En una habitación oscura y con casi nada de comodidades, Richard esperaba a Dianna, quien entraba con la elegancia que la caracterizaba, tapándose la nariz por el lugar y mirando todo con asco.

Hola genio, tu gran plan no funcionó.

Tú lo hiciste todo mal, m4ldita sea, no debían casi matar a esa perra, debían solo darle un susto.

Seguí tus instrucciones al pie de la letra imbécil acepta que jamás serás mejor que Bastien – Richard se abalanzó contra Dianna tomándola del cuello y pegándola a la pared –

No te atrevas a decir eso maldita estúpida. – Dianna se retorcía bajo la mano de Richard, hasta que la dejó caer, sobando su garganta, tomando aire –

Púdrete solo Richard, me voy, ya no seré parte de esto, no quiero enfurecer a Bastien, creí que tenías un buen plan, pero ahí están los resultados, ni siquiera lograste que esa puta perdiera el bastardo que esperaba.

Esa maldita perra es más fuerte de lo que pensé. - Richard apretaba sus manos con fuerza - No puedes irte, solo debo esperar el