Prólogo.

Issa agarró con nerviosismo su teléfono para llamar a su hermana. Su cuerpo estaba doliendo como los mil demonios. Quería matarse, pegarse un disparo en la cabeza y acabar con su miserable vida, pero parecía ser algo imposible de lograr.

— ¿En dónde estás? ¿Te quedaste a dormir con ese sujeto verdad?

— Sí, lo siento mucho —se limpió la nariz, sentándose en el suelo —. No pude evitar quedarme dormida, perdóname. 

— Lo que necesito es que te quedes conmigo en casa y que cumplas con tus labores en la universidad — al menos podía decir que sus notas eran una de las más altas —. Y termina tu relación con ese hombre, es demasiado mayor para ti. 

— Lo sé, pero lo amo tanto que no puedo estar sin él — mintió, con un nudo en la garganta —. Iré a casa mañana, después de la universidad. Debo de ir a cubrir algo en poco menos de dos horas, y me quedaré en casa de Maya. 

— Entiendo, cuídate y llámame si necesitas dinero…

— No, no necesito dinero — escuchó los pasos de su novio por la habitación —. Te llamo más tarde. 

Terminó la llamada antes de que su hermana dijera algo. Su novio apareció como si nada en la habitación, dejándose ver sólo con un pantalón de chándal y el torso desnudo.

— ¿Con quién estabas hablando? — se sentó en el mueble, colocando sus piernas sobre la mesa del centro —. Respóndeme.

— Con mi hermana — puso distancia entre ambos —. Encontré varias llamadas perdidas y…

— ¿Le dijiste que te ibas a quedar conmigo?

— Con Maya, le dije que me quedaría con ella porque tenemos que hacer un proyecto — murmuró —. Debo de volver mañana, después de que termine mis clases. No puedo estar más aquí, ella podría…

— ¿No quedamos con que yo decidía que hacer contigo?  — se puso de cuclillas frente a ella —. No puedes hacer nada bien, amor — negó, con la cabeza, fingiendo estar decepcionado —. Te quedarás conmigo esta semana y será mejor que busques la manera de decirle a todos que estamos viviendo juntos, porque no te dejaré escapar como las veces anteriores.

— Eso… no puedo quererme más — cerró los ojos con fuerza cuando se acercó —. Tengo muchas cosas que hacer y una de ellas son tareas atrasadas…

— Mierda — se puso de pie, de manera abrupta —. Se me olvidó que eres una chica universitaria y que necesitas terminar tus estudios — puso los ojos en blanco —. Ven, te voy a bañar y luego nos iremos hacia la universidad.

— Carlos dijo que iría a buscarme con su padre a la plaza para evitar que llegue tarde como las veces anteriores.

— ¿Te pregunté algo? — ella negó con la cabeza —. Me alegro que lo tengas claro. 

La cargó e hizo que envolviera sus piernas alrededor de su cuerpo. Él sólo la trataba como una bebé cuando era conveniente. 

*****

Tenía un abrigo puesto y un pantalón que ocultaban los moretones de su cuerpo. El día anterior, Ryan se había descontrolado tanto que casi la mata en el baño de la casa, sólo porque estaba hablando con su mejor amigo. 

El cual era un chico gay.

Bajó del auto en cuanto este se detuvo y fue corriendo hacia donde estaban sus amigos esperándola para ir hacia el evento que se iba a realizar en unos minutos. 

— ¿Por qué llegas a esta hora? — preguntó Carlos, indicándole a las chicas que tenían que caminar calle arriba —. Vamos a llegar tarde, y no queremos que nos tachen de malos y de alumnos irresponsables. 

— Tuve algunos problemas en el camino — se abrazó a sí misma —. ¿Qué dijo la maestra? ¿Mencionó algo?

— No, que pasaría la lista cuando termine el día — respondió Perla, pellizcando su mejilla —. ¿Es que tu novio no tiene vida propia?

— No, ese sujeto sólo vive vigilando la vida de Issa — dijo Maya, cruzando los brazos en su pecho —. ¿Será que ustedes dos no se cansan de ser conejos?

— Tampoco me andes ofendiendo — Issa no podía verla a los ojos —. Él me trata muy bien, sé que suena extraño, pero así es.

— Extraño es que digas la verdad sobre lo que te hace mi hermano — se encogió de hombros —, pero no soy nadie para juzgarte.

— Si ella se siente cómoda estando con ese chico, pues que esté cómoda con él — dijo Carlos, mirándola con cariño —. Déjala vivir, debes de apoyarla y de superar que ella está con tu hermano.

— Digo que mi hermano es una mala persona, que ella es inocente y se merece una persona que la quiera — quería que ella se alejara de él, desde siempre.

— rodó los ojos —. ¿Qué te ha dicho mi hermano para que lo defiendas a capa y espada? ¿Te tiene amenazada con que matará a tu familia?

— No, sólo nos mantenemos al margen de todo — murmuró —. Quiero que dejemos de hablar de mi vida privada, por favor. Es incómodo tener que hablar con ustedes hasta de cuando tenemos sexo.

