Aullido

El aullido de cinco lobos vigilantes sonó en lo ancho del valle, una manada intrusa cruzo sin autorización los límites de los Imperión corriendo como bestias sin raciocinio, furiosos, firmes con pasos que cimbraban hasta el mínimo espacio de tierra.

Conan debía ir al frente como el alfa, ahora ni siquiera estaba en condiciones de entablar una negociación, pensar en pelear o liberar su lobo era imposible.

El Alfa Boran era viejo y aunque se consideraba fuerte y capaz de defender a su manada el tiempo habia hecho estragos en él, poco corría la sangre hirviendo liquida por sus delgadas venas y su músculos apenas conseguían mantenerse en pie, su lobo estaba cansado.

—Deje ir al frente padre. —persuadía Edmundo, casi suplicante pero imponiéndose a sí mismo

—No. —le respondió su padre convencido —aun soy capaz de defender lo que hemos construido.

—Es mi deber, mi derecho al ser su segundo hijo debo tomar el lugar del alfa. Mientras mi hermano sigue en cama yo puedo defender a nuestro puebl
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