La verdadera Deyanira.

Capítulo 5; La verdadera Deyanira.

De repente, alguien a las espaldas de ambos jóvenes empezó a toser, parecía que apenas estaba llegando al lugar y quería tener la atención de ambos jóvenes, los cuales estaban hablando.

— No puede ser — susurro Deyanira mientras negaba con la cabeza sin voltear a ver, ella esperaba que nadie los hubiera descubierto ya que si no, esto podría ser un caos.

— ¿Qué haces aquí?— preguntó Dylan muy enojado observando a la persona que se encontraba detrás de Deyanira.

— Solo ví que nuestra cazadora estrella se venía a una esquina a hablar de cosas y viniendo de ella tienen que ser cosas insignificantes, que patética ya que una verdadera líder debería seguir entrenando y no venir con su novio a estar haciendo cosas. Yo debería ser el líder — dijo aquel joven fastidiado.

— ¡No somos novios!— dijeron al mismo tiempo Deyanira y Dylan mientras se mostraban un poco avergonzados.

— Uy qué ternuras, hasta dicen las cosas al mismo tiempo— dijo aquel joven quien solo quería provocarlos.

— No, no somos novios — soltó Dylan de nuevo, se notaba que este chico estaba muy avergonzado mientras se tallaba el brazo izquierdo y se podía ver cómo sus mejillas se tornaban rojizas.

Deyanira dió un gran suspiro y poco a poco se fue dando la vuelta hasta mirar de frente a aquel joven, al cual conocían muy bien.

Aquel chico media una altura de un metro con ochenta y dos centímetros, vestía de chaqueta de cuero y estaba con los brazos cruzados, se podía ver el odio en sus ojos.

— Sebastián por favor detente. No quisiera pelear en estos momentos contigo, las cosas sucedieron así y yo no pedí ser la líder — soltó Deyanira con suma tranquilidad intentando hacerle entrar en razón.

— Solo porque tus padres fueron los mejores cazadores de este clan se creen que tienen el derecho de proclamarte futura líder. ¡Patrañas!, Mis padres también fueron grandes guerreros, un orgullo y de los mejores de nuestro clan Topofa, mejores que tus padres y aún así los mencionan más a ellos que a mis padres, aunque no entiendo porque poner a una novata como tú, para ser una líder... Nuestra líder, cuando yo soy mejor que tú — dijo con sumo enojo.

Deyanira empezó a mostrar tristeza en su rostro, el que alguien le recordara a sus padres le hacía sentir muy mal y Dylan se estaba dando cuenta de ello.

— Sebastián en serio que eres una persona tan despreciable, Deyanira está siendo demasiado amable contigo, no tienes por qué ser tan grosero y recordarle aquel terrible suceso — Dylan estaba demasiado enojado y a punto de explotar, lo que menos le gustaba a él era que molestaran a su mejor amiga.

Sebastián se empezó a reír — Si claro, lo que tú digas. La directora se tiene que enterar de que su alumna estrella está evadiendo sus obligaciones y haciendo caso omiso a su castigo, castigo que ya se sabe por toda la escuela, y también debería de saber que también está en esta esquina hablando con quién dice que es su amigo — dijo cruzandose de brazos mientras en su rostro se empezaba a dibujar una media sonrisa, intentando demostrar que había ganado. — No es por ser chismoso... Pero yo siempre gano — soltó con seriedad.

A Sebastián le gustaba competir lo más que pudiera y más si se trataba de competir contra Deyanira... Su eterna rival ya que ella pronto tendría el título el cual tanto el quería, ser líder del clan Topofa.

— ¡Por favor no le digas!— soltó Deyanira entre súplicas muy asustada, ella sabía muy bien que si Layla se enteraba que no estaba entrenando y que la había desobedecido de solo ir a sus prácticas y regresar a casa, ella sabía que todo estaría muy mal y un gran castigo la estaría esperando.

— Sebastián, ¿Por qué eres así?, No hay necesidad de que te conviertas en un vil chismoso, Deyanira es la próxima líder y se lo ha ganado con todo el esfuerzo que le ha puesto a sus entrenamientos — dijo Dylan intentando defenderla.

— Vaya, si que está entrenando aquí mientras está platicando contigo, si es muy creíble — soltó Sebastián sarcásticamente.

— Digas lo que digas, ella seguirá siendo la futura líder y eso no lo puedes cambiar — Dylan se mostraba demasiado molesto.

— No me importa — dijo negando con la cabeza y con una ligera sonrisa — ambos saben que yo debería ser él que esté al mando, yo debo de ser el futuro líder de este clan tan poderoso — de repente Sebastián quedó un poco sorprendido y miro que unos colmillos se asomaban por la boca de su compañera — espera, ¿Qué es eso?— pregunto incrédulo mientras se acercaba poco a poco a Deyanira para poder observar más de cerca.

