Un grupo de hombres corpulentos, todos vestidos de negro, tapaban sus rostros con máscaras y cofias.

Rápidamente, el coche abandonó las inmediaciones del pueblo. Los guardaespaldas restantes los siguieron de cerca en sus respectivos vehículos.

Después de navegar por varias calles y maniobrar hábilmente en las intersecciones, el coche negro finalmente logró adelantar a sus perseguidores al hacer un giro brusco en una bifurcación específica en el camino cerca de la base de un acantilado.

Luego de esta acción evasiva, el conductor soltó un silbido descarado.

El vehículo continuó su viaje por la carretera. De repente, todos en el coche miraron a Sherry simultáneamente.

Con una sonrisa, Sherry expresó su gratitud.

—Agradezco su ayuda para sacarme de allí.

Sin embargo, los dos hombres que la acompañaban en el asiento trasero se limitaron a observarla en silencio.

Uno de los hombres parecía tener algo en la espalda, como si tuviera la intención de ofrecerle algo a Sherry.

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