Desde que Emerald ha entrado en la habitación exudando sexualidad y desprendiendo ese sexy olor a cereza, no he podido hacer otra cosa que desearla. De hecho, he intentado refrenarme, le he ofrecido cenar, aunque yo tenía claro que después de la cena acabaríamos acostándonos, pero cuando me ha respondido con esa voz sexy, he notado como mi pene cobraba vida, y me ordenaba hacerla mía.
Ahora viéndola con esa expresión satisfecha, siento una ola de profunda felicidad invadiéndome, lo que me lleva a preguntarme si puede haber algo de cierto en las palabras de mi Beta, que dice que ella puede ser mi pareja. Sinceramente, no tengo ni idea, y a estas alturas estoy tan confundido, que prefiero no darle demasiadas vueltas.
La cargo en mis brazos, con sus piernas enroscadas en mis caderas, y dejo caer nuestros cuerpos entrelazados en la inmensa cama que preside la habitación. Recorro su cuerpo con mis ojos, y mi pene vuelve a erguirse al observar la abertura de su ropa interi
Tras varios días de arduo estudio, noches sin apenas dormir, y días de levantarme de madrugada para repasar el extenso temario del que me iba a examinar, finalmente llegó el día del examen. Ese día, acudí con Albert a la ciudad, que se mostró cauto y receloso durante todo el trayecto; yo, que no sabía como actuar, y además estaba muy avergonzada por nuestro último encuentro, decidí que prefería viajar en silencio, y tampoco abrí la boca.Finalmente, una vez en el centro de estudios en el que se realizaba el examen, se decidió a hablarme:- Bueno suerte, Emi, aunque estoy seguro de que los dejarás a todos con la boca abierta por tu dominio de las materias.- Gracias, tu apoyo significa mucho para mi.Él me dejó en la puerta del centro, y yo caminé lentamente hacia el interior, me sentía nerviosa y como si fuera una condenada
Después de todas las emociones que viví el día del examen, no pude ni siquiera bajar al comedor comunitario para cenar. Llegué a la casa de la manada en el coche de mi profesor, y ante su obcecada actitud, y su empeño en tratarme como a una niña rebelde, me bajé sin siquiera despedirme, dejándolo allí plantado. Tras esta situación, decidí irme a mi habitación, donde abandoné los libros que había llevado para repasar mis últimas dudas durante el viaje de ida, y me metí en la ducha. El agua caliente me pareció un bálsamo para mi cansado cuerpo. La dejé correr durante quince minutos, y tras salir, me envolví en una toalla, y decidí regalarme unos minutos de relax, cosa que casi nunca hacía. Me apliqué una crema que había en un frasco del baño, y me sorprendí por su intenso olor a rosas.Despué
Después de dejar a Danisa recogiendo nuestras bandejas con los restos de comida, me dirigí hacia la enfermería, y aunque era muy temprano, me encontré allí a la enfermera, que se sorprendió al comprobar lo pronto que llegaba.- ¡Vaya, Emerald! No te esperaba hasta dentro de una hora o así, ¿qué haces por aquí?- Estaba nerviosa, siempre me pasa cuando voy a iniciar un nuevo proyecto.- Bueno, no pasa nada, no tienes porqué sentirte nerviosa aquí, estarás a mi cargo, y el trabajo no es muy duro la mayoría de los días.Yo le sonreí nerviosa, pero esperando parecer simpática, y eficiente.- No tengo ninguna experiencia trabajando en una enfermería, pero al parecer el Alfa Denzel quiere que yo me ponga al cargo de la escuela primaria el próximo curso, por lo que necesitaré saber un poco de primeros auxilios.<
