Después de que el test de embarazo dé su resultado negativo, me tranquilizo, y decido reunirme con Josh, que ya nos está esperando en la zona del garaje en la que ya estuvimos la última vez.
Camino hasta allí charlando con la enfermera que me ha ayudado a lo largo de todo el tiempo que he pasado en el hospital, y llegamos hasta una zona del garaje más iluminada, en la que Greg y Josh charlan muy animadamente.
- ¡Vaya!- dice Greg.- menos mal que estáis aquí, nos habíamos preocupado al no saber nada de vosotras, pensé que solo llevabas a Idris a la consulta de trauma.
- Si, así es.- dice la enfermera con tono profesional.- pero estaba un poco preocupada por su aspecto, y la he acompañado hasta los vestuarios que utilizamos nosotros, para que pudiera asearse un poco.
El tono seguro de la enfermera me sobrecoge, yo nunca he sido capaz de mentir con tanta convicció
Salimos del hospital de Greg en la preciosa furgoneta camper que éste nos había conseguido, y en cuanto avanzamos unos cuantos minutos, y me di cuenta de que Idris se mantenía muda, comprendí que algo sucedía.Quizá fuera solo melancolía, no me hubiera extrañado que una chica que nunca había salido de su casa, se sintiera de ese modo al alejarse tanto de su única familia conocida; pero algo me decía que el trasfondo era más profundo, porque la Idris que yo conocía, era vivaracha, atrevida y sin miedos, y aunque sintiera ciertos reparos hacia el camino que nos quedaba por delante, algo me decía que no lo demostraría; por eso, su mutismo comenzó a preocuparme enseguida.- Idris.- comencé yo en tono suave.- ¿está todo bien?- ¿Qué quieres decir, Josh?- su tono de hielo me petrificó, era aún más g&eac
Después de dos días dentro de la furgoneta, Josh y yo estábamos tensos. Nos dolían las piernas, de todo el tiempo que llevaban enclaustradas en el pequeño vehículo; pero sobre todo, necesitábamos darnos una buena ducha, ya que el día anterior, habíamos dormido en pleno bosque, tratando de evitar los moteles pequeños, que eran lo único que se divisaba por la carretera.- Josh, creo que estamos cerca del último núcleo urbano que existe antes de adentrarnos en los territorios de las manadas del norte, o al menos, eso he deducido tras media hora examinando el mapa.- Estás en lo cierto, Idris. Esta es la última parada segura, porque podremos confundirnos con los humanos; luego, iniciaremos la parte más peligrosa del recorrido.- ¿Tú ya conoces esta zona, Josh?- Si, como ya te conté, en su momento, fui miembro de una manada, lo
Cuando entramos a la habitación, pude ver la decepción de Idris. Supongo, que al tratarse de un palacete antiguo, esperaba camas con dosel, y bañeras de patas metálicas. Pero lo cierto, es que nuestra habitación era discreta, decorada en colores pastel, y solo contaba con una ducha. Aunque se trataba de un modelo con chorro hidromasaje, por lo que suponía el mayor lujo que hubiera visto nunca.- Idris.- dije yo.- ¿te parece bien si me ducho primero?- Claro, no tengo inconveniente. Me gustaría mucho ir a teatro, pero si no te apetece, lo entiendo, llevas todo el día conduciendo.- No te preocupes por eso, me ducho rápido, y así te quedará un buen rato para relajarte, ¿te parece bien?- Claro.- dijo ella con voz mustia.Fiel a mi palabra, me enjaboné y aclaré en menos de diez minutos,
