El joven fotógrafo intentaba llamar su atención, pero su rostro estaba acunado en dos manos y un beso delicado terminaba en sus labios. La manera que solo pudo ampliar la sonrisa cuando se encontró con los ojos castaños de su prometido fue capturada en las cámaras profesionales del equipo que había sido contratado para aquel evento.
Sentía el corazón latiendo agitado, la mente estaba revuelta en ideas y la manera que el día ha empezado solo la hace remontarse a la tensa conversación que tuvo unas horas antes de la cena ¿y si era verdad? ¿y si todo lo que él ha dicho es cierto? ¿podría continuar con su compromiso?
Miró a su ahora prometido al lado de ella, moviéndola como si fuera un pequeño títere que cuando se encontraba con las cámaras ampliaba una sonrisa. Suspiró de forma pesada viendo a todos lados y cuando se encontró con los ojos dorados de ese hombre quien solo elevó su trago ante ella en la distancia, pasó saliva y clavó su mirada en el fotógrafo que le pedía que sonriera.
De pronto el anillo en su dedo se ha ajustado dos o tres tallas, el peso en su pecho le ha robado un poco el aire, por lo que solo cerró los ojos y trató de contenerse. No podía ser cierto y si lo era ¿Qué más da? Eso pasó ya hace mucho tiempo, claramente todo ha cambiado desde esa noche y ella no era la misma mocosa que se había perdido la vida siendo la mejor de su clase.
—¿Estás bien?—la voz de su prometido la hizo elevar su mirada.
—Sí, sí, un poco…—sonrió cuando no pudo continuar—creo que iré arriba a refrescarme un poco, han sido muchas emociones y no quisiera salir en el resto de las fotografías sudada y con el maquillaje corrido.
El solo frunció el ceño, acunó su rostro y la miró de frente. Una sonrisa de orgullo se desplegó en su rostro por lo que ella acarició sus manos. Estaba enamorada, de eso se encontraba segura, pero en aquel momento la pregunta que hacía eco en su cabeza era sin duda otra.
—Para mí luces perfecta—respondió este con voz grave—pero ve, ve a ponerte aún más guapa—le llevó todo el cabello largo hacia atrás y le besó la mejilla, acariciándole luego la oreja con un beso—si te pones una bonita tanga de encaje podría hacer que la fiesta termine rápido para luego subir a arrancártela.
La sonrisa fue coqueta en la chica quien solo pudo asentir, recibió el beso con rapidez en sus labios y apenas logró darse la vuelta buscando el interior de la preciosa mansión. Sus pasos eran apurados y cuando el caballero notó la figura en la escalera no dudó en dejarle su trago a un mesero e ir por ella.
La manera que la seguía parecía la ruta al mismo infierno, el perfume femenino ha inundado ya el pasillo y sabe bien a donde se dirige. Si es descubierto en aquel momento las cosas se saldrían de control, pero ya no puede mantener al margen todo lo que ha pensado, sentido y soñado en el último tiempo.
Cuando ella lo notó antes de ingresar a la habitación dio un brinco en su lugar y solo pudo pasar saliva, ya estaba en la habitación que ha compartido con su ahora prometido y no pudo hacer más que dar un paso hacia atrás cuando él, su suegro, ingresó también, cerrando la puerta y poniendo incluso el seguro.
—¿Necesita algo señor Harrington?—consultó con un delicado hilo de voz.
La oscuridad de la habitación apenas delineaba las figuras por las luces externas que iluminaban el evento. La música se colaba como una melodía más suave, las conversaciones eran ecos de un murmullo que no se escuchaba demasiado bien, pero eran los timbales de ambos corazones lo que en aquel espacio causaba incomodidad auditiva.
—¿Señor?—detalló en su boca, viendo como este dio un paso hacia ella.
—Ahora estás comprometida con mi hijo—él fue grave, claro que ese tono era único y erizaba donde nadie más lo había conseguido. El nuevo paso que lo acercó a ella prácticamente la hizo tiritar—y solo hay una cosa que no me dejó de preguntar.
Notó como el cuerpo femenino soltó un pesado suspiro, se estremeció incluso completo cuando él se pegó más a ella y le elevó el rostro desde el mentón. Sus miradas se encontraron cargadas de pasado, de misterio y un secreto que si sale al mundo podría arruinar lo que los dos ya consiguieron.