Deyanira lo había olvidado, toda esta pelea le había hecho olvidar que unos grandes colmillos se podían asomar por la comisura de sus labios.

Aquella joven se asusto y se tapó la boca con ambas manos con rápidez.

Dylan se dio cuenta de lo que estaba pasando — ¡Deyanira!, Recuerda que tenías que hacer unas cosas muy importantes y que no pueden esperar — soltó para luego jalarla del brazo.

Él solo quería protegerla de una persona como Sebastián, quién podría ser capaz de revelar su secreto.

Aquella pequeña pelea había llegado a su fin, pero Sebastián pensaba que todo esto era muy extraño, él estaba seguro de lo que había visto y que algo estaba pasando, él intentaría descubrir aquel secreto, el cual creía que guardaban sus compañeros.

Aunque también era cierto que se daba cuenta que Dylan y Deyanira estaban ocultando algo, pero también pensó que lo mejor era no ir de soplón ya que prefería llegar al fondo de todo y en dado caso, utilizar esto a su favor, sabía muy bien que para ello tenía que averiguar que era lo que estaba pasando y tal vez con eso podría lograr que Deyanira renunciará a su liderato, un plan que se le había ocurrido en cuestión de segundos. Una gran sonrisa se dibujo en su rostro, él estaba decidido a no ceder y a ganar... A él siempre le gustaba ganar.

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Deyanira y Dylan habían caminado tanto hasta poder salir del salón de entrenamiento.

— Eso estuvo cerca, casi nos descubre— soltó aquel joven un poco agotado.

— Y todo por culpa de estás cosas — soltó Deyanira señalando a sus colmillos. Las lágrimas empezaron a caer — no entiendo nada, ¡ABSOLUTAMENTE NADA!— empezó a sollozar. — no entiendo que me está pasando y esto... Me asusta —

Aquella chica sabía a la perfección de que si todos se enteraban de su repentino cambio, la podrían matar o desterrar, ambas opciones eran muy malas ya que si la desterraban, sería en un lugar a la lejanía que se llama Desos; ese sitio era un lugar al que nadie quisiera llegar, a pesar de ser un cazador de vampiros de nada te podría ayudar. Ese sitio era muy oscuro, habían criaturas mutantes y demasiado gigantes, el huir no era una opción y mucho menos el forcejear, el simple hecho de que hicieras algo así divertía de gran manera a aquellas gigantescas criaturas. Un lugar demasiado horrible, que de solo pensarlo a cualquiera le daría escalofríos.

— Tiene que haber alguna explicación lógica para este repentino cambio —. Dylan estaba intentando tranquilizarla, sabía que Deyanira la estaba pasando demasiado mal.

— Yo también eso espero, pero bueno. Tenemos que regresar si no, nos irá muy mal por no seguir entrenando— soltó Deyanira a lo que Dylan asintió y la acompaño para que pudieran seguir con el entrenamiento.

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— ¡Wow!, Rompiste tú propio récord y lograste hacer uno nuevo, corriste más rápido que la última vez... Te haz vuelto demasiado veloz — soltó la maestra de carreras mientras reflejaba sorpresa en su rostro, aún sin poder creer el tiempo que había logrado hacer aquella joven.

— ¿Cuánto hice ahora?— pregunto Deyanira mirando hacia otro lado y sin mostrar agotamiento, aquella joven no estaba sudando, no se notaba cansada... Ella se notaba demasiado normal como si no hubiera estado corriendo.

— 14.7 segundos, la última vez lo hiciste en 47.1 segundos, ¿Cómo lo hiciste tan rápido?, Eso es realmente algo increíble, tanto que no pude ver cómo lo lograste — la miro con atención y aún sin poder creer aquel grandioso tiempo que había hecho Deyanira.

Deyanira le dio la espalda a la maestra y empezó a hacer un par de estiramientos.

— Entrenamiento duro— mintió, en realidad Deyanira no sabía lo que le estaba pasando a su cuerpo, estaba experimentando grandes cambios que iban en aumento, ella pensaba que se conocía bien, pero ahora ya no lo sabía con exactitud.

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— Muy bien, tus profesores me dijeron que haz entrenado duro el día de hoy. Eso es lo que una líder tiene que hacer, por eso te levantaré el castigo, pero una falta Deyanira, escuchame bien... Una sola falta más y te enviaré a Desos y sabes que no es nada bonito estar en ese lugar — Deyanira solo pudo asentir con un poco de miedo.

— Tengo que mantenerme al margen y no cometer otro error — pensó Deyanira.

La directora salió de la habitación de está joven, al salir Layla, aquella chica soltó un gran suspiro lleno de alivio... Todo ya estaba un poco más tranquilo.

