—¿Puedo pasar? —pregunto tocando a su puerta sin muchas ganas de entrar.
—Adelante, Nicole.
Respiro hondo antes de entrar, estoy siguiendo sus órdenes y ahí estoy llevando un camisón de seda que me llega a la altura de la rodilla color beige.
—Me gusta tu pijama.
—Gracias, Señor —digo forzadamente.
—Espérame en la cama.
Asiento y voy obediente casi temblando, una parte de mi quiere salir corriendo, ¿pero a dónde? Erick me va a encontrar, eso es seguro, mi vida se está convirtiendo en malas decisiones solo por sobrevivir y no sufrir tanto. Aunque eso creo, a este punto de la situación no sé si es solo por no recibir más malos tratos y si el no sufrir tanto es lo que en realidad pasará. Trato de ver a otro punto, a concentrarme, pero mi cuerpo sigue temblando.
—Estás muy fría —Eri
Estoy en su cama, con él, después de lo que me ha forzado a hacerle. Me siento peor que nunca. Volteo un poco y me quito el antifaz para comprobar que está dormido. Necesito ver, tomar fuerzas. Tengo insomnio, no sé la hora, no quiero averiguarlo, solo deseo salir corriendo de aquí y no reprimir las ganas de llorar, además Erick ya me está abrazando o mejor dicho me sujetando.Cuando se voltea y tengo la oportunidad no lo dudo, me paro, ya no quiero aguantar más, necesito algo de la poca voluntad que queda dentro de mí.—¿A dónde vas? —dice tomándome del brazo.—Necesitó agua —contesto rápidamente.—No te he dado permiso.—Por favor Erick, no me tardo —digo aguantando las lágrimas que amenazan con salir —él me mira.—Regresa rápido Nicole.Asiento con un intento de
Las pesadillas regresan, yo, atada, amordazada, todo de nuevo, ha sido demasiado real. Despierto de golpe. Sudando.—¿Te pasa algo Nicole?Es lo primero que escucho, Erick está ahí, parado, ya vestido al final de la cama.—Estoy bien, Señor. —digo tratando de respirar normalmente.Él me ve y sonrie un segundo.—Espero sea cierto —Erick se acerca y quita el edredón—. ¿Cómo sigue tu pie?—Creo que bien, no me duele tanto —digo estirándome y cambiando el cabello de lado para dejarlo un poco peinado.—Chequemos.Y sin más toma el pie en sus manos y quita la venda. No lo había visto, está un poco hinchado, no de su tamaño normal, Erick me golpeó más fuerte de lo que yo misma pensé.—Por más que no quiera, te tienes que quedar en cama un rato, no soy
Solté un grito de sorpresa, Erick estaba ahí, con su típica cara de enojo, parado en el umbral de la puerta.—Necesitaba venir al baño, como pudo notarlo.—Me debiste de haber comentado.—Perdón, necesitaba usarlo, vine con sumo cuidado, no apoyé el pie, sé lo que puedo causar.—Bien, ¿terminaste? —asiento y él sale para poder limpiarme, le notifico y sin dudarlo y en dos pasos Erick viene y me toma en sus brazos, no está tan cuidadoso como esta noche, pero sé que su ánimo no ha cambiado del todo. Me deja en la cama e inmediatamente revisa que es lo que estoy haciendo.—¿Charles Dickens? ¿Regresaste a la literatura clásica?—Es lo que hay aquí.—Y si sigues desobedeciendo, habrá cada vez menos.—No lo desobedecí...—Respeto Nicole, no est
Erick me lleva de mejor manera que en las anteriores ocasiones y me toma con delicadeza, está siendo atento, tampoco puedo negarlo, pero al final del día no le hace porque le nazca, esto es solo una actuación por parte de los dos. Al llegar al comedor me coloca con cuidado en la silla, nos desvalanceamos por un segundo y algunas cosas del bolsillo de su saco se caen, como su tarjetero y una pluma fuente, esa la conozco, pero me llamó la atención de inmediato, dado que en esta casa y no pude evitar preguntarme ¿qué documentos podría firmar? Puedo jurar que usa una firma digita, aunque más temprano comentó que salió a trabajar, hablamos un poco de la Universidad y mencionó que gestiona todo desde lejos, pero entonces nuevamente la pregunta regresa, ¿qué firmó? No necesita firmar desde lejos, por supuesto que no, pero entonces, ¿fue a la Universidad? ¿Cómo? &iqu
