ANTES... A Soy tan feliz, estoy viviendo la mejor etapa de mi vida, al lado de hombre que amo uno maravilloso, que me hace inmensamente feliz. Estar a su lado es lo mejor que me a pasado, cada día lo amo más, todas las noches mientras me hace el amor siento que llegó al cielo en sus brazos, dormir y despertar cada día con él es lo mejor, no le podría pedir nada más a la vida. Conocerlo a él me a hecho dar gracias a Dios, que mi vida se alargará un poco más, se que pronto moriré. Pero no tengo miedo a dejar de existir, porque e vivido al máximo e conocido el amor, y podría decir que e amado con intensidad. Sury llegó a mi vida cuando menos lo pensé, quise alejarlo pero no me lo permitió, antes de él no hubo nadie más, jamás quise vincularme. Sentimentalmente con nadie, porque desde muy joven supe que moriría a temprana edad, yo me negaba a que alguien estuviese conmigo por lastima. Pero Sury no acepto un no, el jamás se rindió y hoy en día estamos casados. Más enamorados que
Camino Alejándome de ellos, ignorando a Lina, que me grita no sé que cosa. Yo solo me quito mis tacones, pues estos me hacen caminar con torpesa en la arena. Escucho unos pasos detrás de mí, pero no me detengo, todo lo contrario camino aún más rápido, mientras pienso en como carajos me iré de aquí. Amemos que me robe el hermoso, yate de Ares no veo forma irme. — Lina, déjame en paz, dices un solo comentario más, y te juro, que te romperé la nariz, tú jefe y tú, me tienen de mal humor, y ya no los aguantaré más. Ve dónde el pendejo ése, y sigue viendo como se manosea a la rubia falsa ésa. ¡Lo dije!... Y se siente bien. —¿Acaso usted está celosa? ¡Oh! claro que sí, lo estás. Mi respiración se vuelve un asco, al darme cuenta de quién está detrás de mí, y sin esperarlo, Ares me toma de un brazo, haciéndome voltear a verlo. Sus ojos reflejan la pura diversión, y eso es algo que me hace enfadar. Me suelto de su agarré con brusquedad, mientras que toco el puente de mi nariz, y
Entre, Ares y yo, ya no existe la ropa. Mientras sus caricias me encienden, su lengua lame mi cuello, provocando que arquee la espalda. Él, aprovecha eso para en un movimiento ágil, quitar mi sostén, dejando mis pechos al descubierto, su mirada es oscura, esos ojos grises brillan de deseo, quiere devorarme, y yo quiero que lo haga. — No sabes como, ansió enterrarme en tu cuerpo. Pero antes quiero que me digas, si tú también lo deseas. Automáticamente, asiento, pero el gruñe un; quiero oírlo de tus labios. — Sí, yo también lo deseo, ahora deja de hablar, y cumple tú promesa. Digo, coqueta, recordando un poco como solía ser yo, atrevida, y directa. Sin pensarlo dos veces, se posiciona entre mis piernas. Comienza dejando un recorrido húmedo, de besos, desde mi cuello, deteniéndose en mi vientre, donde no solo lame, también chupa, y muerde, obligandome a gemir su nombre. — Nena, necesito que habrás los ojos, quiero verte, mientras me entierro en lo profundo de tu ser. Calor, es
¿Cómo le explicó, que es de alguien más? alguien me lo obsequio, y el precio fue su vida. Suspiro mientras me visto, lavó mi cara. Y cuando estoy por salir, alguien habré la puerta. Y ahí está él, mirándome, entre enojado y preocupado. — ¿Que hice, o que dije, para que salieras huyendo? ¡Dios mío! Moly, eres tan complicada. Pasa sus manos por su cabello, suspira, para luego dar vuelta e irse. Y yo, solo me quedo viendo cómo se aleja, mientras en mi interior algo se oprime. Pasan algunos minutos, cuando llega Lina, para molestarme con sus tonterías, solo que está vez, ni siquiera puedo molestarme. Estoy tan ida en mis pensamientos, que solo suspiro mientras ella habla, y habla. Más tarde estoy por fin en mi departamento, sola, pero por fin puedo respirar tranquila. Me veo tentada a tomar una copa, pero me repito a mi misma que debo dejar eso, que tengo que ser fuerte y dejar la m*****a cobardía. No puedo explicarle a Ares mis motivos, por el cual reaccione así, no pued
Justo cuando estaba por ver, qué tomar, para la migraña escucho que alguien toca mi puerta. Digo un; adelanté.Y es, en ese instante, que mi dolor de cabeza aumenta.— Hola, tenemos reunión en cinco minutos. — Sí ya mi secretaria me informo. – es todo lo que digo, camino hacia la salida, pero Ares se interpone en mi camino me toma de las caderas y aparisiona mi cuerpo contra la puerta. Respirando en mi cuello. — Estás hermosa. – Me susurra.— Gracias, ahora déjame salir.Pero Ares párese no oírme, pues solo lo siento presionarse más, a mí, aspira mi olor. Y luego siento su lengua lamer mi cuello.— Ares alejate, ahora. — digo en un susurró, que aunque quise que sonara fuerte, solo salió como un gemido. M****a.— Tu cuerpo no me dice eso. Nena, deja de resistirte a esto que sentimos. — Solo deja que fluya. Déjame sanar tus heridas, deja que yo cure tu corazón. Déjame entrar aquí. Ares señala mi pecho, y enseguida mi sicatris arde.Como una herida latente, que nunca sanará del todo.
