Lawson se sentó en la cama. En algún momento había recuperado su forma humana y por suerte esto había ayudado a que las heridas cerraran mucho más rápido. En unos días estaría de seguro, recuperado.
Un olor suave llegó a su nariz, acompañado de uno más fuerte y ambos los reconoció. Alzó la cabeza sabiendo que no estaba solo.
Allí, junto a una ventana, sentada con las piernas recogidas y completamente dormida, sobre una butaca, estaba Raven. Había un libro antiguo a su lado todavía abierto, como si hiciera poco se hubiera quedado dormido a pesar de ser las 3:00 de la mañana como marcaba el reloj de pared. Se quedó mirándola durante varios minutos desde la cama. Había algo desagradable en su pecho que no se iba por más que quisiera. Por lo visto había ido corriendo junto al alfa porque el olor de este estaba sobre su piel. Pero no era eso premisamente lo que lo molestaba en ese momento.
Sino lo que a ella le había ocurrido. Acaso era culpa. Lo más seguro.
Lawson caminó hacia la sala de entrenamiento esa tarde. Se sentía tan recuperado que estaba deseando mover su cuerpo después de dos días de descanso donde no fue molestado. Y en aquel lugar eso era una novedad.No había visto a Raven en todo el día, por su horario debía estar supervisando asuntos de la seguridad del palacio, o tal vez ignorándolo. Quizás era lo segundo. La atmósfera entre ellos ahora esa más pesada que antes. Al principio solo estaban las ansias de venganza, una venganza cruda y animal que lo cegaba, no dejando ver el verdadero caos de todo.En este momento no sabía qué hacer. La declaración de Raven resonaba tantas veces en su cabeza que después que había dejado la habitación dejándola apenas si había pegado ojo los días posteriores. Recordó cuando había visto su cuerpo desnudo bajo el agua de la regadera, todo lleno de heridas, muchas de ellas se imaginó que habían sido provocadas por esos hombres que habían profanado su cuerpo. Solo de pensarlo
Si había algo que Raven acababa de aprender era que no debía subestimar a Lawson.Habían pasado 6 meses desde primer encuentro en aquella sala de entrenamiento y no importaba cuantas veces lo derribara ni que tan fuerte lo golpeara, Lawson se levantaba una, y otra y otra vez. El lobo había tenido hematomas en varias partes de su cuerpo, así como que alguna fisura en sus huesos, pero de igual forma siempre estaba al otro día para otra sección de entrenamiento.La comandante había querido probar su resistencia y verdadera fortaleza llevándolo al límite y había alcanzado sus expectativas con creces, para su propia sorpresa. Y otro rasgo que había notado había sido el rápido desarrollo de él, tanto en sus habilidades como en su físico. Sus músculos habían ganado algunos gramos, y más definición en aquellos lugares en donde quedaba algo de grasa y que estaba estaba ubicada en el lugar correspondiente. En cuanto a sus habilidades, no se había equivocado cuand
Lawson regresaba su habitación esa noche. En su cabeza rondaba que ella saldría de misión sola, completamente sola. Y como que eso no le gustaba. Ella podía ser letal y todo lo que quisiese pero algo no le olía bien. Y él tenía muy buen instinto para saber cuándo algo estaba mal. Se detuvo delante de su puerta, con la mano en la manigueta pero no tiró de esta. Y si… le pidiera al alfa acompañarla no estaría nada mal. Era verdad que podía quedarse en la mansión con unas breves vacaciones dado que ella no estaría. Aunque conociéndola de seguro le dejaba una montaña de papeles. Pero… A pesar de que el hijo del alfa Hunter había estado tranquilo últimamente, eso no quitaba que pudiera atacar de nuevo. Después de la invasión a su habitación, de la tortura a su cuerpo, un pajarito le había contado al alfa lo ocurrido. Lawson no sabía que le había hecho pero todo indicaba que nada bueno. Las miradas de Hunter eran asesinas cada vez que lo miraba pero mantenía
