Katty Benger Después de confirmar con mis propios ojos, vi lo que habían dicho. Fui solo un cadáver, Jack me cargo como una pequeña muñeca. Luego Princy se escapó de las manos de los guardias. Me estaba estrangulando si no fuera porque Jack apareció justa en el momento o estaría viva. «¿Cuántas veces me salvarás?» La señora de la limpieza trajo el desayuno y desayuné en la habitación. Espere pacientemente a que ella se despertara. No la volví a atar la deje libre. Cuando, por fin, abrió los ojos, me miro y se quedó largo rato mirándome a los ojos. Después de lo ocurrido. Cambio su mirada aún de desprecio y desdén. De una manera burlona me dijo _ ¡Tienes, aun novio, que te respalde, si no fuera por él estarías muerta como mataste a Stone! _ ¿Te duele la muñeca? _ respondí, haciendo caso omiso. Cuando la vi flotando su mano. _ ¡Que no me vas a responder! ¡Hermana, como te ha ido! Las lágrimas estaban por salir de mis ojos. Hace diez años que no la veo. Diez años que la estoy bus
Lo miré con intriga e indiferencia. Le gruñe para que saliera mientras que las lágrimas rebosaban sobre mis mejillas._ ¡Lárgate! Me miro, y no pronuncio, ni una palabra. No le mire a los ojos, temía que su mirada fría me hiciera salir de mis corduras. Suspiro y me jalo, encerrándome en sus brazos. No luche para salir de su agarre, al contrario, me aferre a tener su pecho, como sustento para llorar. Su aroma dulce, me embriagaba. Su olor a tabaco, mezclado con su perfume, Me deleitaba. Al oler el tabaco en él, sentí que no tuvo un día tan lindo. Fuma solo cuando, algo lo tiene preocupado. Es su manera de alejar toda preocupación y buscar soluciones.Me aferré a sus brazos enorme y fuerte. Su pecho ancho podía envolver todo mi cuerpo. Sentí que me cerraba más y más. Y lloraba más fuerte desconsoladamente._ ¡Para, ya por favor! ¿Dime, vale la pena? ¿Crees que estar así, ella cambiara de parecer contigo?Moví la cabeza, en respuesta. Las yemas de sus dedos toco mi cara, secando mis lágr
La sensación, me cubría. Había perdido el control de mí,hasta de mis modales y principio. Sus manos me resultaron tan suave como el algodón y más liza que las aguas que cubrían mi cuerpo. Sentí el sudor brotarse en nuestros cuerpos. El calor que emitía podía cocinar, huevos y tocinos para un desayuno. Estaba hambrienta de esto, y no sé por qué, pero era demasiado elevando para mí. Rodeo su cuello con mi mano, y sentí que mis manos se perdían en sus cabellos. Tan suaves. Gemí de placer cuando su labio entraron por mi cuello haciendo suya toda opulencia. _ ¡Lamento, no haberte dicho antes, no podía aguantar más! _ ¡Que te lo impedía!: Respondí yo en un gemido. _ ¡Así me gusta, tan provocativa y diabla a la vez! Volvió a meter su mano por mi espalda haciendo que me mantuviera recta debajo de él. Encontrando todo de mí. Era un hombre que sabía, como podía introducir cada palabra en una mujer. Y hacer que su mera existencia fuera un milagro endurado. Me levanto y sosteniéndome de su c
Después de estar fuera, y lo tenía tirado a mi lado, sentí un vacío enorme. Por más absurda que fuera esa idea, Lo que sea que me estuviera pasando. No estaba satisfecha, quería más. Me moví y me rodea a él pegando mi cuerpo cintra el suyo. Él me agarro de la cintura pegándome más a él. «Me alegra que su pequeño toro, digo gran toro, no este dormido». Sentí como flotaba por mis piernas. Sonreí y él me miro. Y descaradamente dije. _ ¡Estás, listo para la siguiente ronda?! ¡Yo sí! La cara que puso él, me dejo en perpleja. No solo se había sorprendido si no su sonrisa fue diferente. Ya no era dé. Soy todo un león. Si no que «Es una M*****a Diabla» Al sentir que era eso lo que pasaba por su mente, me reí a carcajada. _ ¿Cómo que quieres más hee? _ ¿Estás cansado? Mi pregunta lo dejo desconcertado, se levantó de la cama como un toro, que miraba una bandera roja. Me levanto junto a un brinco, y me agarro la barbilla y la presionó con fuerza. Me volteo y me costó de espalda dándome una
