Cuando salimos del salón y entramos en el recinto donde están alineados los coches, el aire frío me azota la cara sin piedad y respiro con fuerza, pero lo que hace que me recorra un escalofrío por la espalda no es el frío que hace aquí fuera, sino ver a Alfa Reagan.

Dios santo, está junto a mi coche.

¿Cómo demonios sabía que era el coche en el que había venido?

"Ahí lo tienes", Ryan me susurra. "El momento tan esperado".

"¡Cállate!", digo entre dientes. Me giro hacia los guardias. "Esperen aquí". Todos asienten y miro a Ryan, que tiene una mirada terca. "Eso también aplica para ti".

"Sí. Como quieras".

"Tss". Me burlo poniendo los ojos en blanco. Vuelvo a mirar al hombre que me mira fijamente y suelto una respiración agitada.

Mis órganos están haciendo un salto en mi cuerpo en este momento. Siento calor en el vientre y el corazón me da vueltas en el pecho mientras me acerco a él a pasos lentos y seguros.

Me ha esperado.

Quiere hablar conmigo.

No me ha ignorado.

¡Madre mía!