Ese día hablé mucho con Daniel, aunque sabía que no podía oírme. Le conté cómo lo seguí en la universidad, cómo lo ayudé a conseguir trabajo en secreto, y continué hablando hasta que mencioné mi enfermedad, el cáncer, después de irme al extranjero.También hablé de nuestro hijo, de la sensación de tener esa pequeña vida dentro de mí...Cuando él estaba consciente, nunca habría dicho todo esto, pero en ese momento sentí la necesidad de contarle todo. Hablé hasta que amaneció, y él seguía sin despertar.Evidentemente, las escenas de las películas son engañosas. Una persona en estado de coma profundo no oye nada; no importa lo que diga, no lo alcanzará.Al verlo con la misma expresión de ayer, de repente sentí un alivio. Todo lo que tenía que decir, ya lo había dicho; no podría culparme más adelante.Salí de la habitación sin mostrar emoción y me encontré con Marcos, que había llegado muy temprano. Su mirada estaba cansada, como si no hubiera dormido en toda la noche.—¿Cuñada? ¿Estuviste
Marcos actuó rápidamente y logró habilitar la mitad de un espacio en el décimo piso de la empresa para mi estudio. En realidad, quería decirle que no era necesario tanto espacio, ya que ahora solo estaba yo.Pero Marcos insistió, así que no tenía más remedio. Al menos estaría en el mismo edificio; si algo sucedía, podría ayudar.Mirando la oficina vacía, sacudí la cabeza; supongo que tendría que comprar más cosas.—Cuñada, lo siento, mi autoridad es limitada; esto fue autorizado por el tío abuelo. Pero no te preocupes, no tendrás que preocuparte por el agua, la electricidad o el alquiler, después de todo, es propiedad de la empresa —Marcos me miró con una expresión de disculpa.Presioné mis labios; no era momento de ser sentimental.Alquilar un lugar tan grande realmente estaba fuera de mi alcance. De todos modos, seguiría trabajando para el Grupo Castillo, así que aprovecharía la situación.Marcos mencionó a Hugo, preocupado porque sentía que él estaba expandiendo su influencia.—Ya h
Bajé la cabeza en silencio, mientras Valentina cambiaba de tema directamente.—¿Qué planeas hacer aquí? No será que buscas un patrocinador, ¿verdad?—Para nada, todavía quiero hacer diseño. Mira, esto es lo que solicité como patente de diseño hace unos días, ¿no está genial? —Paloma sacó su computadora portátil, un poco anticuada, de hace unos años.—No saben, en un lugar tan pequeño como el nuestro, obtener una patente es más difícil que ganar la lotería.Mientras miraba los diseños de Paloma, de repente me di cuenta de que realmente era talentosa. Había estado alejada de la industria tanto tiempo y aún así sus ideas eran tan innovadoras.Particularmente al ver su computadora portátil obsoleta, asentí con seriedad.—¡Eres un genio, lograste crear un gran trabajo en soledad!—No, no, no es para tanto.—Si el Grupo Castillo realiza un proyecto interprovincial, puedes usar mi patente sin costo, pero a cambio, ¡quiero que me des de comer tres veces al día! —Mientras mordía un trozo de pol
Al enterarse de que realmente soy la protagonista con una enfermedad terminal, Paloma se quedó en silencio. No dijo nada, solo me miró fijamente y, al instante, me abrazó con fuerza.—Mi Camila, querida, has sufrido tanto. A partir de ahora, estaré contigo, cada día trabajaré para ti sin quejarme.—¿Acaso quieres que Camila te pague las comidas y, de paso, que te busque trabajo? —dijo Valentina.Paloma sonrió y me miró con una expresión inocente.—¿Está bien?—Claro, estoy a punto de abrir un estudio y justo necesito gente —Asentí con firmeza.Paloma, emocionada, se golpeó el pecho en señal de promesa, asegurando que no solo sabía de diseño, sino que también podía servir té y limpiar.—También puedo maquillar y ser recepcionista, o lo que necesites. ¡Contrátame, te saldrá muy rentable! —Su entusiasmo era casi abrumador.—¿Por qué no me contratas a mí? —Valentina, al escuchar sobre el estudio, me miró con desagrado.—Porque no tengo dinero.Era la verdad; ese pequeño estudio no se compa