Tras dos semanas de intenso trabajo, casi había olvidado que hoy hacía dos semanas desde que me examiné en el instituto Mark Insights, y que se suponía que tenía que ir en persona a recoger las notas.Como digo, tras esa primera quincena en la enfermería, los días se me pasaban tan rápido, que hasta que no me encontré con Danisa en el salón de desayunos, no recordé que era el día de acudir a la ciudad a por las notas.- Emerald, Emerald.Me llamó ella esa mañana cuando entré en el comedor. Como siempre, hacía grandes aspavientos, y movía las manos para llamar mi atención, como si yo no hubiera reparado ya en su coleta, sujeta en la parte más alta de su cabeza con un coletero verde brillante, y su top corto a juego. Le devolví el saludo, y le indiqué por señas que
Después de disfrutar de una buena tarde contándonos cotilleos frente a una taza de té, Danisa y yo regresamos. De nuevo, conduce ella, y su forma de llevar el vehículo me hace sentirme en riesgo constante. Pienso en la posibilidad de obtener mi propia licencia de conducción, pero lo descarto rápidamente de mi mente, pues aunque consiguiera ahorrar lo suficiente para pagarme las clases, y el examen, aún necesitaría un coche propio, y eso me resultaría mucho más difícil de conseguir.Cuando al fin llegamos, y Danisa deja su vehículo en el enorme garaje de la casa de la manada, me despido de ella con un abrazo, y me encamino hacia la cocina, donde encuentro a Maya y a su madre.- Estábamos esperando a que volvieras de la ciudad, una de las chicas del entrenamiento nos dijo esta mañana que habías ido a recoger las notas.- dice Maya.- He aprobado, chicas.
Darme cuenta de lo que realmente acababa de ocurrir me transtornó más profundamente de lo que hubiera llegado a imaginar. Me giré de nuevo, en dirección a Alfa Denzel, y observé la purpúrea marca que mis dientes habían dejado sobre su piel. Él también estaba atónito, de hecho, ni siquiera me miraba, y fijaba totalmente su mirada en su propio cuerpo, se tocaba la zona marcada, y maldecía en voz muy baja.No sé porqué motivo la voz no salía de mi garganta, quería disculparme, explicarle que lo que acababa de hacer era nuevo para mi, y que por supuesto, no tenía intención de vincularlo a mi, de ningún modo. Pero mis labios se movían sin articular palabra, y en un arrebato de locura, me levanté a toda prisa, y salí corriendo de la habitación.Iba solo medio vestida, pues en el frenesí del momento anterior hab&iacut
Tras un par de minutos, Danisa coge mi mano y me lleva hasta la habitación de Denzel. Su mano en contacto con la mía, lejos de hacerme sentir como una niña que necesita que la guíen, me da una sensación de seguridad, que nunca hasta ahora había sentido. Caminamos muy juntas, y la sensación de ella a mi lado, me reconforta, y me da los ánimos necesarios para enfrentarme a Denzel. Sé que de haber estado yo sola, no me habría atrevido a presentarme de nuevo en su cuarto. Golpeo la puerta con toques quedos, y tras esperar, y comprobar que nadie viene a abrirnos; le doy con un poco más de fuerza. Sin embargo, tampoco aparece nadie. - Abre, y mira en el interior.- susurra Danisa. - No me atrevo, es el Alfa, si ya debe de estar cabreado por lo que he hecho hace un rato, imagínate como se pondría si invadiera su intimidad de ese modo. - Está bien, lo haré yo, a fin de cuentas, no creo que se atreva a enfadarse conmigo después de lo que ha estado haciendo cont
Salgo de la casa de la manada convertida en loba. No he tenido la precaución de quitarme la ropa, y ahora llevo jirones pegados a mi pelaje, tiro de ellos con fuerza, sin pensar apenas en nada, y los voy lanzando por el camino, mientras me dirijo hacia las profundidades del bosque.La cabeza me da vueltas, y cientos de preguntas recorren mi interior.¿Alguno de los dos hombres de mi vida se ha preocupado alguna vez por mi? ¿Me expulsarán de la manada ahora que se han visto obligados a revelarme la verdad? ¿Sabía Idris algo acerca del maquiavélico plan?Mientras esas preguntas, y otras tantas, pululan por mi mente, molestándome, agobiándome, e insistiendo en recordarme mi parte humana, yo corro con más fuerza, me alejo de la casa, y aúllo, en