Subieron al autobús turístico y llegaron a la zona de descanso. Andrés le dijo a Celeste que Lorenzo estaba ocupado con un asunto importante y que no era conveniente interrumpirlo. Sería mejor que esperara aquí.Celeste miró hacia el campo de golf y vio a varias personas caminando lentamente por el amplio césped verde mientras sostenían palos de golf. De un vistazo, notó a dos hombres que tenían aproximadamente la misma estatura. Estaban conversando, pero la mirada de Celeste se posó en el hombre que llevaba ropa deportiva blanca. Era Lorenzo. Aunque estaban lejos, no podía distinguir claramente los rasgos faciales de Lorenzo, pero su singular y extraordinaria presencia lo hacía resaltar entre la multitud.Había alrededor de siete u ocho personas en ese grupo, incluyendo a dos o tres mujeres. Junto a Lorenzo estaba Joana. De repente, Joana tropezó y estuvo a punto de caer. Lorenzo, que estaba a su lado, la sostuvo con la mano, luego intercambiaron algunas palabras. Después, Lorenzo lev
En lugar de enojarse, Lorenzo curvó sus delgados labios con interés. Ninguna mujer se había atrevido a desafiarlo así, pero Celeste lo hacía, y Lorenzo no solo no se ofendía, sino que lo encontraba divertido. El tono despreocupado de Lorenzo encendió la ira de Celeste:—Lorenzo, Viviana no tiene rencor contra ti. ¡Ella es inocente! ¿De verdad quieres hacerle daño?Como una leona enojada, Celeste se volvió aún más encantadora, y Lorenzo se sintió cada vez más complacido por sus reacciones. Extendió la mano y le acarició la cabeza, pero el rostro de Celeste cambió rápidamente y apartó la cabeza para evitar su contacto. La gran mano de Lorenzo quedó suspendida en el aire, entrecerró los ojos y, de repente, agarró con fuerza su cabeza, despeinando su cabello con un gesto autoritario.Celeste quedó acorralada contra la pared, sin posibilidad de escape. Lorenzo era demasiado dominante. Siempre lograba lo que quería, incluso en asuntos triviales como acariciar su cabeza…—Ya te dije que no so
Pronto, Andrés obtuvo el paradero de Rosalina y Viviana. Hace dos horas, alguien ingresó al hospital y las secuestró, llevándolas a un almacén en las afueras de la ciudad. Viviana se desmayó por el asusto mientras que Rosalina resultó herida. Ya fueron llevadas al hospital.—¿Has descubierto quién fue el culpable? —preguntó Lorenzo fríamente.—Jefe, los secuestradores se escaparon y nuestro equipo está ocupado rescatando a las víctimas. Aún no hemos descubierto la identidad de los responsables —respondió Andrés respetuosamente.La voz de Lorenzo sonó fría:—Tu eficiencia está disminuyendo cada vez más.En realidad, Andrés ya había sido muy rápido al encontrarlas en tan poco tiempo, pero Lorenzo aún no estaba satisfecho. Andrés se puso un poco nervioso.—Jefe, los atraparemos lo más pronto posible.—No importa qué método utilicen.Dicho esto, Lorenzo colgó la llamada. Miró fijamente a Celeste con su mirada sombría:—Las han encontrado. Vayamos al hospital ahora.Sin siquiera mirarla, se
Celeste leyó la nota con detenimiento. Los ingredientes estaban clasificados según su nivel de aceptabilidad para Lorenzo, siendo cinco estrellas la categoría menos favorable. En la lista, se podía ver que las vísceras eran totalmente inaceptables para él, y también otros alimentos que le resultaban demasiado picantes, como el ajo...Celeste miró el papel lleno de anotaciones y se quedó desconcertada. No podía creer que hubiera una persona que llegara a odiar las naranjas y las uvas. Con tantas preferencias alimenticias de Lorenzo, era increíble que no tuviera deficiencias nutricionales y pudiera crecer tan alto. Complacer a los ricos era una tarea tan complicada...Poco después, Andrés envió algunos paquetes de ingredientes a la casa. Aparte de algunas verduras, todos eran ingredientes de lujo. Celeste organizó las cosas y las guardó en el refrigerador, luego comenzó a cocinar con algunos de ellos.¡Poom!De repente, Celeste volcó una botella de salsa de soya, y el líquido espeso y o
