Capítulo 1014
No había muchos turistas en la finca, pero eso no significaba que no hubiera ninguno.

Algunas personas cercanas vieron a Sylvia siendo sacada del vehículo.

Sylvia se cubrió la cara.

—Odell, ¿qué diablos estás haciendo? ¡Déjame caer!

—Dime a dónde quieres ir —Ella bajó la cabeza, le rozó la oreja con sus finos labios y susurró con dureza: —Te llevaré allí.

Sylvia no contestó. Sintió que una ola se deslizaba bajo su piel mientras sus mejillas se sonrojaban.

Sylvia le dirigió una mirada de enfado.

—¡Bájame ahora!

Los labios de Odell se curvaron para mostrar su encanto.

—Puedes empezar por decirme a dónde quieres ir.

Sylvia se quitó la ira de la garganta.

—No voy solo. Estoy contigo.

Tan pronto como Sylvia dijo eso, ella se levantó.

Sin ninguna posibilidad de escapar de Odell, Sylvia fue agarrada de la mano.

—Ven. Vayamos allí.

Él la tomó de la mano y la llevó al bosque de pinos.

Los pinos se erguían en ordenadas hileras con un exuberante follaje colgando
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