-Las reglas son sencillas.- Dijo el lobo mediador mientras la multitud apoyaba a su favorita y hacía apuestas para nada disimuladas sobre el resultado del duelo.Incluso pude escuchar a Savanah apostando ruidosamente por mí. Ella me conocía, los otros lobos no, así que yo presentía que para el final de esta ronda, ella sería una loba muy rica y yo le lancé pulgares arriba.Luego señalé a Cole y le hice gestos para que apostara también por mí. Él obedeció claramente divertido.Debía admitir que ésta era una muy buena idea; ayudaba a que los nobles arreglaran sus diferencias semi pacíficamente en presencia de su rey y hacía circular el oro. Todos ganaban.-Pueden escoger cualquier arma de la mesa de armas antes del encuentro; el duelo termina en cuanto el otro lobo queda desarmado, reconoce la derrota o se rinde.- Dijo el mediador y luego nos hizo un gesto a Shelly y a mí para que escogiéramos armas.-¡Tienes esto, Shelly!- Gritó una de sus seguidoras y yo puse los ojos en blanco.-¡No
No llegamos a nuestra habitación. Cole me llevó al primer cuarto vacío que encontró que resultó ser una especie de sala de recepción en el que habían algunos cuantos sillones mullidos.Mucho más tarde, cuando nuestras respiraciones se calmaron y mi corazón dejó de latir salvajemente en mi pecho, recordé que el rey Marco había dicho algo sobre regalarnos un libro.-Oye Cole, ¿De qué iba todo eso de regalarnos un libro por nuestra alianza?- Pregunté curiosa. Si alguien podría saber del asunto, era él.-¿Recuerdas que te conté sobre el mercader de libros que estábamos buscando?- Dijo lentamente mientras yo asentía y lo veía ponerse su ropa de nuevo. Yo estaba esperando a que terminara el espectáculo antes de hacer lo mismo.- Bueno pues no encontramos al mercader; creo que la señorita Anya le comentó algo al respecto a su nieto y él mandó a su flota privada para interceptar a cualquier barco con mercaderes de libros que quisieran atracar en sus puertos, así en caso de que se nos escapara
Desperté deliciosamente más tarde con la lengua de Cole haciendo cosas traviesas en mi cuerpo. -Me encanta cómo sabes, cariño.- Dijo con un gruñido mientras subía por mi cuerpo y se acomodaba entre mis piernas para tomarme lenta y dulcemente. -A mí me encanta morderte.- Dije tomando su cara para besar sus labios antes de girar su cuello y morderlo un poco. -Lo he notado, así como todo el palacio y la mayoría de la gente que nos conoce.- Dijo divertido sin cambiar el ritmo. -¿Te molesta que lo sepan? – Dije con una sonrisa maliciosa enganchando mis piernas en sus caderas. -No. -Bien. Mucho más tarde, quise ser una loba perezosa y usamos el servicio a la habitación. Mientras esperábamos, le pedía Cole que siguiera leyendo. -Me daré un baño mientras estás en eso.- Dije guiñándole un ojo. -¿Puedo acompañarte?- Preguntó esperanzado. -¿Y quién recibirá mi comida? Alguien debe permanecer con ropa.- Dije inocentemente dirigiéndome al baño. Puse un montón de sales aromáticas en la ba
Cole. Dejé a Lily dormida con una última caricia y un beso en su frente antes de levantarme y comenzar a vestirme. Por supuesto que me sentía cansado, pero ya dormiría más tarde en el barco. Me dirigiría directamente a la biblioteca; sabía que Anya no se iría de ahí hasta leer a todos sus nuevos “bebés”. Me detuve en la puerta y regresé para arrodillarme a un lado de la cama y tocar suavemente el vientre de mi pareja. -Papi no se irá por mucho tiempo, pequeño. Cuida de tu madre. Me había despertado más temprano con la sensación de que Lily olía diferente, pero no fue hasta que salimos de la habitación para ir a buscar a la curandera Anya que mi cerebro confundido fue iluminado. Era apenas perceptible, así que dudaba que Lily se diera cuenta hasta dentro de un par de semanas al menos cuando mi olor dejara de ser tan perceptible en su piel. Me alejé solo porque tenía una misión. -Creí que tardarías más en llegar, príncipe.- Dijo divertida Anya cuando entré en la biblioteca. -Nece