Durante toda la obra de teatro, en lo único que pude pensar, es en lo maravillosamente bien que olía Josh, y en las ganas que tenía de olerlo, lamerlo y besarlo en cada rincón de su cuerpo fornido.Él me pilló un par de veces observándolo, pero creo que no leyó el ansia en mi mirada, porque se limitó a sonreírme, y apretarme la mano, que con mucha delicadeza sostenía entre las suyas.Después de la obra de teatro, la primera a la que asistía, y que me pareció algo espectacular, y absolutamente irrepetible, nos fuimos a cenar. Josh me llevó a uno de los restaurantes engalanados con guirnaldas de luces, y yo, dudé durante un instante de si sería capaz de leer la mente de las personas, pues solo hacía unas horas, había pensado yo misma en que quería sentarme en un lugar como éste.El restaurante, un local pequeño,
El camino entre el restaurante y el hotel, lo hicimos cogidos de la mano, riéndonos de cada nimio detalle que sucedía a nuestro alrededor, y parándonos cada pocos metros para besarnos, y acariciarnos el cuerpo por encima de la ropa.Cuando al fin llegamos al precioso edificio en el que nos alojábamos, Josh me sostenía fuertemente por la cintura, y yo solo podía pensar en llegar a la habitación para despojarlo de su ropa, y lanzarme a sus brazos.- Buenas noches, señores, espero que los asientos del teatro hayan sido de su agrado.- saludó el recepcionista.- Han sido perfectos.- respondió Josh.- mañana, ¿podrían subirnos el desayuno a la habitación?- Por supuesto, señores, ¿a qué hora lo desean?Josh me miró confuso, pues no habíamos hablado sobre la hora de salida de mañana, yo me encogí de hombros, y l
Un profundo jadeo salió de interior de mi garganta, y cuando abrí mis ojos, cerrados en un momento de pasión, pude observar la expresión complacida de Idris, que me contemplaba con anhelo.Me gustó la expresión de sus ojos, llenos de una determinación que me volvía loco, y aún me gustó más como pasó la lengua por sus labios, lamiendo así los restos de semen que se le habían adherido a los labios.En cuanto vi como se lamía con descaro, mi miembro se endureció de nuevo, y no pude hacer otra cosa, que cogerla entre mis brazos, darle la vuelta, y tumbarme sobre ella.Comencé a explorar su cuerpo con dulzura, deteniéndome en sus sensibles pezones, y prestando atención a su bello estómago que estaba expuesto para mi. La cubrí de besos, mientras ella jadeaba, y seguí un camino descendente hasta su parte más &i
Aunque habíamos planeado salir esa misma mañana en dirección al lugar en que yo nací, ninguno de los dos quiso dejar el lecho en el que nos habíamos amado una y otra vez. Ambos éramos conscientes de que en algún momento tendríamos que salir de esa habitación, y de que en algún momento sería necesario enfrentarse a la realidad. A la realidad de una relación sin futuro, al mundo real, en el que Josh era un solitario que no deseaba compañía, y yo era una loba destinada a vivir junto a un Alfa; pero el momento no había llegado, al menos no mientras pudiéramos engañar al tiempo encerrados en un hotel de lujo.Me desperté con la luz grisácea del amanecer, aún cansada por la noche de sexo descontrolado de la que ambos habíamos disfrutado, y me encaminé a la ducha, pues me sentía pegajosa de sudor, y con ganas d
Finalmente, nuestra estancia en el precios hotel que nos había buscado Greg, duró dos días enteros, y durante la mañana del tercer día, miré a Idris, con su bello rostro brillante por el placer y la dicha compartidos en las últimas horas, y me atreví a abordar el único tema del que aún no habíamos hablado.- Idris, cuando salgamos de aquí, estaremos en gran peligro, sabes que los hombres que te atacaron te estarán buscando, y si te reconocen, no creo que tengan piedad contigo.- Si, lo sé, y no se me ocurre que puedo hacer para evitar las posibilidades de que me encuentren.- Yo he pensado… bueno, que podrías lavarte el cabello hasta que sea de tu color original, y una vez sea así, podrías cortártelo como un muchacho, y hacerte pasar por un hombre.- No es mala idea, Josh, pero ¿y tú?- ¿Qué