Que ellos dos formarán amistad era lo más lógico, eran una balanza increíble, aunque Edward hubiese deseado poder transmitirle más sentido de responsabilidad a Kevin. Se hacía lo que se podía. Lo ayudaba hasta donde más no podía.
En la mañana siguiente Edward llega a la universidad y espera que sea la hora de la clase, mira su reloj y ve que van tres minutos tarde, entra a su clase esperando que al menos Kevin llegue tarde, pasaron los minutos y Kevin aún no llegaba.Edward estaba un poco decepcionado pero no sorprendido. Ya había pasado tres días seguidos sin venir.El profesor detuvo a Edward antes de marcharse y le pregunto por Kevin, ¿estará enfermo o algo?, Edward le dice que no lo sabe, se comunicará con el lo más pronto posible.¡Genial!, Ahora Kevin también había logrado que Edward mintiera. Es suficiente, pensó.Tamara se preparaba para recibir a su hijo, lo había mandado a llamar y justo él también quería darle la idea en la queLa noche había llegado y Ela solo podía pensar y pensar una y otra vez toda la situación, estaba más que claro que era una idea descabellada, sin sentido, luego divagó sobre la idea de estar enamorada y casarse con alguien en algún momento. Vestida de blanco, con un vestido tan hermosos brillante y un velo precioso.Se imagino caminando nerviosa por el largo pasillo de la iglesia, tomada de la mano de su padre, hasta llegar a su apuesto novio, el cual siempre demostró ser su alma gemela, aquel hombre de silueta borrosa se hacía cada vez más clara, era Edward.Ela dió un salto de golpe, se sentó con rapidez.—¿Qué estás pensando? No pienses en estupicedes, no estás ni cerca de lograr eso.Ela comenzó a dialogar con ella misma, caminando de un lado a otro, observó sus libros organizados en su mesita de noche, y pensó que tal vez no era tan mala idea un ingreso extra, vendiendose a un millonario malcriado que solo quería seguir en sus fiest
Ela les había dejado en claro tanto a Edward como a Kevin que las cosas se harían lento, y con bases legales fuertes y claras, o al menos con un papel firmado por todos para no dejar algún cabo suelto por si las dudas.—Necesito un contrato, algo que sea específico con las reglas y límites.—Alegó Ela.—Por eso no te preocupes, supongo que Kevin también buscará a un abogado para su prenupcial.—Comenta Edward mientras observa a Kevin.—¿Un qué? —pregunta Kevin confundido.Ela suspira, se nota que esto sería algo gracioso y loco por contar. Le explica que ese contrato prenupcial es para salvar su dinero, que cada quien mantenga lo suyo por si algo sale mal. Es como para proteger los bienes de ambos por separado.—Aaaaaah, ok, ya entendí. Eso haremos.—Dice Kevin.—Quiero mi parte del pago primero, quiero asegurar la universidad, ya necesito pagar el semestres.—Eso es obvio... Las tendras pronto.—Comenta Edward—Yo me as
Kevin había despertado de nuevo con una chica diferente, rodeado de botellas de alcohol. Era lo que hacía hasta que el plan tomase forma. Fingir con su madre era su mayor don.La chica a su lado seguía durmiendo y él se levanta a bañarse.Kevin seguía teniendo esa mala costumbre de acostarse con mujeres físicamente atractivas, de la nada acordándose de la noche apasionada con la chica, mientras cepillaba sus dientes le llega un flashback de Ela, el vestido corto, sus piernas desnudas, la forma de su cintura, como un reloj de arena, tan asentuada. Se lava la cara con abundante agua para desaparecer esas imágenes en su mente.Sale del baño y la chica despierta.—¿No vienes un rato más a la cama?Kevin le ordena que se vista.La chica se levanta de la cama dejando caer las sábanas de seda fina hasta el sueño, descubriendo su cuerpo desnudo, se va acercando a Kevin mientras que con el dedo índice recorre todo su abdomen has
