Sintiéndome afortunado porque la búsqueda ha llegado a su fin, hago que traigan a Hanna donde me encuentro y es con un pequeño empujón que hacemos que ella abra la puerta, con un repuesto que hay a un costado de la ventana.
— Es un repuesto. Seguramente ella entro con la otra llave escondida. — dice Hanna.— Busca la otra llave, si no aparece es porque ella la tiene. — susurro mientras abro la puerta.— No esta. — dice Hanna y yo la tomo del brazo para que entre conmigo.Uno de mis hombres, viene con Nina, por lo que, los cuatro entramos y en parejas, buscamos a Day, deseando que este en alguna parte de la casa. Pero, al no encontrarla, miro con seriedad a Hanna y ella comienza a hablar.— Day, estamos aquí para divertirnos, ¿estás en casa? — pregunta Hanna mirando a todas partes.Pero, no hay respuesta. Preocupado porque no esté aquí, suelto aNarra DayLa agitación que siento en mi cuerpo, me impide mantenerme en pie, pero, para eso tengo ayuda de dos bailarines bastantes agradables, sobre todo, sus cuerpos, que se frotan con el mío, de una forma increíble.— Parece que no te cansas. — dice uno de los chicos, cuyo nombre no recuerdo, aunque llevo más de cinco canciones bailando con él.— Si estas muy agotado, puedes sentarte, creo que conseguiré una mejor pareja de baile que pueda reemplazarte. — digo sonriendo.El hombre, me abraza con posesividad y me observa seriamente, pero, está demasiado agotado para dar un paso más. Además, su mirada no es lo suficientemente intimidante para causarme temor.‘La de Ryan si es temible.’ Me digo mentalmente.De inmediato, niego y me aparto de los dos chicos, porque he pensado en quien no debería pensar. Los chicos me llaman y yo hago una señal
Decidida a no dañarme la noche, camino hacia la barra donde tomo más tragos, pero, estos saben diferente o no sé si de tanto beberlo, me sabe a agua. Así que, miro la bebida y observo al chico que me la sirvió.— ¿Crees que soy tonta? — pregunto curiosa.— Debe tomar un poco de agua, tiene mucho alcohol en el sistema. Si sigue así, podría sufrir un coma etílico.— Gracias por darme información que no te pedí. Ahora, sírveme mi maldito trago, tengo dinero para pagar la cuenta si es lo que te preocupa.— No es por la cuenta. Cada trago que ha bebido se lo han pagado hombres con los que ha hablado. — dice el chico.— Entonces, sírveme el trago.Un hombre se coloca a mi lado y muestra una tarjeta negra que el mesero recibe.— Pago todos sus tragos, quienes le pagaron uno, pueden regresarle el dinero.— Oh
Sin poder evitarlo, sin poder alejarme, le sigo el beso, porque aunque me parece conocido, despeja mi mente de tal forma que no recuerdo mi nombre. Deseando no pensar más, lo beso con más intensidad, al punto que me subo sobre sus piernas y alejo nuestros labios, cuando siento que ya no puedo respirar.— ¿Y bien?— Creo que el alzhéimer realmente está dando resultados tardíos. — susurro y el chico sonríe.— Bueno, sería bueno que le des créditos a mi forma de besar, ¿no crees? — pregunta el chico.— No lo creo.— Dijiste que no le serias infiel a tu esposo y has seguido mi beso. — dice el chicoComienzo a asentir porque realmente dije que estaba casada y no me acostaría con alguien, tampoco me besé con alguien aunque estuve a punto. Así que, ¿Por qué si lo besé a él?— Deber&iac
Intento alejarme, pero, por más que lo intente, no puedo hacerlo. después de todo, estoy demasiado ebria y débil para enfrentarlo. Por lo que, respiro profundo y cierro los ojos, porque ya todo ha empezado a darme vueltas.No logro entender que es lo que quiere, porque si realmente no le agradara que este lejos de él, ¿Por qué me llamó por el nombre de alguien más? Es evidente que yo no soy la mujer que quiere a su lado, entonces, ¿Por qué se aferra a mí?— No me molestes, por favor. Déjame en paz. — digo con molestia.Ryan se aleja un poco de mí y yo respiro profundo. Tengo mucho alcohol en mi sistema y por eso, no puedo luchar como deseo. El auto se detiene y yo imploro que no sea para más drama. Pero, lo que veo, es un hotel frente a nosotros.Ryan, abre la puerta y yo salgo, aunque me cuesta mantenerme en pie. Por lo que, al tambalearme, es él