En el tercer aniversario de bodas, Daniel Castillo estaba con Sofía Moreno lanzando fuegos artificiales en una playa, mientras yo, acurrucada en el sofá, lo llamaba por teléfono insistentemente.El repetitivo mensaje de la operadora telefónica se me fue haciendo cada vez más lejano: —El suscriptor no responde... —y, mientras veía la pantalla, todo a mi alrededor se fue desvaneciendo. Cuando volví a abrir los ojos, estaba en la cama de un hospital. El médico, pensativo, me miraba fijamente. —¿Cuánto tiempo me queda? —pregunté con calma.—Si te operas ahora y sigues un tratamiento de quimioterapia, aún puedes sobrevivir —respondió.Miré el techo sin expresión. Un fuerte dolor punzante atravesó mi pecho y la frente se me cubrió de sudor frío. —Es la segunda vez que recaigo.—Señorita Álvarez, actualmente hay un tratamiento con un nuevo medicamento que puede acabar con las células cancerosas, solo que la dosis es muy costosa, unos cincuenta mil dólares, y tendría que tomarla durant
Aquel día, me encontraba realmente en un estado lamentable. Hacía tres meses que el cáncer había reaparecido y ahora estaba tan delgada que parecía que sólo me quedaba la piel y los huesos.Al mirar a Sofía, me recordó como era yo en la universidad. Su rostro redondeado y ojos grandes e inocentes. Vi claramente lo poco atractiva que me veía ahora ante ella, pero que podía hacer, yo sentía mi final cerca. Un compañero de trabajo susurró a Sofía: —El señor Castillo ama mucho a su esposa, así que no te metas en problemas, no vaya a ser que lo pagues caro.Todos pensaban que Daniel realmente me amaba, ni siquiera imaginaban que él solo deseaba que yo muriera. Sofía, sopló fastidiada y después sonrió espléndida.—Camila, el señor Castillo está en una videoconferencia muy importante y no quiere que lo distraigan.—Si es importante, dime de que se trata, yo puedo entrar y decirle al señor Castillo. Era evidente que estaba presumiendo de su acceso privilegiado a la oficina de Daniel. Su so
Daniel estaba convencido de que yo era una interesada, ya que lo había dejado para irme al extranjero con un multimillonario. Él aún no sabía quién era el supuesto multimillonario. Esta era la segunda vez que le pedía dinero, pues la única vez que lo había hecho fue cuando murió mi madre y, en ese momento, él me dio un millón y medio sin siquiera pensarlo. Ahora, motivado a lo costoso de los medicamentos y los exámenes continuos, necesitaban más dinero y eso era indispensable para acabar el cáncer de mi cuerpo. Pero esta vez, simplemente bajó la mirada, enredando con suavidad el cabello de Sofía, consolándole con dulzura, como si no me hubiera escuchado. Sofía dejó de llorar, y entonces me miró fríamente. —Quieres dinero, ¿eh? Entonces arrodíllate y pide disculpas. ¡Has herido a Sofía, así que debes disculparte con ella!Sofía, altiva, tiró del brazo de Daniel.—Daniel, no importa, tal vez no lo hizo a propósito.—No importa si fue intencional o no, ella debe disculparse contigo,
Daniel esa noche no regresó a casa, se quedó con Sofía. Vi los chismes en el grupo de la empresa:[El señor Castillo es demasiado protector. Mira que llevar a Sofía al hospital por ese pequeñez][¿No saben que es su amorcito? ¡Está preocupado por su tesoro!]Cerré WhatsApp en silencio, esbozando una sonrisa burlona. Que la esposa del presidente fuera considerada lamentable. Realmente ridículo.Despertada por el escándalo, ya no pude volver a dormir, así que comencé a organizar mis cosas. Esa no era la primera vez que me sometí a una operación, así que manejaba con soltura la preparación de mis cosas personales. Las cosas de la casa eran de la mejor calidad, Daniel era exigente con el estilo de vida, las sábanas, las fundas, e incluso los pañuelos de papel eran los más caros.Metí todo lo necesario, ya que en el hospital todo era costoso y no podía derrochar dinero, aunque ahora lo tenía no sabía que podría pasar en la operación, así que era mejor estar preparada por si acaso. Tenía m