—¿Qué?—alcanzó a preguntar en una voz trémula.
—¿Ya has olvidado como se siente mi lengua recorriendo cada rincón de tu cuerpo?
Cuando llegó al lugar solo pudo ampliar la sonrisa viendo la preciosa decoración que poseía. Ciertamente no era lo que esperaba, pero la música y las personas luciendo esos largos vestidos de gala la hacían sentir como parte de una película, llevó su cabello suelto hacia atrás y solo reacomodo mejor el antifaz que cubría la mitad de su rostro.Aquella noche era especial, era la recompensa a su arduo trabajo, a sus noches de desvelo, a su esfuerzo por no solo mantenerse a flote también ser la mejor mientras lo hacía. Pronto se sintió empujada como por una fuerza que no sabía de dónde venía. El sudor recorría su piel mientras bailaba y una copa en su mano aliviaba de forma muy pobre, por la gran cantidad de alcohol que tenía, la sequedad de su garganta.Los pies le dolían, pero no quería sacarse los tacones así que continúo bailando tan solo girándose cuando una mano fuerte se posó en su espalda desnuda. Se encontró con un hombre mucho más alto que ella, su máscara cubría casi todo su r
Elevó su mirada cuando escuchó su nombre, su novio salía de la habitación con una amplia sonrisa mientras acomodaba su casco blanco bajo el brazo. Lucía arrebatador en jeans, botas de seguridad y una camisa de botones en un profundo azul que iba muy bien con su pálida piel y cuerpo muy bien trabajado por los días dedicados al gimnasio.Dejó de lado la taza y solo sonrió cuando este le dio un beso en la sien, mientras en la cocina se armaba su termo grande de café y tomaba el bolsito donde ella ha empacado un jugo y algunos aperitivos para el día.—Llévate también la manzana, que solo la sacas a pasear—indicó segura, viendo como este volteó los ojos, pero al final tomó la manzana verde.—Si señora, lo que usted diga—señaló, cuando estuvo ante ella le elevó el mentón con delicadeza y le plantó un beso—ya sabes, segura, elocuente y más que consciente que ya los tienes en tu mano, que ese empleo es tuyo.—¿Me llevarás a celebrar después?—¿Cómo puedes dudarlo?—le dio un nuevo beso—pero se
Se encontraba en una hermosa cafetería teniendo el almuerzo. Ya algunas bolsas de compras la acompañan y se ha comunicado con su familia para darles las buenas noticias de su nuevo empleo. Afortunadamente ha quedado con una de sus mejores amigas, aunque es la única que tenía en realidad, a almorzar en el mismo lugar aprovechando el día libre de ella.Los nervios aún no se han ido, porque si bien ya consiguió el empleo se podría decir que ahora faltaba la parte más complicada, sostenerlo. Trabajar en la empresa de su sueño es el paso uno que logró cumplir, pero le tocaba no solo demostrar que es apta y merece el puesto, también enfrentarse a lo que viene con la idea de que es la novia del hijo del sueño, que si bien Ashton le ha indicado que no es algo que debe preocuparle, ella no dejaba de pensar en lo mismo.Su sonrisa se amplió cuando Ava, apenas ingresando al lugar, empezó a mover los hombros y sacudir su curvilíneo cuerpo llamando la atención de los clientes del lugar y vaya que
Cuando salió del baño solo pudo abrir grandes ojos ante el enorme ramo de rosas rojas que su novio cargaba, su sonrisa se amplió enorme y aunque aún no estaba lista no dudó en acercarse a él. Antes de tomar los obsequios, porque el también cargaba una cajita de terciopelo en su otra mano, le acunó el rostro y le dejó un tierno beso en los labios.Incluso con los dos regalos Ashton la rodeó por la cintura y solo la hizo pegar un chillido cuando la cargó, aunque no con tanta comodidad por tener las manos ocupadas. Verónica no dudo en llenarle el rostro de besos, hasta que nuevamente estuvo en el piso, lo primero que tomó sin dudarlo fue el enorme ramo de rosas.—Que hermosas son—señaló volteando hacia él, quien estiró un piquito que ella besó—gracias amor, son muy lindas.—Lamento haber llegado tan tarde ayer y no poder conseguirlas—ella solo negó, se alistaban para su cena de celebración—y esto también es para ti.Ante sus ojos Ashton abrió la cajita mostrando unos hermosos aretes, su