De repente al otro lado de la puerta se escuchó que alguien estaba tocando.

— ¿Quién es?—. Preguntó.

— Soy Dylan — se escuchó aquella dulce voz al otro lado de la puerta.

— Menos mal eres tú — suspiró — adelante, por favor pasa—

— Escuché que te levantaron el castigo, así ¿Qué ya no hay problema de que vuelva a entrar?— pregunto Dylan con curiosidad.

— Descuida, todo ya está bien — dijo aquella joven acompañado de una pequeña risa — sea o no castigada, tú siempre serás bienvenido a mi habitación— le dio una cálida sonrisa.

De inmediato Dylan volteó a ver con rapidez hacia otro lado, él no quería que su mejor amiga se diera cuenta de que aquellas tiernas palabras lo habían hecho sonrojar, eso lo haría verse débil y él sabía que a ella le gustaban los chicos fuertes, aunque por el momento no había escuchado a Deyanira decir que alguien le atrajera.

De repente, Dylan miro hacía uno de los cajones de la cajonera de su amiga.

— Tú y tu mala costumbre de dejar los cajones abiertos, podrías tener algo importante guardado y fácilmente lo podrían sustraer sin que te pudieras dar cuenta — soltó Dylan entre regaños dirigiéndose hacía ese lugar.

— Perdón, no soy la típica chica ordenada — soltó un poco avergonzada.

Antes de que este chico lo pudiera cerrar, se pudo percatar de lo que el cajón de arriba contenía en su interior, con una mano tomo una pequeña pastilla que era un poco extraña, tenía a su alrededor unos puntos púrpura.

— ¿Qué es esto?— pregunto con intriga ya que no había visto nada igual.

— Son solo unas pastillas que me da Layla — dijo Deyanira acostandose en su cama — son unas vitaminas para que me haga más fuerte, pero aún así tomándolas no sentía ningún cambio aparente y por eso dejé de tomarlas — dijo sin tomarle mucha importancia.

— Son un poco extrañas, ¿No te habías puesto a pensar en eso?— pregunto con curiosidad.

— La verdad no, se que Layla solo quiere mi bienestar y me lo ha demostrado siempre, no le veo lo extraño a esto— dijo aquella joven sin estar muy segura de ello.

Entonces Dylan empezó a pensar.

— ¿Podría ser posible?— se preguntó — después de tomarlas, ¿Habías presentado algún cambio?— preguntó dándose cuenta de algunas cosas.

— Cuando las empecé a tomar, fue hace como un año y me sentía bien — de repente, Deyanira cayó en cuenta y se sentó a un costado de su cama. — las dejé de tomar y ese mismo día empecé a tener colmillos— soltó un poco asustada, recordando el cambio que ella había tenido recientemente.

— No te preocupes de nada, tomaré unas pocas y les haré unas pruebas. Ya regreso— dijo Dylan tomándolas entre sus manos y guardandolas en sus bolsillos para que nadie las viera, para después salir corriendo.

¿Podría ser que ese poco de pastillas tuvieran que ver con el repentino cambio de Deyanira?, Al menos eso se preguntaba ella.

Deyanira de repente empezó a pensar de nuevo en aquel vampiro — desde que lo vi, siento que nada está bien. Siento que no encajo en este lugar y sus palabras me siguen haciendo eco. ¿En quién confiar y en quién no? — se preguntó, ella estaba muy confundida.

Sin ella quererlo, un fuerte dolor empezó a darle en la cabeza, Deyanira empezó a agarrar con desesperación su cabeza intentando poder controlar aquel horroroso dolor, pero esto le fue totalmente imposible ya que iba en aumento.

Unas imágenes llegaron a ella, unas imágenes un poco borrosas que poco a poco se iban aclarando.

— Te amo mi pequeña Luz de Luna — dijo una señora que nunca había visto y con una gran sonrisa, la cuál reflejaba amor en sus ojos y sin Deyanira quererlo, empezó a llorar.

— Agh — se quejó — ¿Qué me pasa?— se preguntaba con desesperación — ¿Quién es ella?, ¿Por qué me siento así?— Deyanira de repente calló al suelo sin dejar de sujetarse la cabeza.

De repente, sin ella quererlo, sus ojos empezaron a tornarse de un color rojizo profundo, empezó a mover de un lado a otro la cabeza con delicadeza, para después pasar su lengua atraves de sus colmillos.

— Hora de buscar comida — dijo con una sonrisa juguetona.

Deyanira ya no era ella, la joven dulce de siempre, su apariencia era totalmente diferente; ojos rojos, colmillos, piel más blanca de lo normal y por si fuera poco, las uñas de sus dedos se habían alargado.

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