —Alessandro se acercó a ella y besó sus labios. —Te quiero mucho, te juro que has logrado cambiar mi vida y contigo trataré de ser un hombre diferente —ella respondió asintiendo con su cabeza y luego se retiró. Alessandro regresó a sus labores, haber logrado conseguir que S