Luego de aquel momento cargado de pasión subieron al auto, los dos mantuvieron la mirada hacia costados opuestos. Irina no podía dejar de pensar en su familia, su destino estaba quedando más que claro, ser la prisionera de Dmitriy.

Y no podía negar que tenía sentimientos encontrados ante todo lo que estaba pasando.

Mientras tanto Dmitriy, se daba golpes de pecho en silencio, por nada lograba superar la pérdida de su amada, tenía bien claro que no importaba el tiempo que transcurriera, ella seguiría estando en su mente y en su corazón, lo destrozaba el hecho de saber que su asesino continuaba con vida siendo una ofensa para su memoria.

Él todo lo había descuidado, sus hombres hacían su mejor esfuerzo, pero Fedor y Nikolay se encontraban de frente en su negocio resueltos a acabar con Dmitriy.

Dmitriy giró levemente su rostro y fijó la mirada en ella, quería destruirla por el dolor de su amada, pero al mismo tiempo deseaba jugar con ella. En muy poco tiempo la mujer insípida y sin impo