EPÍLOGO
AMELIA

ocho meses después.

Amo la naturaleza.

El calor, no. Odio cuando la temperatura sube de los noventa grados y tengo que salir de casa, mejor, odio tener que salir de casa embarazada directo al carajo.Y carajo quiere decir, hospital. Por mucho que esto sea lo mejor entre tú mejor y tener un gran sistema climatización. Tan, tan, tan frío y cálido, sigue siendo un hospital y me recuerda todo el tiempo que pasé en coma y recuperándome del accidente.

Obligo a mis pies a bajar las escaleras en lugar de esperar a que mi esposo me grite suavemente desde el baño para que lo haga. Pero después de dar tres o cuatro pasos, siento la necesidad de detenerme a tomar aire, aprovechando el breve intervalo para apoyar mi costado contra la pared.

— Urf.

Respiro hondo y cierro los ojos durante más de dos segundos antes de apoyar la mano en el estómago. Me duelen las piernas y la espalda, incluso de pie, lo cual es normal que sientan las mujeres al final del embarazo, irónicamente yo estaba bien hast
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP