Ellos simplemente ignoraron la opinión de Celeste, dejándola sin palabras...Después del desayuno, los dos salieron juntos al trabajo. Andrés ya los estaba esperando abajo del edificio. Al verlos salir, abrió respetuosamente la puerta del carro de inmediato. Lorenzo subió al vehículo, pero Celeste no. De pie junto al carro, le dijo:—Jefe, iré a la oficina por mi cuenta.Lorenzo, con expresión tranquila, acomodó los puños de su camisa con sus largos dedos y le respondió:—Como gustes, pero faltan solo quince minutos para llegar tarde. Si quieres tomar el camión, date prisa. Andrés, vámonos.Al escuchar estas palabras, a Andrés le costó trabajo contener la risa. No cerró la puerta de inmediato porque Celeste subió al carro tan hábilmente como un conejito. La empresa era estricta en este aspecto; si los empleados llegaban tarde, les descontaban cien pesos. Al ver la escena, Andrés no pudo evitar reír, cerró la puerta y se dirigió al asiento del conductor.—Jefe, hoy tienes varias citas.
De repente, su teléfono volvió a vibrar. Era una solicitud de contacto de Margarita. Celeste la aceptó y de inmediato recibió una serie de imágenes de diferentes estilos de ropa de lujo para mujeres, desde modelos de principios de otoño hasta los de principios de invierno. Luego vinieron las imágenes de joyería, calzado y bolsos. Su teléfono no dejaba de vibrar, llegando a entumecerle la mano. Cuando finalmente se detuvo, llegó un mensaje de texto de Margarita:[Señorita, a ver si hay algún estilo que te guste. Solo necesitas decirme el número de la foto. Si ninguno de ellos te convence, avísame y te buscaré algo según tus preferencias.]Como criada de Lorenzo, Margarita era meticulosa y cuidadosa en su trabajo. Celeste finalmente sintió cómo sería la experiencia de que un millonario la mantuviera... Con tantas cosas, probablemente le tomaría medio día hacer la selección, y hoy no tendría tiempo para trabajar. Ella no tenía ganas de hacer la selección... Guardó el teléfono y bajó del a
Luego de llegar a la puerta de la sala privada, Celeste empujó indecisa y se encontró con un hombre desconocido de mediana edad en el interior.—¿Eres la persona encargada de entregar los documentos? Dámelos —dijo el hombre.Celeste miró alrededor pero no vio a Lorenzo ni a Andrés. Preguntó curiosa:—Disculpe, ¿quién es usted?—Andrés me pidió que sacara los documentos. Solo necesitas dármelos.En realidad, ese hombre le dio una sensación extraña. Celeste extendió los documentos hacia él, pero de repente retiró su mano. El hombre se desconcertó por su acción y le preguntó con molestia:—¿Qué estás haciendo?—¿A qué departamento perteneces? Nunca te he visto antes —dijo Celeste mientras lo observaba.Lorenzo estaba participando en la licitación y debería haber traído a los altos directivos de la empresa. Ella conoció a todas las figuras importantes del grupo, pero nunca había visto a ese hombre.El hombre se sorprendió y luego dijo con burla:—Eres solamente una secretaria sin importanc
—¿Tienes algo que decir? —preguntó Lorenzo con una mirada fría y penetrante, emanando un aura dominante y sofocante.Celeste mostró una expresión sincera:—Si digo que Joana me ha tendido una trampa y ni siquiera conozco a ese hombre, ¿me creerás?—¿Celeste? ¿Estás loca? Incluso si quieres limpiar tu nombre, ¡no me difames con eso porque tu acusación es ridícula! ¿Crees que todos nosotros somos estúpidos? —respondió Joana a la defensiva.Lorenzo entrecerró los ojos y, de repente, agarró el cuello de Celeste, sus ojos aterradores la miraban fijamente.—Celeste, ¿¡te atreves a traicionarme!?Dado que su cuello fue apretado, Celeste frunció el ceño de dolor y lo miró incrédula, pronunciando unas palabras con dificultad:—¿No me crees? ¿Por qué? Él sabía muy bien que ella había tenido la oportunidad de envenenarlo, ¡pero ella nunca lo hizo! ¡Y ahora creía en Joana en lugar de en ella!—No lo he hecho… Es ella quien… me ha incriminado… —dijo ella con voz entrecortada, con resentimiento, fr