Lawson esperaba tranquilo en la entrada del motel junto a la moto. Se ajustaba los guantes blancos que hacían juego con el traje del mismo color que se ceñía a su cuerpo como segunda piel marcando los músculos que había ganado en los últimos meses y no eran pocos. Omega. Omega, Omega, Omega, Omega… La palabra se repetía una y otra vez en su mente y Lawson no sabía como sacársela de la cabeza. Realmente lo había tomado por sorpresa. Como si ya no hubiera bastantes cosas de Raven que lo sorprendieran, pues no, había otra. Demonios, se estaba volviendo loco. Y vaya paquete tenía. No solo la loba era su mate, era además una loba omega y una de pelaje negro completo igual que el mismo alfa. Vaya datos para procesar en solo momentos. Demon o había tenido misericordia para soltarle todo de pronto. Pero a la vez se preocupó aún más. Que ella fuera un omega era un peligro para la loba. Con razón tenía que cernirse a lo que decía Kenny. Los omegas estab
Lawson manejó lo más lento que pudo para no desaliñar la imagen de la loba detrás de él. Podía sentir el pecho de ella contra su espalda donde esta vez no estaba aplanado por sus duras ropas y tenía que decir que se sentían realmente suaves. La idea de poder tocarlos y chupar los duros pezones excitados por él le vino a la mente y tuvo que apretar sus manos para no perder el control de la moto. Y si eso no fuera suficiente tenía los muslos de ella contra los de él, dejando bien a la vista uno de ellos, y eran tan blancos como recordaba, al menos el que estaba expuesto que era el que no presentaba cicatrices. El vestido había sido diseñado especialmente para esconder aquello que ella odiaba. Y él también.La sintió estremecerse ligeramente detrás de él y pensó que era por el viento. La temperatura era agradable, pero él era un macho, su te
Si el lugar era hermoso por fuera por dentro la palabra se quedaba corta. La mansión estaba decorada extravagantemente en colores donde predominaba el dorado. Por lo visto con el objetivo de mostrar la riqueza de aquel lugar porque de seguro es dorado era oro sólido. Las grandes cortinas eran de terciopelo, las alfombras finamente tejidas y desde ellos estaban que era la sala principal se podían ver un descenso a un nivel inferior por un balcón, donde realmente estaba la acción. Casi todos los lobos invitados se agrupan en esa zona. Pero lo que más llamó la atención de Lawson era que algunos estaban en su forma animal, al lado de otro en su forma humana. Extraño.-Oye Raven, esto no va a ser tan fácil- señaló además de eso a los cientos de guardias y lobos convertidos que vigilaban cada paso de los invitadosPero la Comandante parecía realmente tranquila con aquella situación. Giró su rostro con una leve sonrisa en sus labios rojos.-Por eso es que todavía eres un
Lawson mantuvo los ojos cerrados. Enfocándose en el olor de la mano de su mate sobre su rostro. Y solo podía decir una cosa. Ella olía endemoniadamente bien. Desde la primera vez que la había visto y olido había sabido que sería su olor preferido aun si no quería reconocerlo. Pero ahora que sus sentimientos eran como un maldito volcán con vida propia la idea solo retumbó en su cabeza.No pudo evitar alzar su mano y entrelazar desde atrás sus dedos con los de ella y en vez de seguir oliendo, besó su palma. Sintió un leve tirón por parte de ella más no la dejaría escapar. Olía tan rico que quería más, Y era un olor agradable que lo calmaba y a la vez lo incitaba, no el desagradable a feromonas del ambiente que lo obligaba a excitarse.-Suéltame si ya estás consiente, que por lo que veo ya es así- la escuchó decir aunque el lobo no le prestó mucha atención.Más bien…-No quiero- soltó Lawson abriendo sus ojos de una tonalidad dorada dando a entender que su
Raven se sentía extraña. Acostumbra a ir sola a las misiones y depender de ella misma, la palabra compañero le resultaba… incómoda. Y más cuando ese mismo compañero tenía doble connotación. Dios, se estaba volviendo loca.Se enderezó en sus piernas intentando mantener la distancia del cuerpo cálido de Lawson que a pesar de su repulsión a ser tocada, era como si no le hiciera el mismo rechazo. Ya no temblaba como antes. Era como había ocurrido con el alfa… se había acostumbrado a su toque. Y no sabía si eso era bueno.Aun así el brazo alrededor de su cintura y que la mantenía estable contra él no la soltó. Más bien se puso tenso cuando las manos de ella se posaron en su pecho para empujarlo sin mucho resultado.-¿Crees que puedas soltarme?- la voz de ella era menos agresiva que otras veces.Lawson inclin&