¡Joder! No era mi intención asustarla. No quería perder el control y besarla así. Pero, en cuanto probé ese delicioso sabor a naranja y jengibre de sus labios, me perdí en ella. Y entonces, cuando gimió, aferrándose a mí como si yo fuera su salvavidas, no quise otra cosa que agarrarla, reclamarla como mi pareja, dejar mi marca en su cuello para que todo el mundo supiera que era mía.

‘Al menos olerá como nosotros durante uno o dos días más', dice Donovan.

‘No ayuda si no quiere hablar con nosotros’, respondo.

‘Nos hablará. Quiere entrenar y ser más fuerte’.

‘Quiero pasar tiempo con ella haciendo cosas que no sean entrenar’.

‘¿No es eso lo que nos metió en este lío en primer lugar?’, dice mi lobo sarcástico.

Agarro mis pantalones cortos y me los pongo rápidamente, recogiendo también la ropa de Lily. Vuelvo trotando a la casa de la manada, colándome por la entrada omega, antes de subir corriendo, esperando que nadie me vea. Llego a mi habitación y dejo la ropa de Lily en una silla