Jacob y Lorenzo tenían una estatura similar, eran ambos altos y delgados, por lo que ella lo confundió con Lorenzo al principio. Tal vez Lorenzo la había salvado varias veces, y cuando ella se encontraba en peligro, pensaría que la primera persona en acudir a rescatarla sería él.Celeste bajó la mirada con cierta decepción. Lorenzo la consideraba una traidora y ni siquiera quería verla, ¿cómo era posible que regresara a salvarla?El hombre que estaba allí, al ver la presencia de Jacob, se marchó discretamente sin decir nada más.—Celeste, ¿cómo estás? —preguntó Jacob y se agachaba frente a ella.Al ver que ella se cubría la rodilla, sin esperar a que hablara, extendió la mano para levantarle el dobladillo de la falda para revisar su lesión.—Estoy bien —dijo Celeste y apartó su mano.La mano de Jacob quedó suspendida en el aire por un momento, mostrando una mezcla de emociones complicadas en sus ojos. ¿Acaso ella ya odiaba tanto su contacto?—¿Por qué estás aquí?—Quedé contigo para al
Melodía le hizo una serie de preguntas y Celeste le contó todo lo sucedido ese día.—Entonces, ¿Lorenzo cree que lo traicionaste? ¿Cómo puede desconfiar tanto de ti? —exclamó Melodía incrédula.Celeste esbozó una sonrisa amarga. Ella creía que, después de todo este tiempo conviviendo, al menos había un poco de confianza entre ellos. Sin embargo, hoy ella se dio cuenta de que, él solo estaba interesado en su cuerpo. Cuando él estaba alegre, pasaría un tiempo jugando con ella. Entre ellos no había llegado a la situación de hablar del tema de “confianza”.Melodía hizo una pausa antes de continuar:—Aunque Lorenzo fue duro, para ser honesta, bajo tal circunstancia, su desconfianza también fue normal. Después de todo, el plan de aquella mujer fue perfecta. Deberías explicarle toda la situación.Celeste meneó ligeramente la cabeza:—Olvídalo. Él no confiará en mí y no va a querer escuchar mis explicaciones.En realidad, ella había intentado explicarle, pero él no le creyó. Ni siquiera le hiz
Andrés se acercó al escritorio y le dirigió una mirada complicada a Lorenzo, luego le dijo:—Jefe, Celeste no quiere venir. Dijo que, le creas o no, ella no es la traidora.Hizo una pausa, y finalmente decidió hablar:—Se nota que ella está muy enfadada y decepcionada. ¿Necesitas consolarla un poco?En realidad, ellos sabían que Celeste no era la traidora y que Lorenzo lo hizo por alguna razón. Sin embargo, de todas maneras, ellos habían llegado a esa situación.Lorenzo se detuvo un poco. Frunció el ceño y le respondió con su voz fría:—Ya lo sé.¿ Eso es todo? Andrés, como la persona que podía adivinar los pensamientos de Lorenzo, ahora tampoco entendió su significado. Al verlo seguir trabajando con detenimiento, decidió no molestarlo más y retirarse primero.Lorenzo siguió revisando los documentos. No esperaba que la joven tuviera tanto carácter y no quisiera regresar a su lado. Sin embargo, si él iba a buscarla, solo la malcriaría más. Sería mejor esperar a que ella entrara en razón
Esa imagen tan cautivadora como si fuera una escena sacada de una película.Jacob se quedó pasmado por unos segundos, su rostro se sonrojó y desvió la mirada de ella hacia la pared de al lado.—¿Puedo entrar? —dijo.Celeste también se dio cuenta tarde de lo inapropiado de su atuendo, y se ruborizó de inmediato:—Discúlpame, espera un momento.Después de cerrar la puerta, regresó cojeando a su habitación, donde se cambió a una ropa deportiva holgada y cómoda, de pantalón y suéter largos. Al salir de la habitación, miró la puerta cerrada con cierta emoción compleja en sus ojos. Después de pensar un poco, decidió abrir la puerta.—Creí que no me ibas a abrir de nuevo —dijo Jacob parado en el pasillo, su rostro aun ligeramente sonrojado, pero le sonrió con suavidad.En realidad, Celeste realmente lo había pensado, pero ya que él había venido hasta aquí, evadirlo tampoco sería la solución. Le dejó un espacio y le dijo:—Pasa.Jacob notó que Celeste caminaba de manera un poco rara. Con los p