Capítulo 699
Sylvia frunció el ceño, pero antes de que pudiera comprender la situación, una sombra alargada la envolvió desde atrás.

Se congeló por una fracción de segundo y luego rápidamente se dio la vuelta.

Thomas estaba a unos pasos de ella, con una sonrisa y mirándola con una expresión cálida.

Al momento siguiente, preguntó:

—¿Has visto los mensajes?

El sol colgaba alto en el cielo. Era un día de verano de un calor abrasador. Sus ojos eran tan cálidos como antes, pero ella sintió lo contrario. Estaba temblando de miedo y sudando nerviosamente.

Ella fingió ignorancia y preguntó:

—Thomas, ¿dónde están la tía Tonya y los niños?

—Están en otro coche.

—¿Y dónde está el otro coche?

—No te preocupes. Están protegidos —dijo con una sonrisa.

—Puedo cuidar de ellos yo misma. Dime dónde está el coche.

Thomas se acercó y le acarició la cabeza. Su sonrisa se mantuvo cuando dijo:

—No te preocupes. Cuando lleguemos al aeropuerto, podrás verlos.

Sylvia fingió una sonrisa tonta y
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