Kyrian. Hace una semana, en el Continente Central.-Esto es malo, Karel.- Dije entrando en su oficina sin ningún tipo de protocolo.Él bajó los documentos que ojeaba y me miró ceñudo.-¿Ahora sobre qué crisis debo ocuparme?- Dijo dejando caer su cabeza en el escritorio con un golpe fuerte.No lo culpaba. Desde hacía casi mes más o menos habíamos estado saturados de trabajo; ciertamente sabíamos que al matar a un montón de nobles tendríamos dificultades en el aspecto de sus posesiones, pero no contemplábamos que sus familiares fueran cuervos carroñeros y codiciosos que vendrían a molestar día, tarde y noche. Tristemente, el terminar con los rebeldes nos daba más problemas que soluciones pero eso fue solo algo que habíamos visto hasta después.Lo único divertido de la situación era que Karel por fin se estaba dando cuenta de todo el peso que había estado recargando sobre los hombros de su hermano, pues era él el que se encargaba de todo lo relacionado con los rebeldes, el ejército y cua
-¿Por qué sigues en mi oficina?- Preguntó Marco curioso cuando abrió la puerta y me vió en mi estado de loba sobre mi silla favorita por tercer día consecutivo.Por supuesto solo lo miré fijamente antes de levantarme y volver a acomodarme para darle la espalda. Justo como venía haciendo desde el primer día.Después de una noche de intenso placer carnal con un mango especialmente amoroso, tuve sueños en los que me veía corriendo con dos pequeños cachorros negros persiguiéndome. Desperté con una sonrisa y pensando en que era hora de pedirle a Cole que se emparejara conmigo y termináramos con el maldito suspenso con el que veníamos bailando desde hace meses. Lo amaba pero era demasiado terca para admitirlo inclusive a mí misma. Quería decirle que le daría el honor de ser mi pareja y que quería que nos fuéramos de este reino para unirnos y comenzar una nueva vida en nuestro reino del Norte… solo para encontrarme con una cama vacía.Al principio pensé que estaba en el baño, pero no lo esta
Kyrian. Hace dos semanas, Continente Central.No quería seguir discutiendo mi vida amorosa… o falta de ésta.Karel no podía entender que ese capítulo estaba cerrado en mi vida; no porque yo realmente lo quisiera, sino porque la vida de la mano derecha de un rey o más precisamente, la vida de la mano derecha del rey más poderoso del mundo (Al menos hasta que Lily consolide su reino) era peligrosa.No le había mentido en ese sentido a Savanah; cuando se inscribió en la Competencia y reclamó como condición una explicación de por qué no iba directamente y le pedía que nos emparejáramos.No era ciego, era una loba hermosa, inteligente y capaz que no se deslumbró al saber que yo era su pareja. Solo por esto último me hubiera emparejado con ella sin dudar, pero las cuestiones políticas en el reino eran un tema delicado en ese momento. Con la creciente rebelión y los múltiples problemas que se acrecentaron desde que Lily se involucró con los gemelos, mi tiempo de por sí limitado era nulo debi
Algo que definitivamente estaba mal con los machos sin importar su especie era su sentido de autoconservación.Les dije que no me apuntaran con sus armas y ¿Qué es lo que hacen? Exactamente eso.Así que no tuve más remedio que patear sus traseros en cinco movimientos. Lo pude haber hecho en dos pero ¿Dónde estaba lo divertido en eso? Además, tenía que sacar algunas frustraciones recientes.Cuando los guardias se encontraban en el piso, llegaron los refuerzos.Luché contra los nuevos guardias en mi forma de lobo porque no tenía paciencia para controlarme y ellos no dejaban de apuntarme con sus armas.-¡Deténganse! Y dejen de apuntarle por el amor de la Madre, ¿Qué no ven que solo hacen que se enfurezca más?- Gritó Anya desde algún lugar del cuarto.Entonces se escuchó un gruñido profundo de advertencia que me sacó de mi sangriento frenesí y me hizo transformarme para interponerme en el camino de Pier.-¡Corran, demonios! ¡Es un salvaje y acaban de hacerlo enojar!- Grité a los idiotas q