Era el día de consulta de 1903 con el Dr.Samaniego, el hombre se encontraba sentado frente a su paciente con la mirada fija en ella, la pregunta que le había realizado no era muy difícil de responder, ¿qué era lo último que recordaba antes de llegar al hospital?
La paciente permanecía callada, su mirada denotaba una tristeza infinita, no quería hablar, su mente era una confusión, imágenes de Samaniego envuelto en sangre, eran las más recurrentes
Abello se encontraba en casa, lasúltimassemanas en el hospital fueron intensas, por fin podía descansar unos momentos, su esposa se encontraba con él, ella estaba en su despacho queteníaen su misma casa. El médico aun en casa el trabajo lo seguía, bien sabía que su profesión era estar al cien para sus pacientes y los familiares de este. Ven a comer, querido- hablo la esposa de Abello
1903 estaba recibiendo terapia por parte del Doctor Manuel Samaniego; la mujer se encontraba sentada frente a este, el consultorio del hospital era pequeño, frio e impersonal. Buenas tardes, ya tenía tiempo que no te veía, veo que te encuentras callada-Samaniego intentaba mantener una conversación con la mujer, la cual se mantenía en silencio y distante, miraba a Manuel como si se tratara de un fantasma.
El dolor emocional que trece estaba presentando era demasiado fuerte, las alucinaciones continuaban de manera continua y eran repetitivas; en ocasiones tocaba el piano, pero ya no era tan seguido. Claro de luna ya no se escuchaba en el hospital, los residentes y algunos médicos extrañaban la melodía , la joven mujer se encontraba en su habitación la cual tenía una ventana que daba hacia el hermoso jardín ,veíalo quesucedía
Samaniego se encontraba en una junta con varias personas del personal, tenía días que venía sintiéndose intranquilo, no podía dejar de pensar en aquel maldito número que parecía perseguirlo desde que salió de Francia. Él como directorteníaque estar presente,teníanque nombrar al nuevo del área de psicología, de sus superiores venia la orden de poner a la psicóloga Susana Gardini, algo en el cual no estaba de acuerdo sobre todo por el proceder de esta última ante la paciente. La sangre se encontraba siempre presente en su mente, era lo único quepodíaver en los últimos días, el recuerdo de ella era inminente, el olor erametálicoy ferroso, incluso sentía nauseas. Trecesentíaun remolino de emociones en su mente, desde la euforia pasando por tristeza extrema, furia sanguinaria, todas en ella misma, la mujer soloqueríasalir de ahí, necesitaba estar con fuera de ese maldito lugar. La paciente 1903, se encontraba ese día bastante relajada, tranquila, era el día de sesión con un nuevo psicólogo, era un hombre que era un total desconocido para ella, un tanto indiferente con ella, solo se limitó a preguntarle acerca de su vida, cuanto tiempo llevaba en San Bernardino y cosas equis para ella, nopodíacreer lo quepercibíaen su locura, el hombre no le tenía miedo, sino todo lo contrario, era indiferente hacia ella. La mujer se le quedo mirando y no emitía palabra, ¿Qué podía decir?; no recordaba su nombre, es más tampoco el día en que llego a ese luNO TE ABANDONARE
TRANQUILIDAD,INTRANQUILA
1903 se encontraba esperando ya a su padre para celebrar su cumpleaños, el hombre llego a la hora acordada, al ver a su hija el hombresonriócon calidez, esta llevaba el vestido quehabíaenviado de regalo para ella, se veía realmente linda. Hola, mi niña- saludo el hombre a su hija- ¿estas pasando un díabonito? -Adrián seacercópara darle un abrazo a la mujer quien hizo una mueca al sentir el abrazo- me encanta poder estar contigo- el hombre era cariñoso con su hija. Era un día caluroso de verano, en el San Bernardino en el área de pacientes permanentes un paciente 1903 se encontraba teniendo una crisis de llanto y de histeria, la pobre mujer se encontraba amarrada con la camisa de fuerza, pero ¿Qué produjo que se diera tal ataque?, eso seresponderáretrocediendounas horas antes. La mujer se encontraba tranquila en su habitación, presentaba un aletargamiento y se mantenía en una solaposicióncomo si fuera un estadocatatónicoproducido por su misma enfermedad; no prestaba atención a lo que le indicaba la enfermera1903- HIERE