La mano fuerte y masculina fue recorriendo su cuerpo mientras las embestidas la hacían gemir con completa delicia. Cuando una de esas manos tomó su teta solo pudo voltear hacia atrás donde encontró el beso apasionando que le ayudó a aliviar un poco de lo que su agitada piel sentía, pero pronto los dedos en el clítoris la hicieron separarse de él y elevar su mirada al techo mientras su novio la recorría con completa seguridad.Ashton con su fuerza y cuerpo trabajado no tuvo ningún problema en acomodarla de la forma que quiso. Mover el cuerpo de Verónica era fácil para él y en un solo movimiento la tuvo sobre su pecho mientras este le abría las piernas para darle estocadas profundas a su coño húmedo y azotado por el mismo desde que la buscó una vez más en aquella mañana que ya estaba corriendo.—Acomódate en mi polla amor—le pidió dejándole un beso en la oreja.Si bien sabía que ella no le gustaba demasiado la vaqueta invertida él si disfrutaba de lo que la posición le ofrecía y es que
Aun cuando el viaje duraba un poco menos de dos horas las estaciones que hicieron para poner combustible y tomarse un descanso en una cafetería donde compartieron postres y café los hizo tardar un poco más, pero conforme más avanzaban y cerca se encontraban más los nervios de Verónica se ajustaban en su panza y su piel en general.Volteó hacia donde Ashton cuando este le apretó el muslo, poco a poco fueron disminuyendo la velocidad y fue entonces cuando notó la impresionante vivienda entre árboles, un jardín precioso y toda la opulencia que una casa de campo podría tener. El portón negro ante ellos se abrió de manera automática y el deportivo avanzó en un camino un poco angosto de arenilla.Verónica pasó saliva y solo pudo soltar un poco de la presión en su pecho cuando notó al grupo que claramente eran empleados, esperar por ellos en lo que parecían un par de escalones de piedra natural y tras ellos la impresionante vivienda.—Vaya Ashton—le susurró a como pudo—esto es impresionante.
En el baño de su habitación Preston Harrington llevaba más de cinco minutos agarrado del lavabo y sin saber que hacer. Se ha lavado el rostro, se ha secado el mismo y vuelto a lavar. Subió a cambiarse, pero en realidad necesitaba un espacio para escapar de un perfume que parece reconocer a leguas, porque es el mismo de esa noche.Tenía que estar seguro que era ella, pero es que estaba más que claro que no se ha equivocado. Él se la follo. Le besó esa boca carnosa, le rozó esa piel suave y la vio a los ojos, esos ojos encantadores y únicos cuando la joven alcanzó su primer orgasmo. Claro que no fue hasta que notó la mancha en la cama que descubrió el secreto de la chica que le pidió que se la follara con una máscara puesta.Cuando elevó su mirada y se vio al espejo Preston pudo notar en la claridad del mismo como sus recuerdos se tornaron una película. Como vicerrector de la carrera de ingenierías y arquitecturas de la universidad de Cambridge, Preston se encontraba un momento de cambi
La cena se daba de una manera tranquila aun cuando algunos de los presentes en esa bonita mesa vestida parecían no tener los mejores ánimos. Adele era quien llevaba, con su alegre voz y forma de ser, las conversaciones a la que su madre o Ashton se unían liberando sonrisas débiles en Verónica o una que otra mueca en Preston quien va por su tercer vaso de whiskey y no han terminado de comer.Aunque la mano de Ashton se mantuvo en su muslo Verónica no ha dejado ir sus nervios y es que cuando se encontraba con la mirada del señor Harrington sentía que ese hombre buscaba en ella, en lo profundo, en lo oscuro, en esos secretos que ni sabe si tiene, pero la hace dudar de gran manera de si existen o no. Aquella sensación era como pasar por la seguridad de un aeropuerto aun cuando se sabe que la maleta solo está llena de ropa, de pronto la mente nos hace sentir que se ha guardado un arma o miles de kilos de drogas.—¿Te ha gustado la cena querida?—consultó Judy tomando de su copa de vino.—Sí