Capítulo 568
—Está bien, si lo odias no lo necesitamos, no volveremos a verlo —Diego consolaba a su hija con dolor.

Andrés, parado afuera, al escucharla decir que lo odiaba, sintió cómo la sangre se le helaba, un frío que se extendía desde sus pies hasta su pecho, formando un dolor sordo... Sus ojos se enrojecieron y su cuerpo se tensó.

Emilia, a su lado, lo miraba con frialdad:

—¿Lo ves? Julia te odia, así que no te le acerques más. Déjala en paz, permite que el resto de su vida sea un poco más feliz.

—Si hubiera sabido que mis palabras la llevarían a caerse, definitivamente lo habría hablado mejor con ella.

—No hay "si hubiera". Lo que pasó, pasó, y no puedes remediarlo —Emilia había perdido toda paciencia con él.

Andrés permaneció de pie, ausente. Era cierto, no había "si hubiera", nada de hipotéticos. Todo había sucedido ya, nada podía salvarse ni revertirse... Bruno se llevó a Emilia. Andrés seguía ahí, como si le hubieran arrancado el alma, parado en el pasillo como una lápida fuera de lugar.
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