— Nunca en mi vida, desee tener tanto a alguien, como deseo tenerte a tí.Y esas palabras que salieron de los labios de Ares me dejaron en shock. No sé que responder.Pues deseo con toda mi alma, que está felicidad que estoy empezando a sentir, no acabe nunca... Solo eso espero.No sé cuánto tiempo pasa, pero reaccionó cuando lo veo intentar cubrir mis ojos. Me tenso involuntariamente.— Pensé que confiaba en mí.Suspiro para luego responder.— Lo hago, es que yo... Lo siento, estoy algo nerviosa.— No tienes porqué estarlo, solo sé tu misma. ¿Si?—Okey. – Es todo lo que digo. Él solo sonríe y cubre mis ojos, me ayuda a volver a mi lugar, y pronto siento que el auto avanza.No pasa mucho cuando siento que el auto se vuelve a detener, él se baja, luego está de mi lado, y toma mi mano indicándome salir.Camino con cuidado por miedo a caer, eso sería realmente vergonzoso.— ¿Quieres que te lleve en brazos?— ¡Claro que no! Estoy bien.— Okey. – Lo escucho que ríe.— Espero te guste, jamá
Lo escucho susurrarme algo pero no logro oír bien.Nuevo mis caderas más rápido dándonos más placer.— ¡Oh... Sí, te sientes tan bien. – Me dice al oído.Sus labios dejan los míos para darle atención a mis senos, una de sus manos masajea uno mientras que su lengua le da atención al otro.— Necesito más... – Le digo, y pronto siento sus caderas moverse con más intensidad, y es cuando no lo soporto. Exploto en un orgasmo fuerte que me deja temblando en sus brazos, mis sentidos están nublados.Mi respiración está muy agitada, y mi corazón quiere salirse del pecho.Ares nos lleva a la orilla del lago, aún lo siento en mi interior, cuando estamos fuera camina conmigo hacia la cabaña dónde sin esperar más, soy pegada a la puerta, mientras sus embestidas son certeras, haciendo que de nuevo este apunto de llegar al cielo, y sus jadeos me hacer saber que el también alcanzara las estrellas conmigo.— No puedo más... Yo... – Y de pronto; siento lo que es estar viva en sus brazos.Ares se derrama
— Puedes contar con mi hombro, cuando lo necesites, puedes contar con mis brazos, cuando necesites refugio en ellos. Todo yo, soy tuyo.— También estaré para tí, cuando quieras hablar, desahogar todo ese peso que llevas.Escucho atenta a sus palabras y decido que debo hacerlo, quiero contarle mi verdad, refugiarme en él, quiero que sepa todo.Para así estar por fin sin tanto tormento, confiaré en él, y espero no arrepentirme.Siento los latidos lentos del corazón de Ares, e llorado hasta sentir mis ojos hinchados.Ambos estamos como hace unas horas, abrazados, él como si temiera que yo fuese a huir, y yo, aferrandome a él, como si mi vida dependiera de ello.— ¿Te sientes mejor? – Escucho la voz ronca de Ares, asiendo que cada bello de mi piel se erice.— Sí, ya estoy bien... ¿Puedes soltarme?— No, no quiero hacerlo. Pues solo necesito tenerte entre mis brazos. Quiero sentir que no te irás.— No me iré, lo prometo. – Aseguro. – Pero debemos ir a comer, ya muero de hambre. Mi estómago