Damián miraba a su hijo postrarse más apegado a esa humana. Ni con sus otras niñeras era de ese modo, antes le decía que los humanos eran asquerosos por su olor, en cambio, con esa chica todo era diferente, hasta la amaba y le decía mamá.
Charlotte era su mate, su lobo se lo estaba reprochando y más porque no estaba dando todo de él para acercarla y decirle todo. Ella era joven, hace poco salió de una situación y él se aprovechó de eso para supuestamente pagarle la operación a su padre.
— No tenía idea de que te pasarías viendo las cámaras de tu casa —dijo su amigo sentándose a su lado—. ¿Te gusta tanto esa chica?
— No, las humanas no son lo mío —respondi&
Charlotte movió su cabeza de un lado a otro, mirando toda la situación. Estaba con Michael en su casa, recogiendo todo el desastre que se había convertido su habitación, puesto que en poco tiempo debían de ir a la escuela de este para una reunión que había. Michael, bajo ninguna circunstancia, aceptó que su padre fuera o que alguno de los sirvientes lo hiciera, debía de ser ella a como dé lugar. — ¿Ya tienes todas tus cosas? —le preguntó al pequeño, y este asintió—. Vamos, debemos llegar temprano. — ¿Mi papá no vendrá? —preguntó el pequeño hacia la chica, y ella negó con la cabeza—. Quiero que él vaya. — Antes habías dicho que no querías que él fuera, ahora no puedes venir a decir que es eso lo que quieres —dijo con serenidad—. No puedes estar cambiando de opinión cada vez que quieras. — Lo siento, mamá. No creí que te ibas a enojar por eso… — Michael —tomó el rostro del pequeño entre sus manos—. No soy tu madre, únicamente soy tu niñera y es por un tiempo nada más. Debes entend
La chica se quedó en silencio, escuchando las palabras del alfa. Se calmó luego de unos minutos, y la llamada terminó. Su voz la calmaba tanto, ¿era de ese modo que se sentían los destinados por la luna? ¿Y si su corazón le estaba jugando una mala pasada?Damián era bueno con las palabras, en ese momento entendió por qué Michael también lo era.Le tomó un par de fotos al pequeño y se las mandó al alfa para que estuviera al tanto de todo. Dejó que el pequeño fuera al escenario y ella se marchó con sus cosas, volviendo a escuchar los comentarios con doble sentido que la estaban molestando.Usaba abrigos por esa misma razón, ropa holgada y ni hablar de que andaba con la cabeza agachada. Eso de andar en busca de un alfa era algo que se encontraba en un segundo plano. Era una humana y a duras penas se levantaba en las mañanas. Escuchaba a las chicas de la universidad decir que los alfas eran tipos poderosos, de buena clase social y ella no lo era o mucho menos lo sería.Michael se veía muy
Su hijo volvió a lo mismo, a dejarlo con el habla en la boca. Tanto atrevimiento en un solo ser era una cosa bárbara, ¿lo peor? Es que no tenía ningún derecho en decirle algo, ya que era su culpa que fuera de ese modo. Menudo niño que se pasaba la vida entera molestándolo.— Bueno, creo que hasta llego yo…— Iremos a comer —le informó al chofer para que los llevara a un restaurante—. Aún no es tu hora de salida, permíteme invitarte a comer algo para que dejes salir el mal momento que mi hijo y yo te hemos hecho pasar.— Ya le dije que no es necesario que se tome tantas molestias conmigo —dijo la humana encogiéndose de hombros—. No volveré a la escuela de Michael nuevamente y uste
Damián cargó a su hijo con algo de esfuerzo hasta donde se encontraba la mesa de ellos. — Mamá —Michael llamó a Charlotte—. Eres hermosa. — ¿Qué? — Que eres hermosa —repitió el pequeño extendiendo las manos hacia ella—. Por eso quiero que seas mi verdadera mamá. — No puedo hacer eso, tu papá ya encontrará a alguien y recuerda que únicamente soy tu niñera… — Dile que ella será mi mamá para siempre —le ordenó Michael a su padre y este negó con la cabeza—. Es una orden papá. Tienes que cumplirla porque yo lo digo. — No lo haré porque me lo pidas —dijo su padre serio—. Eres mi hijo, y si ella no quiere seguir con este juego que tienes no la podemos obligar —dijo completamente se
El tiempo pasó con tanta rapidez que Charlotte a duras penas podía asimilar todo lo que pasaba. Su padre se recuperó gradualmente, y volvió a sus labores luego de ser dado de alta. Su relación con Michael era buena hasta cierto punto, el niño seguía diciendo que ella era su madre, pero no le ponía un alto. Con el alfa todo era un poco diferente, de vez en cuando lo notaba mirándola con ojos para nada amistosos, parecía ser que también había caído por culpa de su olor, que ni ella misma sabía de dónde salía.Con cada día, segundo o tal vez toque, ella seguía sintiendo que eran el uno para el otro.Un montón de cosas pasaron por la mente de la pobre humana en el instante que Damián le dijo que debía viajar con ella y c
Miraba a esa mujer que alguna vez fue suya, su compañera de juegos y con la que pensó en su momento que podía tener una linda familia, ahora lo único que esa mujer le producía era un completo rechazo. Su hijo estaba sufriendo por ella, luchando por tener algo bueno en su vida, pero nada podía salir como planeaba y estaba jodido. Ya no sabía que tanta mala suerte podía tener en toda su vida como para que esa mujer estuviera ahí delante de él con un collar que por supuesto pertenecía al hombre que se la arrebató de las manos.Dios, ella era hermosa, la envidia de muchos y por alguna razón no sentía nada hacia ella. ¿A qué se debía todo eso?— Ya te dije que no te daré a Michael —la encaró—. No sé que tienes
— Espérese un momento —lo detuvo bruscamente—. ¿Cómo es eso de que se casará conmigo? ¿En qué momento dije que aceptaré algo como eso? ¿En qué estaba pensando usted?— En que quiero que te calmes y me dejes explicarte —la calmó—. Estaba hablando con mi familia hace un tiempo, Michael estaba conmigo en eso y se le ocurrió decirles que yo estaba comprometido con una hermosa mujer y que pronto tendría una nueva mamá.— No soy madre, tampoco quiero serlo —Charlotte no estaba sintiéndose bien con eso, lo podía ver en sus ojos—. En verdad lo siento, pero esto está pasando los límites de nuestro trato.— Los límites los pongo yo —hizo
El alfa miró brevemente a la chica que se encontraba a su lado, dándose cuenta de que ella llama mucho la atención sin importar el tipo de atuendo que usara. Sin lugar a dudas, era el tipo de mujer que cualquier hombre desearía en su vida. Su lobo saltaba de la emoción cada vez que la veía y con ese viaje, podía dar un enorme paso hacia ella.— Deja de morderte el labio —el alfa pellizcó su labio—. Me pones nervioso.— ¿Ahora lo pongo nervioso? —preguntó la humana enarcando una ceja—. Vaya, el gran señor Walter se ha puesto nervioso porque una humana como yo se muerde el labio.— No digas eso —se agachó para cargar a su hijo, el cual en verdad se había dormido—. Bajemos, un