La Torre Eiffel

En cuanto Danisa sintió el placer de aquel tercer orgasmo, se levantó de la cama, se cubrió como pudo con el negligé y la bata de seda, y salió de la habitación sin despedirse. No se paró a ver cuanta gente había en la sala común, simplemente se encaminó hacia la zona del vestidor, para poder ponerse su ropa e irse a casa.

No sabía porqué motivo estaba actuando de ese modo, simplemente era lo único que podía hacer después de lo que había vivido. Se sentía vacía sin su contacto, sin su cuerpo fuerte apretando el suyo, e insuflándole una vida que no tenía cuando estaba lejos de él.

Llegó al vestidor, se puso la ropa con la que había ido a aquel club que le estaba robando el alma, y mientras iba de vuelta a su pequeño apartamento, sacó el teléfono móvil de su bolso, y escribió un

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