Al día siguiente Ela despierta muy contenta, saluda a su madre, se despide de su padre el cual le pregunta una última vez si está segura de no necesitar ayuda para la mudanza. Ela le aclara que no, ella está muy bien, para no entrar en detalles de que el apto estaba amoblado y todo perfecto.Se despide de ambos y sale de su casa, mirando hacia el retrovisor, le dió un último adiós, no es que no fuera a verlos o a visitarlos, pero ya no era parte de ese hogar.Llega a su nuevo hogar, acomoda algunas cajas, dobla su ropa nueva y acomoda su closet, también se acuerda que en la noche es la cita así que debe verse bien.Echa un ojo en los vestidos que Edward había escogido.Ya tenía uno en mente, escucha el timbre sonar.Ela se va muy rápido a la sala, abre la puerta y se encuentra a Edward, tan bien vestido como siempre.Ela solo lo miró fijamente viendo lo guapo que es capaz de verse aunque se notaba que estaba recién
Ela comenzó a notar que Tamara tenía una actitud inquietante, intento distraerla iniciando una conversación amena sobre su vida personal.—Señora Tamara, quiero confesar que usted es una mujer muy digna de admirar, formó un imperio a nivel comercial, desde muy joven ya amasaba una gran fortuna a causa de las acciones de su empresa... Eso es increíble.Tamara la vió fijamente y dejo salir una sonrisa natural.—Oh, ¿Has leído sobre mi?—Bueno, su nombre está en muchas planas de revistas importantes, es imposible no leer.—No ha sido trabajo sencillo...—Lo puedo imaginar, ser madre, tener un imperio y una gran competencia a nivel de marketing... Usted ha podido con todo.Kevin veía de reojo como Ela de una forma inteligente ayudaba a calmar a su madre, la cuál poco a poco dejaba de temblar sus piernas por debajo de la mesa.Eso lo hizo pensar que Ela es una hermosa mujer y no solo por el físico, ten
Suena la alarma a las 9:00am, Ela apaga eso quejándose por el dolor de cabeza, la resaca por vino más horrible de su vida. Levanta el celular y ve que tiene varias llamadas perdidas de su madre.Ela se levanta, y comienza a prepararse para ir a casa de su madre. Le echó otro vistazo al apto dónde estaba. Lucía como un paraíso, tan calmado, solo era ella y sus pensamientos, le agradaba ese tipo de soledad; el que tienes por decisión propia, el que te otorga la tranquilidad que necesitas.En marcha a la casa de su madre mientras estaba en el auto recibe una llamada de Edward, Ela coloca el teléfono en altavoz y contesta.—Edward, hola.—¡Hola! Oye, ayer se fueron muy rápido y no me alcance a despedir... ¿Qué tal todo?—Si, es que estaba un poco agitada y el lugar definitivamente no es mi estilo.—Si, eso lo entiendo. ¿Tienes planes para hoy?—Si, estoy de camino a casa de mis padres, hoy planeo estar todo el
El lunes Ela y Edward ya se encontraban en la universidad.—Hola Ela, ¿Qué tal?—Hola, todo normal... ¿Y tú?—Vi tu cara en la revista está mañana.—¿Mi que?—Pregunta impresionada Ela.—Si, estás en la primera plana junto con Kevin.—No puede ser—gritó Ela mientras marcaba en su celular el número de su madre.—Tengo que evitar que mi padre vea eso.—¿Algún problema? —Pregunta Edward confundido.—Si, mi padre no está enterado de nada. Me matará si lo llega a saber.Edward apenado observa como Ela continúa en el celular y le da instrucciones a su madre sobre como esconder las revistas o evitar que su padre vea alguna de cualquier manera.—Cariño él no lee ese tipo de cosas, pero me aseguraré de que no te vea... ¿Estás en primera plana? Es increíble.—Mamá lo sé, no tenía idea del alcance que tendría esto.Ela se despide de su madre porque la clase va a comenzar.
Ver a la madre de Edward cocinar alegremente en su enorme cocina, sin ayuda de sirvientes, sonriente y feliz junto a su hijo, el cual estaba igual de feliz y reluciente; me hizo entender que tal vez no todos los millonarios son frustrados o tienen un vacío en el pecho. Tal vez era cruel buscar ese punto vacío en esta familia, o tal vez me sentía culpable por intentar buscar un defecto que me haga sentir menos mariposas cada vez que veo a Edward. Sentirme como una niña de 10 años enamorada de una persona que parecía una celebridad no era mis mejores facetas. También ví lo natural de su sonrisa, así de enorme y brillante es la sonrisa de mi madre y eso que no está rodeada de lujos.Estaba divagando justo cuando Edward clavó su mirada penetrante en mis ojos perdidos, pestañe varias veces para volver a enfocarme en él y pregunté—¿Qué pasa?— Ya nos vamos.La comida estaba deliciosa por supuesto, le comenté mientras me despedía de la ad