Si inventarme una historia para que me dejen salir sin llamar a la policía y que fuera creíble, fue complicado, salir de aquí sin que alguno de ellos me reconozca, lo será el doble.— Cada uno debe ir hacia uno de nosotros. Debemos revisarlas. — dice Edward.Trago duro, sabiendo que no hay manera de salir de aquí y si corro, solo confirmarán sus sospechas y por ello, no podré marcharme como lo deseo. Así que, antes de que la puerta se cierre, regreso a la habitación.— ¿A dónde vas?— Se me olvidó algo en la habitación, lo siento. — susurro con voz reforzada, porque no me es posible cambiarla lo suficiente para que no me reconozca.Rápidamente, regreso a la habitación y toco la puerta del baño, porque allí es donde ella esta oculta, ese fue nuestro trato. Pero, no responde. Así que, aclaro mi garganta, de
De inmediato, camino rápido aprovechando que el hombre que ha dado la orden, está hablando con uno de los vigilantes. El hombre que esta siempre en la entrada del hotel, se gira cuando las puertas automáticas se abren, porque parece que solo así puede escuchar lo que pasa adentro.Así que, camino rápido antes de que se entere de la orden y llamo a un taxi, en el que me subo de inmediato, mientras el hombre entra al hotel, intentando saber lo que sucede.— Por favor, lléveme tan lejos como sea posible y use calles sin cámaras de seguridad, necesito que no me encuentren. — ordeno.El taxista asiente y yo siento una especie de deja vu cuando el conductor acelera con fuerzas.‘¿Cuándo dejaré de huir de mi propio esposo?’ me pregunto mentalmente.Sabiendo que las discotecas no son una opción y que seguramente donde estaba durmiendo él ya ha estado al
Las alarmas en mi mente se encienden cuando mi cuerpo se calienta cada vez más. Alguien grita detrás de mí y yo comienzo a hacerlo al intentar entrar en la droguería que me resulta demasiado lejos aunque lo que solo debía cruzar la calle.— ¡Auxilio! ¡Abra la puerta, por favor! — grito al chico que está atendiendo la droguería por una pequeña ventana.— Señorita…— ¡Quieren hacerme daño! — grito deslizándome por la pared transparente, porque mis piernas, ya no pueden más.El hombre del que huía, sonríe cuando llega a mí, mientras el hombre que me llevó al bar, está en la entrada de esta mirándome mientras niega. El cuerpo, ya no puede más y como si jugara a favor de los desconocidos, el alcohol que he bebido en toda la noche se muestran a la vez, dejándome completamente e
Ya no hablo, ni siquiera abro mucho los ojos, solo gimoteo mientras alguien limpia el sudor de mi frente. Ryan, continúa cargándome y por eso, me aferro a su cuello caliente, que me invita a besarlo y lo hago.— Hueles muy bien, querido. — susurro de una forma tan clara que me sorprendo.Porque mi mente no está funcionando en estos momentos, para mandar la orden a mi boca que diga algo así. Pero, no es eso lo único que hace mi cuerpo, sin el permiso de mi mente, porque mi boca comienza a besar su cuello y descender, en busca de su cálido pecho.— ¿Ahora si va a colocarla en la camilla?— Solo un segundo más. — dice Ryan y yo sonrío porque sé que está disfrutando mi toque.Sin saber de dónde saco fuerzas, me aferro a su cuello y como puedo, bajo una de mis piernas, para poder abrazarlo con ellas. Cuando estoy por lograrlo, él me deja en la