En la cocina, Celeste se dio la vuelta para sacar un tazón. De repente, vio a Lorenzo que se paró no muy lejos de ella. Se dio un sobresalto al verlo.—Jefe, ¿ya terminaste tu trabajo? —preguntó ella dejando de lado la cuchara.Un poco apenada, alisó un poco el dobladillo de la camisa. Le explicó:—Es que se ensució mi falda y tuve que usar tu ropa...Aunque no era la primera vez que usaba su ropa, Celeste aún se sentía un poco incómoda. Por más que jalara del dobladillo, apenas le cubría hasta la mitad de los muslos. Lorenzo entrecerró los ojos. Le gustaba verla usando su ropa, pero en este momento... ¿realmente quería dejarlo comer...?Sintiéndose incómoda por la mirada ardiente del hombre, Celeste cambió de tema:—La cena ya casi está lista. Espera un momento.La mirada de Lorenzo recorrió sus blancas piernas. En su mente, se le cruzó la imagen de esas piernas enredadas en su cintura, pero no dijo nada y fue a sentarse a la mesa del comedor. Incluso si él no tenía apetito, ella tení
Después de enterarse, Celeste se sintió mucho más aliviada. Si esas cosas no le causaban problemas, sería perfecto.—De ahora en adelante, vivirás conmigo —dijo Lorenzo.—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó Celeste confundida.Lorenzo respondió con calma:—Los que fueron al extranjero son sólo peones, hay personas detrás de ellos. Si se enteran de que los salvé, se preguntarán por qué los salvé. No se atreverán a hacerme daño, pero podrían atreverse a hacerte algo. Estar a mi lado te mantendrá a salvo, ¿entiendes?Celeste no lo había considerado antes. Miró fijamente el atractivo y frío rostro del hombre, y una emoción compleja pasó por sus ojos. ¿Él estaba preocupado por ella...?Celeste se mordió el labio y vaciló:—Probablemente no llegue a tanto…No quería vivir con él. ¿Un hombre y una mujer viviendo solos?Lorenzo soltó una risa fría y la rechazó con voz gélida y dominante:—Te sugiero que no tengas pensamientos estúpidos como “probablemente”. Así se queda. Mañana haré que Andrés te ayude
Cuando Celeste recobró el sentido, ya se encontraba en la cama, con el cuerpo fuerte del hombre presionándola, sin dejarle ningún lugar para escapar.—¡Lorenzo! —exclamó ella.El beso del hombre se posó de nuevo, pero Celeste había apartado la cara con respiración agitada:—Todavía no ha llegado el momento que acordamos, no puedes obligarme a hacerlo.Lorenzo la miró fijamente con una mirada oscura y peligrosa. En realidad, en momentos como este, Celeste sentía un poco de temor hacia Lorenzo. Por un lado, en estos momentos ella no era rival para él. Y por el otro lado, siempre le causó mucho dolor. Claro, había momentos placenteros, pero luego solo quedaba el dolor. No importaba cuánto le doliera, Lorenzo no la dejaba escapar, y sus recuerdos de estos encuentros solo se reducían al dolor.Quizás el miedo había llegado a su límite, de alguna manera Celeste encontró un gran valor y giró la cabeza. Sus ojos llorosos se encontraron con las profundas y oscuras pupilas de Lorenzo.—Señor Va
La profunda voz de Lorenzo resonaba en la mente de Celeste mientras su rostro se tornaba rojo. Decidió dejar de pensar en esas cosas. Dejó la manta y se levantó de la cama, dirigiéndose al baño. Después de alistarse, salió a la sala, pero no encontró rastro de Lorenzo. ¿Se habría ido a trabajar?—Señora, ha despertado.En ese momento, se escuchó una voz respetuosa de una mujer de mediana edad detrás de ella. Era una criada vestida con uniforme y delantal que le mostró una sonrisa radiante.—Señora, he preparado el desayuno. Estará listo enseguida. Por favor, espere un momento.Celeste se quedó perpleja por un segundo y sonrió amargamente:—Te has equivocado, no soy la esposa de Lorenzo, solo soy su secretaria.—¿No lo eres? Entonces…Esa mujer había aparecido en la casa de Lorenzo por la mañana, pero no era su esposa... Aparentemente, la relación entre ellos definitivamente no era normal. La sirvienta reaccionó pronto y mantuvo la sonrisa:—Lo siento, mucho, me equivoqué. Por favor, no