Después de cenar, Eli y yo subimos a nuestra habitación. “Bebé, ¿qué necesitas para prepararte para la batalla con tu padre?”, me pregunta él.

Me giro y lo miro, confundida. “¿Qué quieres decir? No hay forma de que me derrote”.

Se acerca, jalando mis caderas contra las suyas y poniendo su frente sobre la mía. “Grace, todos los Alfas han visto lo que puedes hacer. No hay forma de que tu padre luche limpio. Está perdido antes de que empiece la batalla. Entonces, ¿qué crees que haría?”.

Entiendo lo que quiere decir. Si mi padre pretende luchar contra mí por la manada, sabe que no puede vencerme sin más. “¿Qué crees que hará?”.

“Bueno, creo que tenemos que asegurarnos de que la batalla sea lo más justa posible. Vamos a traer a algunos miembros de nuestra manada con nosotros. Pero también quiero hablar con el Alfa Anders. Es uno de los mayores y si está allí, significaría que cualquier trampa descalificaría inmediatamente a tu padre del desafío”.

“¿Crees que Alfa Anders estaría dispues