Emily sentía angustia al no sentir la conexión con su loba Emma; a pesar de que podía transformarse en ella se negaba a pronunciar palabras o buscar una comunicación entre ambas. Eso la desesperaba horriblemente cayendo al suelo mirando hacia el cielo mientras intentaba respirar con tranquilidad, no entendía cómo ella podía reunir una manada nuevamente y especialmente poder manejarla; si al final era una simple humana que los había aborrecido la mayor parte de su vida. No se dio cuenta en qué momento, pero había cerrado sus ojos quedándose dormida en medio de la brisa, para después reaccionar dándose cuenta que no estaba sola, se reflejaba en el aire la forma de su loba interior Emma sorprendiéndose, rascándose los ojos de la impresión que no podía dejar de tener.

— Emma, has aparecido — Susurró Emily sin creerlo, mientras se