Despierto con mi pesadilla hecha realidad, estoy atada, en la cama, y con Erick abrazándome fuerte. Mi sueño de la otra noche, se ha cumplido, aunque creo que también el de él al tenerme y verme de esta manera.Me quiero mover, intentarme zafarme, pero no deseo despertarlo, no tan pronto, ver a mi enemigo así de pacífico, es extraño, aunque estoy de espalda a él, me siento menos intimidada, pero aun así incómoda, asustada. Todavía no termino de entender porque estoy atada.—Buenos días, Nicole.Se despierta solo y me estruja más a él, me volteo y lo veo a la cara, el hombre se ve bien recién levantado, me hace tenerle un poco menos de asco. No es desagradable a la vista y doy por hecho que a eso se atiene, que su físico hace que tengas menos miedo, porque lo miras y no sientes que sea el monstruo que él. No, no, no, yo y mis pensamientos,
Me sorprende su propuesta, por supuesto que leer es una de mis actividades favoritas, aunque estar en su compañía de él no me encanta, sé que tengo la oportunidad de distraer un poco mi mente de esta terrible realidad, así que dejo de pensar, y me concentro en la actividad, por lo menos eso si me emociona. Tomo la llave y abro la vitrina, quiero ver completamente todo lo que dispongo para leer. Hay varios libros en diferentes idiomas, no tengo problema con eso, seguro por eso tengo el permiso, dentro de mi formación, Francés siempre me fue obligatorio, junto con Italiano, así que los domino desde temprana edad, Inglés es mi lengua materna así que la mitad de los textos los he leído en su idioma original, después elegí español en la Licenciatura para poder estudiar parte de algunos autores hispanos, dado que muchos de los nuevos libros e historias están en español, para mi
Salgo a la habitación antes de derrumbarme en el baño. Erick ya tiene puesto su pijama, mejor dicho solo un pantalón. No entiendo porque se presenta ante mi de esta manera, sé que quiere que visualmente me agrade, que pueda cooperar o que todo esto pueda resultar más sencillo.—¿Estás bien Nicole?—Sí, Señor, ¿por qué pregunta? —digo sin entenderlo, ¿por qué intuye que está mal?—Escuché unos ruidos en el baño.—Tengo cólicos —digo en segundos—. No son nada placenteros, Señor, perdón por preocuparle.—Comprendo —dice extrañado, sé que aunque fue algo que se me ocurrió en un segundo, a él le extraña por una sola razón. No estoy menstruando—. Te traje aquí por una razón —se acerca a su cajón d
Ha sido una semana muy difícil y larga, he hecho ejercicio muy pesado todos los días a petición de Erick por que se ha obsesionado con la figura que sus malos tratos han logrado, además he cocinado todo el día, apenas y ha salido de esta casa y el verme cumpliendo cada una de sus exigencias es su actividad favorita, parece que esa noche juntos solo incrementó el pésimo carácter de Erick hacía mi, ya que no me ha dejado ni en el día ni en el noche. Hace 7 días se fue, me dejó sola 3 días después de esa noche y justo por otros 3 días, seguro arreglando asuntos que en estas paredes no puede hacer, por supuesto que he seguido al pie de la letra sus órdenes, no por placer sino porque claramente me tiene vigilada no solo por sus cámaras, sino por Efrén, que es quien ha estado cuidando la rutina que a este punto conozco más que bien. Intento tomar fuerzas par