A mis diecisiete años de edad, he descubierto que el universo es incierto y que no lo sabemos todo, de hecho no sabemos absolutamente nada. Por diecisiete años ignore el hecho de que vivía rodeada de magia y criaturas asombrosas, que soy el mate de un licántropo y por si fuera poco la guardiana de todas las criaturas. Clair lo explico, ese diminuto ser reveló lo que tanto quería saber y no pude descifrar por mi misma. ¿Que se suponía que debía hacer? Prometí alejarme de todo esto, de este mundo, no usar nada de lo que se me concedió y pasar por desapercibida cuando cumpla la mayoría de edad. ¿Por qué todo debe ser así de complicado? ¡Diablos!
Muchas veces pensamos que todo lo tenemos fríamente calculado y que nada se nos escapa de las manos o que todo pasará como lo creemos, es entonces cuando el destino te enseña cuanto te equivocaste y lo idiota que fuiste al creer que tienes tiempo a tan siquiera intentarlo. Normalmente siempre creí que nada se escapaba de mis manos, que todo pasaría como lo tenía planeado y no de otra forma. Es aquí donde entra el destino y me demuestra que me equivoque terriblemente, ese monstruo esta enfrente de nosotras, mirándonos con cinismo. Celes no hace mas que temblar, podría perder terriblemente el conocimiento otra vez y yo estaría sola de nuevo. ¿Que debería hacer?—¿No les da gusto verme?—preguntó, su sonrisa segura, arrogante, déspota y cínica heló mi sangre en seguida, ¿Acaso no sentía miedo por estar en territorio lobuno?—¿Que es lo que quieres? —pregunté, con fingido valor levantando mi barbilla con orgullo y devolviéndole la mirada con la misma intensidad, no podía demostrarle miedo.
El tiempo suele transcurrir con mas eficacia cuando no quieres que avance, si no que se tarde. Avanza sin tapujos y con bastante rapidez, los días han volado y nosotros con ellos, hace ya una semana que Celes duerme con su mate y yo con Archie, son medidas extremas, pues hace una semana y tres días fue el encuentro con Alec .El sonido estruendoso de ese día fue solo una gran pelea de Archie con su primo, Bryan. Ambos se agarraron a golpes, el mate de mi repetida insistía en que todo era culpa de Archie por no protegernos bien, por tener escasa protección, estaba furioso y temeroso por Celes.Los indicios han seguido apareciendo, Celes es magnifica por alguna extraña razón la asocio a Hermione de Harry potter, ha de ser porque unos de sus dones es la sabiduría y anda inventando cosas. Pasamos gran parte del día en la biblioteca estudiando, preparándonos para mañana, el gran día. Nuestro décimo octavo cumpleaños. Debo admitir que hemos tenido grandes avances, nos sentimos preparadas p
En un mundo gobernado por los hombres lobos, las leyes son tan implacables como la luna llena que rige sus vidas. Desde el momento en que las mujeres cumplen 18 años, son entregadas sin objeción alguna al Gran Alfa, el líder supremo, quien lleva años buscando a su "mate", su compañera destinada. Es un sacrificio inevitable, un destino que no puede ser evitado. Adalyne Whitmore, una joven que se ha acostumbrado a una vida tranquila en Nueva York, está a punto de cumplir esa fatídica regla. Pero lo que no sabe es que su destino está marcado por algo mucho más grande y oscuro que cualquier ley del reino de los hombres lobo.Luca Brandwolf, el Gran Alfa, ha pasado años esperando la llegada de su mate: una mujer cuya alma esté destinada a la suya, capaz de desatar su verdadero poder y asegurar el dominio eterno sobre el imperio de los lobos. Su reino está en su apogeo, pero a pesar de su fuerza y liderazgo, Luca siente que hay algo más en juego, algo que ni siquiera su poder puede controla
Mi nombre es Adalyne Belle Whitmore. La sombra de ese nombre resuena en mi mente con el peso de un destino que no he elegido. Soy una chica de mediana estatura, esbelta, con ojos azules que se tornan grises cuando la oscuridad me alcanza, como si mi alma estuviera hecha de niebla. Mi cabello es castaño claro, un reflejo de la luz en los días tranquilos que ya no sé si merezco. Vivo en Nueva York, rodeada por la prisa incesante de la ciudad, pero en mi hogar todo ha sido sereno, casi perfecto. Vivo con mis padres, en una burbuja que me ha protegido hasta hoy, y me he acostumbrado a esta calma, a sentirme segura, a ser feliz con quien soy. Pero todo eso está a punto de desmoronarse. Mañana cumplo dieciocho años.Solo un día. Un día que cambiará mi vida para siempre. Un día que se cierne sobre mí como una tormenta, oscura y violenta. Porque mañana, cuando despierte, todo lo que he conocido se disolverá como la niebla al amanecer. Mañana seré llevada a la Mansión "Brandwolf". Un lugar que
