Alza la mirada y ve hacia una ventana de la casa, había una cortina rosada y se podía ver la sombra de una niña jugando con las muñecas, seguramente era Kenia.

Holly vuelve a sonreír al ver su silueta, entra a la casa y en el momento que el chico que cuida las escaleras se distrae, Holly sube con prisa y entra a la primera habitación que encuentra para no ser descubierta, se ríe de sí misma por la locura que estaba haciendo al abusar en casa ajena, pero solo quería hablar con Kenia, no sabía dónde estaba Ethan, desde que llegó a la fiesta no lo ha visto.

—¿Holly? —pregunta la pequeña al notarla en su habitación, Holly se voltea y solo cree que fue cuestión de suerte al atinar con la primera habitación.

—Hola Kenia. —Le sonríe mientras se acerca.

—Hola. —Le regresa la sonrisa—. ¿Qué haces aquí? La fiesta de grandes es allá abajo, aquí es la de pequeños. —Muestra sus muñecas.

—Si te pones a pensar, yo no soy tan grande que digamos —se burla de su propia estatura y Kenia no le encuentra