Irina se encontraba forcejeando buscando la manera de liberarse, sus movimientos eran bruscos, pero no logró ningún efecto, su cuerpo temblaba y el llanto no se detenía.

—¡Suéltame!, te exijo que me sueltes —le gritó Irina con fuerza y enojo—. No soy tu propiedad, si mi padre te aseguró que sería tuya pues se ha equivocado —Irina llevó la mirada hasta donde se encontraba su padre y negó moviendo su cabeza.

»Soy una mujer libre, ya es suficiente con que mi vida dependa de Dmitriy, como para que mi cuerpo le pertenezca a este otro hombre, ¿acaso no fue suficiente con la muerte de mamá para que pretendas acabar también conmigo?

»¿Qué fue lo que sucedió contigo para que tu corazón se haya enfriado de esta manera? —reclamó Irina a su padre mientras que su cuerpo continuaba temblando.

—No hagas que las cosas sean más difíciles, yo me encargo de solucionar el problema que tengo con Dmitriy, vete con Andrei y no pongas resistencia, no importa lo que hagas eres de su propiedad, te guste o n