Era el día de mi cumpleaños, el día que marcaba el fin de todo lo que conocía, y mi madre traía un pequeño pastel de cumpleaños, adornado con velas que parpadeaban como mi esperanza. Me cantaron, y por un momento, todo parecía normal. Como si el tiempo se hubiera detenido para darme un respiro, una última oportunidad para disfrutar de la vida que siempre había querido. Pero esa felicidad solo duró unos breves treinta minutos, porque el reloj no se detiene, y la hora de partir había llegado.—Pequeña, vístete, te esperan abajo —dijo mi madre entre lágrimas, su voz rota por el dolor.—Lo sé, ya bajo —respondí, mi garganta tan apretada que ni siquiera pude articular más palabras.Me adentré en la ducha, tratando de limpiar los rastros de una vida que ya no me pertenecería más. Me quité la cómoda pijama que me había acompañado durante tantas noches de sueños tranquilos, y me sumergí en el agua caliente, esperando que pudiera borrar también mis miedos. Cuando salí, me vestí con lo primero
Después de lo ocurrido, Ben se llevó a las demás chicas por orden del líder, dejándome sola en el salón. Solo quedábamos él y yo. Una oleada de terror me invadió al darme cuenta de que estaba atrapada en un espacio cerrado con aquel hombre. El lobo castaño de ojos grises, cuya mirada no me dejaba escapar. Sus ojos eran como un fuego helado, llenos de deseo y poder, y aunque no lo quería admitir, me sentí expuesta, vulnerable bajo su escrutinio.Él me estudió con esa mirada penetrante, casi como si me desnudara con solo mirarme. Mi corazón latía con fuerza, martillando mi pecho, y no pude evitar temblar. Su olor a tabaco y menta me envolvió, un aroma masculino que me hizo sentir frágil. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral, y me quedé inmóvil, incapaz de apartar la vista de él.—¿Nerviosa? —preguntó con una sonrisa irónica, como si lo disfrutara.—P...pa...Para...Na...Nada. —logré articular, pero mi voz tembló, traicionando el miedo que no podía esconder.Él soltó una risa baja
Siguió golpeando la puerta con fuerza, me hice a un lado por miedo a que la tumbará y así fue. Su fuerza descomunal había logrado volver añico la madera que nos mantenía separados.—Hiciste esto mas divertido para mí—avisó y con velocidad llegó a mi cargándome y subiéndome a su hombro, me lanzó a la cama y se pusó en busca de lo que parecían unas cuerdas, tomó mis manos y las ató a las barandas de la cama, hizo lo mismo con los pies. —Yo quería hacer todo por las buenas, pero tú insistes en portarte mal. —dijo con una sonrisa torcida, sus ojos brillando con malicia. La suavidad de sus palabras no hacía más que aumentar el peligro en el aire.—¿Sabías que te he odiado desde siempre? —le lancé con rabia, mis palabras impregnadas de desprecio—. Y lo seguiré haciendo. ¡Eres un asqueroso lobo! —mi voz temblaba con la intensidad de lo que sentía, pero él solo se rió, divertido por mi frustración.—Eso lo sé perfectamente. —me respondió sin inmutarse, acercándose un paso más. El tono de su
—No necesito de tu protección imbécil, yo puedo arreglármelas sola . —lo desafié con ira. —Adelante, quédate, pero si él regresa por ti, te la arreglarás sola porque no pienso venir de nuevo, niña estúpida. —escupió con rabia.—Iré contigo, pero jamás dormiría en la misma cama que tú. —dije y lo miré fijamente. —, dormirás en el piso.—Cómo digas, vamos, más tarde envío a alguien por tus cosas—dijo con tono autoritario y yo asentí. Salimos a un largo pasillo, en el que había numerosas puertas, hasta detenernos en el final, en una enorme color rojo, y un sello característico de su especie. El abrió la puerta y me empujo hacía él. Me quedé asombrada por tan grande, lujosa y hermosa habitación. —Cuidado babeas mi alfombra. —dijo de manera arrogante. —, es mas costosa que toda tu casucha.—Jodete. —dije con furia. —, Necesito darme una ducha.—Perfecto, yo igual, vamos—dijo señalando la puerta que conducía al baño.Sentí una ráfaga de nervios, que recorrió todo mi cuerpo, él no podía