Capítulo 1098
Sylvia bajó con Odell al salón.

La comida ya estaba preparada y los platos estaban siendo servidos cuando bajaron.

La tía Tonya se acercó y preguntó:

—Syl, ¿recordaste todo?

Sylvia le sonrió.

—Sí, me acordé de todo.

—¡Excelente, gracias a Dios! —La tía Tonya lloró de emoción—. Ven, ven y toma asiento. No has comido nada en un día entero. Odell tampoco durmió. Siéntate y come, y podrás descansar bien.

Sylvia miró sorprendida al hombre a su lado. Parecía tan helado como siempre, y cuando Sylvia lo miró, apretó su mano con más fuerza.

—Comamos.

Sylvia finalmente se dio cuenta de que su voz sonaba ronca.

Con razón se despertó con los ojos rojos. El hombre permaneció despierto a su lado toda la noche.

Su mirada se movió mientras él murmuraba una respuesta y se sentaba.

Una lujosa fiesta fue puesta sobre la mesa. Sylvia llenó su vientre rápidamente y dijo:

—Todavía me siento mareada. Descansemos un poco.

Odell sonrió.

—Claro.

Él la tomó de la mano y caminó
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