_ ¡¿Estás muy ansiosa?! _ ¡Sí! ¿Qué? ¿Ansiosa? Pero ¿Por qué debería yo de estar ansiosa? Sin embargo, aunque hablo por dentro. El Maldito cuerpo mio no me obedece. De nuevo lo abrazo como toda una boba y de puntilla lo beso. Él sonríe con picardía y me carga. Entramos a una oficina y él se sienta. Hace unas llamadas y escuchó que nombra un escuadrón de elite. «Serpientes» miro de reojo. Para escuchar más sobre la conversación. Pero todo era código. Este hombre tiene un escuadrón de elite. Tiene una manada de hombres salvajes y mafias de todo el mundo a su poder. Se sienta y le dice a su jefe de seguridad, que no escape ni uno. Me mira, y me guiña un ojo. La cara de póker y su mirada profunda que te desnuda el alma, no estaba en esta guiña de ojo. Sonreí simple. Pero lo vi como tonto. _ ¿Quieres jugar un poco? Incrédula de sus palabras. Lo miré Y rebobiné lo que él dijo ¿Si quiero jugar?. Una sensación infiera recogió mi cuerpo y volví en sí. _ ¿Jugar a qué? _ ¡Hace un rat
Katty Benger Es algo propicio. Sentirse enojado con uno mismo al punto hacerte daño. Yo quería hacerme daño. No soportaba la idea de tener trastorno de personalidad, era horrible tener que enfrentar la realidad después de una locura. Me entregué a él, en el momento menos esperado. Me enfrenté a unos maleantes por él. Y lo más loco. Siento una m*****a pasión que arde en mi cuerpo. ¿Por qué a él? ¿Por qué no sería otro? Pero me pregunto¿Acaso, alguna vez, le di permiso a alguien? Con mi carácter todo me temen. "Que me lleve el carajo" digo por mi misma. Me levanto de donde estuve sentada viendo todo lo que hacía este hombre. Es un maldito mafioso. Es un delincuente. Su celular sonó y lo tomo sorprendido. Su cara cambió de crueldad a la amabilidad. "Con quien demonios habla que cambio de cara" _ ¡Está bien, allí estaré para encontrarte, Extraño verte! "¿Extraño verte?" Cretino desgraciado. Estoy aquí y habla con otra mujer. Puff que poco hombre desalmado. Hago en cuenta que no escu
En seguida, el bajo también del coche Pero su sonrisa no desapareció. Camine lo más parido que pude y me pare a unas esquinas. Él me alcanzo a unas cuadras. Me tomo del brazo, pero yo comencé hacer pucheros. Y rebeldía. Estaba endiablada. Por dios un ataque de celos justo en ese momento. Que se cree esa cosita llamada corazón. _ ¡Katty! Su voz ronca y profunda me saco de mis pucheros. Ya no sonreía y tampoco tenía, una mirada burlona. Es como si ya cambiara también de personalidad. Pero después de ver que no reaccionaba. Me giro con suavidad para poder explicarme. Sabía lo que tenía que hacer se está poniendo rudo. _ ¡Lamento, si hable sin cuidado! ¡No voy a encontrarme con una mujer, lo juro! _ ¿Con quién es? _ ¡Es solo que la persona me pidió que me mantuviera el silencio! _ ¿Jack? _ ¡Por favor, es la verdad, y estamos en media calle! _ ¿Quién, era? Ante de que podía decir una palabra más, me jalo y me pego a su pecho, y un puchero de nuevo. Y él acarició mi cabeza. «Qué m**
Esa mujer, por Dios. _ ¡Katty, nos esperan, vamos! ¡Deja de frenar mi camino! Ella seguía sin responderme, solo miraba el ramo de flores. Su mirada ya me decía que se trataba, era una más de interrogación. Sinceramente, me encanta cuando se pone así. _ ¡Mira, es para él! Lo ves. Cuando ella se volteó y vio a papa salto como un chimpancé. Me quería morir de la risa esta mujer. Su ánimo se disparó como un francotirador. Corrió como una pequeña niña y abrazo a papa. Bueno, él le tiene mucho cariño. Desde que salió de viaje. Me instruyó principalmente de no removerla de su puesto. Y ella será personal, como profesional. En ciertas palabras, ella es cuatro veces muchos de mis hombres. Tiene las faldas bien puestas, sabe cómo dar el giro sobre sus tacones. Maneja cualquier problema sin dificultad. Una así que necesita, todo hombre, un puto tesoro. Ella y papa hablan, no sé de qué m****a, pues no estoy tan cerca. Camino hasta estar frente a mi boss. Este hombre me hizo todo lo que soy a