"S-Sí", respondí, asintiendo mientras él presionaba sus labios a lo largo de la marca. Otro grito ahogado salió de mi boca, los párpados se agitaron cuando su lengua caliente se hundió en la piel, deslizándose hacia arriba, lamiéndola con atención. Debería ponerme nerviosa tener a otro cambiaformas
Sentí un hormigueo en la parte inferior de la columna vertebral y se me apretó el corazón. Mi cuerpo se balanceó contra él, gimiendo en voz baja. Cada terminación nerviosa palpitaba de deseo. "Te deseo".Un quejido agudo se le atascó en la garganta. "Maldita sea", maldijo. "Yo... no tengo condones.
Un ruido asqueroso salió de mis labios mientras mis caderas bombeaban impotentes contra su cara, ansiosas de alivio. Sus dos manos inmovilizaron mis caderas contra su colchón y grité: "Te juro que si vuelves a parar, gritaré"."Lo dices como si gritar fuera algo malo", murmuró juguetón antes de cerr
El punto de vista de KitSera encajaba perfectamente en el pliegue de mi brazo, con la nariz pegada a mi clavícula. Sus estrechos brazos me rodeaban el cuello y me sujetaban con fuerza, como si en cualquier momento me fuera a arrebatar todo aquello. Yo sentía lo mismo. Su aliento resoplaba contra
Annika soltó una risita de placer, murmurando y pronunciando palabras sin sentido. Sus ojos brillaban de emoción, como los de su madre. Sentí que Sera me miraba, con una mirada cálida. Se me estrujó el corazón, disfrutando de sus ojos de zafiro. Me encantaba cómo me miraba. Se tiró de las mangas de
Podría decirme a mí misma que quería saber a quién me enfrentaba por si alguna vez volvía a por Sera o Annie, pero sería mentira.Mi lobo quería matarlo. Desgarrarle la garganta. Hacer que se arrepintiera de haber tocado a Sera mientras se desangraba en la tierra. "No me corresponde a mí decirlo".
Punto de vista de SeraphinaCuando se acercaba la hora de cenar, eché un vistazo al salón y vi a Kit en el suelo, boca abajo, coloreando con Annika. Ella soltó una risita e intentó meterse el lápiz en la boca antes de que él se lo quitara, diciéndole que los lápices de colores no se comen. La rediri
"No es para tanto", objeté, pero la visión de la sangre me produjo náuseas. Me parecía una tontería teniendo en cuenta la cantidad de sangre que había visto en mi vida, pero había algo en la mía que siempre me revolvía el estómago."Deja que le eche un vistazo", se ofreció Kit, y sus pasos me hacían