Dalila

Después de pasar la tarde ideando planes de huída y maldiciendo a lobo gruñón alguien tocó la puerta de la habitación.

—¿Quién es?— gruñí.Unas horas aquí y ya se me estaban pegando las manías de los lobos.

—Soy Mateo—

Al escuchar al Beta fui hacia la puerta y abrí.El moreno me caía bien.

—Solo quería avisarte para que bajes a cenar— el lobo se disponía a irse pero lo paré.

—¿Puedo cenar en la habitación ?— pensé en hacer una huelga de hambre pero idear planes de escape y maldecir a cierto lobo me había dado mucho apetito.

El lobo me miró y yo puse mi mejor cara de cachorrita afligida.La que nunca fallaba con papá.

—Tendré que preguntarle a Dorian pero supongo que sí.Ahora vuelvo— al parecer con los lobos la cara tampoco fallaba.

A los diez minutos Mateo volvió a la habitación con una bandeja llena de comida.

—¿Lobo gruñón ha dado su consentimiento?— bromeé.

—Al parecer él tampoco tenía ganas de verte.Creo que hasta se ha alegrado de que no bajes al comedor—

—¡Será idiota!— bufé