— Sigues siendo la madre Teresa de Calcuta…

— ¿Puedes decirle a mi hermano que deje de seguirnos o que nos lleve al lugar en donde será el evento? — señaló detrás de ellos —. Es incómodo tener que sentir como alguien nos persigue.

— No creo que sea buena idea… — no se atrevió a mirar hacia atrás —… es mejor que sigamos caminando. 

— No, iremos con él — dijo Carlos, tomando su brazo —, ya que por tu culpa, nos quedamos sin transporte.

— Podemos pedir un taxi — trató de razonar con él, para que no fuera con su novio —. No dejemos de molestarlo. 

— ¿Molestarlo dices? — Perla agarró su otro brazo —. Iremos con él. 

No quería verlo, porque podría estar enojado sobre lo que pasó hace unos minutos atrás. 

— Hola, guapo — Carlos se apoyó en la ventana del copiloto —, ¿Nos puedes llevar al final de la calle?

— Suban — quitó el seguro de los asientos traseros —. Issa que suba aquí delante.

La omega subió en el asiento de copiloto del auto, sin muchos ánimos. La calle era bastante larga, por lo que tenían que irse en un transporte si querían llegar en el momento que iniciara todo.

— ¿Ustedes dos pelearon? — preguntó Carlos, iniciando la conversación —, parecen como si se quisieran matar.

— No, sólo hemos tenido nuestras diferencias en estos días, nadas del otro mundo — respondió Ryan, mirando brevemente —. ¿Le has dicho algo? — se dirigió hacia Issa, quien bajó la mirada, negando con la cabeza —. ¿Por qué no les has dicho a tus mejores amigos?

— ¿Será porque la tienes amenazada con que la vas a matar? — preguntó Maya, con sarcasmo —. No me digas que estás esperando a que ella nos diga la verdad.

— Cálmate, Maya — Carlos le tapó la boca —. ¿De donde diablos sacas eso?

— ¿Es que no ves cómo está? — lo empujó —. Ella está que ni siquiera puede caminar bien y Ryan la tiene nerviosa y ustedes no ayudan en nada.

— Será mejor que te calles — dijo Ryan, mirándola por el asiento retrovisor —. Nosotros hemos estado bien en el tiempo que tenemos de noviazgo, por lo que te sugiero que no trates de arruinar las cosas.

— Bien dices — bufó —. Llévanos rápido.

Las dejó en la entrada del lugar y agarró a Issa del brazo antes de salir del auto. 

— ¿No te piensas despedir de mí? — ella asintió, y dejó un beso en su mejilla —. ¿Qué clase de beso es ese?

— Lo siento —lo besó en los labios, durante unos segundos —. Tengo que irme lo antes posible, mis clases son temprano en la mañana y yo…

— Shh, tranquila — acarició su mejilla —. Recuerda que tienes que aplicarte maquillaje en los lugares afectados. No queremos que nadie se entere de que eres una novia desobediente.

— Sí, nadie sabrá nada — asintió rápidamente —. Te amo, nos vemos más tarde.

— También te amo, pequeña.

La omega al fin pudo salir del auto en paz y tranquilidad. Mirando sus brazos, se dirigió hacia la entrada, y luego miró hacia atrás, viendo cómo su novio aún estaba esperando a que entrara al lugar. 

Cuando estuvo dentro, pudo respirar en paz y tranquilidad, no tenía idea de que ese sujeto la estaba siguiendo mientras caminaba, hasta que su mejor amiga se lo dijo.

Sacó su cámara de la mochila, y la encendió mientras buscaba con la mirada a sus amigos. Era un pequeño evento, y los pocos estudiantes de su salón de clases habían tenido la suerte de ser seleccionados para asistir allí. 

Una vez que su cámara estaba encendida, prosiguió a tomar las fotografías que la maestra le había pedido. A lo lejos vio a Carlos y Perla discutir sobre algo, y no dudo en tomarles una foto. 

Todo estaba bien, hasta que de un momento a otro se escuchó una explosión cerca del lugar y todos gritaron asustados. 

Otra explosión se escuchó mucho más cerca y por último el olor a gas llegó a sus fosas nasales, indicándole que algo andaba mal con todas esas explosiones. 

Caminó hacia la salida y antes de que pudiese salir del lugar, el piso debajo de ella colapsó y no pudo evitar caer, perdiendo el conocimiento rápidamente.

No supo en qué momento la sacaron de ese lugar, sólo que ya no sentía su cuerpo siendo presionado con nada. 

Personas hablaban y la llamaban, pero no quería despertar, se sentía tan cómoda en los brazos de ese ser extraño que lo único que quiso, que ese maravilloso sueño nunca se acabara. Abrió los ojos un momento, viendo a dos hombres hablando en voz baja, subió la mirada hacia la persona que la tenía en sus brazos, encontrándose con una hermosa sonrisa, la cual correspondió y luego volvió a perder el conocimiento. 

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